Cuando las temperaturas caen y los paisajes se cubren de nieve, el invierno se convierte en una prueba de supervivencia para los animales de todo el mundo.
Desde las madrigueras subterráneas donde algunos se refugian del hielo y el viento, hasta los caparazones que actúan como abrigos naturales, las criaturas de la Tierra despliegan estrategias que desafían la imaginación.
Cada táctica, por simple o compleja que parezca, es un recordatorio de la capacidad infinita de la naturaleza para encontrar soluciones frente a los desafíos más extremos.
Un hogar bajo tierra
Muchas especies terrestres de América del Norte, como las arañas lobo, logran sobrevivir al invierno excavando en el suelo, escondiéndose bajo capas de hojarasca o refugiándose dentro de troncos huecos, de acuerdo con National Geographic.
“La diferencia de temperatura entre una superficie helada de nieve o hielo y unas pocas pulgadas por debajo de esta suele ser sorprendente”, explica el ecólogo conductual y experto en arañas de la Universidad de Cincinnati a la revista
“En el ambiente subniveano, que a veces alcanza unos pocos grados por encima del punto de congelación, muchas arañas e insectos permanecen activos a pesar del frío extremo”.
Estos insectos de ocho patas dependen del calor ambiental para regular su temperatura corporal por lo que su metabolismo se ralentiza, permitiendo que conserven energía.
Otras especies como las arañas tejedoras construyen sacos de huevos con muchas capas de seda que funcionan como aislantes térmicos, asegurando la supervivencia de los embriones durante el invierno.
Además, ciertas arañas poseen una sorprendente estrategia bioquímica para resistir las heladas. Durante las frías noches de otoño, producen compuestos especiales similares a los anticongelantes, que evitan la formación de cristales de hielo en sus cuerpos. Este ingenioso mecanismo les permite sobrevivir al invierno sin daños, preparándose para el renacimiento de la primavera,
Un refugio a prueba de todo
Las tortugas implementan un mecanismo curioso. Para empezar, cuando llega el invierno reducen al mínimo su actividad hasta alcanzar un estado muy bajo de energía.
Las tortugas pintadas optan por sumergirse en el fondo de lagos o estanques y pasan el invierno bajo el agua. Estos cuerpos de agua las protegen de congelarse, incluso si la superficie se congela.
Según National Geographic estos reptiles son ectodérmicos, esto significa que su temperatura corporal se adapta a la del agua circundante, lo que los hace resistentes al frío.
Además, algunas tortugas tienen la capacidad de respirar a través del agua en lugar de usar aire. Jackie Litzgus, bióloga, explica a la revista que cuando estos animales de sangre fría están a bajas temperaturas, requieren menos oxígeno.
Esto permite que obtengan el oxígeno necesario de la columna de agua mediante vasos sanguíneos cercanos a la superficie de su piel, la boca y la cloaca. En casos extremos donde no hay suficiente oxígeno, las tortugas pintadas y mordedoras producen ácido láctico que es neutralizado por calcio de sus caparazones.
Un abrazo para entrar en calor
Cuando llega el frío, las abejas europeas tienen una estrategia increíble para sobrevivir al invierno: se refugian en sus colmenas y forman un gran grupo compacto conocido como “racimo invernal”.
A diferencia de otros insectos que hibernan o quedan inactivos, las abejas melíferas permanecen activas dentro de la colmena y trabajan juntas para mantenerse calientes.
En este racimo, las abejas obreras se agrupan alrededor de la reina, quien ocupa el lugar más cálido en el centro. Para generar calor, las abejas mueven los músculos que normalmente utilizan para volar, pero en este caso no agitan las alas, sino que los contraen rápidamente para producir calor.
Toda la energía que consumen durante el invierno se destina únicamente a mantener la temperatura de la colmena. Incluso las abejas que se encuentran en la capa más externa del grupo, donde hace más frío, logran sobrevivir al mantenerse en movimiento y compactar el enjambre cuando las temperaturas bajan aún más.
El refugio de las ardillas
Las ardillas listadas, pertenecientes a la familia de las ardillas, se diferencian de las ardillas de cola tupida porque no están visibles durante todo el invierno. Durante esta temporada permanecen en sistemas de madrigueras que han construido, que incluyen túneles y cámaras donde almacenan alimentos como nueces y semillas.
“Pasan día en un estado de letargo, durante el cual su frecuencia cardíaca desciende de aproximadamente 350 pulsaciones por minuto a un solo dígito, y su temperatura corporal desciende de 94 grados fahrenheit a la temperatura ambiente de la madriguera, hasta llegar a 40 °F”, menciona National Geographic al respecto.
Un nuevo hogar
El colibrí garganta rubí, un ave extremadamente pequeña cuyo peso es similar al de un centavo, puede cruzar el Golfo de México, una distancia de 800 kilómetros, en un solo día para llegar a regiones más cálidas.
Más del 70% de las aves de traspatio en EE. UU. y Canadá migran al sur para el invierno, según Jill Deppe, directora de la Iniciativa de Aves Migratorias de la Sociedad Nacional Audubon. Aunque muchos no identifican qué aves son, notan que sus patios se vuelven más silenciosos en otoño.