En la región de Nunavik, en el norte de Quebec, Canadá ha ofrecido disculpas a los Inuit por la matanza masiva de perros de trineo ocurrida entre las décadas de 1950 y 1960.
Este acto, que devastó a las comunidades al privarlas de su capacidad para cazar y desplazarse, fue reconocido por el gobierno canadiense como una injusticia histórica.
El Ministro de Relaciones entre la Corona e Indígenas, Gary Anandasangaree, viajó el pasado 23 de noviembre a Kangiqsujuaq para expresar el arrepentimiento del gobierno y anunciar una compensación de 45 millones de dólares canadienses, según informó la agencia Reuters.
Una disculpa tardía
Pita Aatami, presidente de Makivvik, la organización que representa a los Inuit de Quebec, explicó que miles de perros de trineo fueron abatidos por la Real Policía Montada de Canadá (RCMP) y otras autoridades en los asentamientos inuit desde mediados de los años cincuenta.
Estos equipos de perros eran fundamentales para la cultura inuit y sus tradiciones de caza, permitiendo el rápido desplazamiento por los vastos paisajes helados del norte de Canadá.
Según Reuters, la matanza de los perros de trineo provocó inseguridad alimentaria y económica para los Inuit de Nunavik, además de la pérdida de sus métodos tradicionales de acceso a la tierra, generando heridas emocionales profundas y duraderas.
“Se les quitó la independencia, ya no podían salir a la tierra y no había medios para cazar”, declaró Aatami a Reuters en una entrevista telefónica. Además agregó que este gesto junto con la compensación llegan con mucho retraso.
La disculpa se suma a la emitida en 2019 a los Inuit de la región de Qikiqtani, que incluye la Isla de Baffin, por políticas federales traumáticas como la separación familiar y la matanza de perros de trineo, conocidos como qimmiit o quimmeq.
Anandasangaree declaró que el gobierno acepta la responsabilidad por su papel en este trágico episodio y lamenta profundamente los daños causados.
“Hoy, el Gobierno de Canadá aceptó la responsabilidad por su papel en una terrible injusticia histórica y ha expresado su profundo pesar y sus por los daños infligidos por la matanza de qimmiit en Nunavik, declaró.
El quimmiit o qimmeq es valorado por su capacidad para trabajar arduamente en condiciones extremas del Ártico. Desde una edad temprana, los perros son socializados y cuidados para que puedan cumplir su papel al lado de los cazadores, de acuerdo con el artículo Quimmeq, el perro sin alma entre los inuit de la revista de ciencias sociales Tabula Rasa.
En 2006, la RCMP realizó una investigación interna sobre la matanza de perros de trineo y se exoneró de cualquier irregularidad, argumentando que las muertes se llevaron a cabo por razones de seguridad pública.
Sin embargo, Aatami y otros líderes inuit sostienen que los perros fueron abatidos para mantener a los Inuit, en su mayoría nómadas, en comunidades asentadas, comparando estas acciones con otros impactos significativos de la colonización, como la reubicación de familias en otras partes de Canadá y la obligación de enviar a los niños a escuelas residenciales.
Una conexión especial
En la cultura tradicional inuit, los perros no sólo eran esenciales para cazar y viajar en trineos, sino que también se les daba un lugar especial en su mundo espiritual, aunque no se les atribuía un alma como a otros animales, de acuerdo con el artículo de Tabula Rasa.
Esta relación se caracteriza por la colaboración mutua: los perros ayudan a los cazadores inuit en sus expediciones, permitiéndoles rastrear presas y trasladarse grandes distancias a través de trineos en la nieve. A cambio, los inuit cuidan y alimentan a los perros, aunque en tiempos de escasez extrema también pueden comerlos.
Aunque hoy en día la llegada de tecnologías modernas y el cambio climático han afectado esta relación, los perros siguen siendo un símbolo de identidad cultural para los inuit, representando una conexión con su historia y tradiciones ancestrales.