En el área de Los Ángeles, los leones de montaña están demostrando una notable capacidad de adaptación al modificar sus hábitos para evitar el contacto humano.
Según un reciente estudio publicado en la revista Biological Conservation, estos felinos han pasado de aprovechar las tranquilas horas del amanecer y el atardecer a realizar sus actividades principalmente durante la noche.
La adaptación nocturna de estos depredadores no solo muestra su ingenio, sino también los desafíos que enfrentan en un entorno cada vez más compartido con la expansión urbana.
Nuevas rutinas, nuevos escenarios
El estudio titulado “La recreación humana influye en la actividad de un gran carnívoro en un paisaje urbano” fue realizado por académicos de las universidades de California, de la Universidad de Nebraska y de Pomona.
Los investigadores analizaron el comportamiento de 22 leones en las Montañas de Santa Mónica entre 2011 y 2018. Utilizaron collares GPS para rastrear a los felinos y compararon sus movimientos con los datos de actividad humana recopilados en la plataforma Strava, que registra ejercicios físicos.
Los resultados mostraron que en áreas con alta actividad recreativa, los leones de montaña ajustaron sus horarios de actividad, prefiriendo la noche sobre el amanecer o el atardecer, momentos en los que solían ser más activos.
Este comportamiento adaptativo sugiere que los leones están evitando el contacto con las personas, lo que les permite coexistir en espacios compartidos.
“Encontramos que los pumas eran menos activos durante el día y encontramos un apoyo marginal para períodos más prolongados de inactividad durante las horas del día cuando estaban cerca de áreas de alta recreación. Los pumas con áreas de distribución en áreas con alta recreación estuvieron inactivos durante aproximadamente una hora más del día en comparación con los individuos en áreas de baja recreación”, menciona la investigación.
Sin embargo, contrario a lo que se podría esperar, estos leones no se han habituado completamente a la gente, sino que conservan un miedo que es crucial para evitar conflictos y riesgos de mortalidad, sobre todo por colisiones vehiculares.
Mientras que las hembras leonas tienden a ser más activas durante el día comparadas con los machos, su actividad a menudo está restringida para evitar a los machos que pueden representar un riesgo para ellas y sus crías.
Además, las actividades recreativas en áreas montañosas pueden crear un estrés acumulativo en los pumas, algo que podría afectar su salud física, sus patrones de movimiento e incluso su capacidad para cazar.
Un fenómeno que se repite
Este fenómeno no es exclusivo de los leones de montaña de Los Ángeles. Según los académicos en estudios previos se ha indicado que muchos mamíferos alrededor del mundo están adoptando hábitos nocturnos para minimizar el contacto con humanos.
Un estudio de 2019 en la revista Ecology Letters reveló que incluso el sonido de voces humanas puede ahuyentar a estos depredadores, reduciendo su actividad significativamente.
Además de la presión humana, los leones de montaña en Los Ángeles enfrentan otros desafíos, como carreteras transitadas, incendios forestales, exposición a rodenticidas, baja diversidad genética y hábitats fragmentados.
Las actividades recreativas humanas se suman a estos factores de estrés, afectando potencialmente la energía que los felinos necesitan para cazar y realizar otras actividades esenciales.
A pesar de estos desafíos, la académica que participó en la investigación Ellen C. Bolas expresó optimismo sobre la capacidad de adaptación de los leones de montaña. “La flexibilidad que vemos en la actividad de los leones de montaña es lo que nos permite compartir estas áreas naturales”, afirmó en un comunicado. “Los leones de montaña están haciendo el trabajo para que la coexistencia sea posible”.