Lecciones para evitar la extinción: una especie clave contra el cambio climático tiene mucho que enseñar

En un escenario donde las especies al borde de la extinción suelen enfrentarse a un destino inevitable, la cotorra serrana occidental emerge como un símbolo de esperanza y resiliencia.

Esta colorida ave, endémica de la Sierra Madre Occidental que comparten Estados Unidos y México, ha superado sus peores momentos gracias a un esfuerzo colectivo sin precedentes.

Lo que una vez fue un grupo reducido y en peligro crítico, ahora cuenta con más de dos mil ejemplares, gracias al trabajo coordinado de organismos gubernamentales, organizaciones sin fines de lucro y comunidades locales.

La cotorra serrana occidental es un ave de pico negro, plumaje verde brillante que puede puede medir hasta 38 cm, de acuerdo con el manual Santuario Cotorra Serrana Occidental realizado en octubre de 2023 por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (CONANP).

Conocida localmente como “guaca”, en 1995 fue clasificada como especie en peligro de extinción, de acuerdo con National Geographic. Hoy en día, gracias a la CONANP, la Organización Vida Silvestre (OVIS), el Zoológico de San Diego y comunidades locales la población de esta especie ha aumentado a 2,500 ejemplares y se prevé que continúe creciendo.

Algunas de las causas por las que esta especie comenzó a disminuir fue la caza y la tala en el hábitat de los bosques de pinos de los loros, además de enfermedades y la captura ilegal de aves para el comercio de mascotas.

“La observación más preocupante ha sido la presencia de ectoparásitos en los polluelos y en las cavidades de los nidos. Se han identificado cuatro tipos diferentes de parásitos…pueden ser devastadores para los polluelos recién nacidos, ya que muchos de los insectos son hematófagos (chupa sangre)”, menciona el sitio oficial del Zoológico de San Diego.

La página explica que el aumento de las temperaturas y las lluvias, relacionado con el cambio climático, podría estar elevando la cantidad de larvas de moscas parásitas que atacan a los polluelos, un fenómeno preocupante observado recientemente en muchos polluelos de América del Sur pues estas larvas pueden dañar o incluso matar a los jóvenes pájaros, afectando su supervivencia.

Los veterinarios del zoológico han creado tratamientos para las aves y sus nidos usando solo compuestos orgánicos, lo que significa que tienen un impacto mínimo en el bosque y los animales que viven allí.

Aunado a este esfuerzo se creó el Santuario Cotorra Serrana Occidental en el estado de Chihuahua, México. Con un espacio de 418 mil hectáreas se consolida como el principal sitio de reproducción de esta especie.

Esta ave es un elemento fundamental para cuidar de la salud de los bosques, pues reforesta estos espacios a través de la dispersión de semillas.

Cuando las aves frugívoras se alimentan de frutas, ingieren las semillas que luego son excretadas o regurgitadas en diferentes áreas, contribuyendo a la siembra natural, de acuerdo con el artículo Dispersión de semillas por aves en un paisaje de bosque mesófilo en el centro de Veracruz, México publicado por la revista chilena de historia natural.

“Las aves son los dispersores que más contribuyen en el proceso de sucesión del bosque ya que ingieren frutos y defecan o regurgitan las semillas en áreas abiertas”, menciona el artículo.

Este proceso es especialmente valioso para restaurar bosques dañados, ya que las aves pueden llevar semillas de plantas pioneras, esenciales para iniciar la recuperación de la vegetación.

En un estudio realizado en el bosque mesófilo de montaña en Veracruz, se encontró que las aves dispersaban una diversidad de semillas, facilitando la recuperación del bosque al proporcionar condiciones adecuadas para el crecimiento de nuevas plantas.

Esto demuestra que las aves no sólo son vitales para mantener la biodiversidad, sino que también son aliadas importantes en los esfuerzos de restauración pasiva de ecosistemas.

Su plumaje presenta una notable coloración roja en la frente, los hombros y los muslos. Bajo sus alas, tiene una franja amarilla visible durante el vuelo, y su anillo ocular también es amarillo.

La cotorra serrana occidental vive en grupos dispersos a lo largo de la Sierra Madre Occidental, desde los bosques templados de Chihuahua, donde anida entre abril y septiembre, hasta los estados de Michoacán y Jalisco, donde pasa el invierno, de acuerdo con información de la CONANP.

Su alimentación se basa principalmente en semillas de pino, como el pino huiyoco y el pino de Arizona, y cuando escasean, también consume bellotas de encino. Estas cotorras suelen forrajear en parvadas, buscando árboles grandes que puedan soportarlas.

Durante la incubación, el macho realiza la mayoría del forrajeo. Se adaptan a hábitats parcialmente degradados y prefieren anidar en cavidades naturales, como las generadas por rayos o adecuadas a partir de huecos hechos por el pájaro carpintero collarejo.