Una ballena de aleta, clasificada como especie en peligro de extinción, fue encontrada varada cerca de un sendero costero en Anchorage, la ciudad más grande de Alaska, atrayendo la curiosidad de muchos.
Este hecho ha llevado a la participación de biólogos que intentan esclarecer las causas de su muerte, de acuerdo con la agencia de noticias Associated Press.
El cuerpo del cetáceo, que medía 14.3 metros de largo, similar al ancho de una cancha de baloncesto universitaria, era una hembra y tenía probablemente entre 1 y 3 años de edad.
Un misterio sin resolver
La ballena, que es la segunda especie de cetáceo más grande del mundo, fue anclada a la orilla por biólogos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), responsable de la gestión de los recursos oceánicos y sus hábitats en Estados Unidos y personal de Alaska Veterinary Pathology Services para permitir la recolección de muestras.
Las ballenas de aleta, que pueden alcanzar hasta 26 metros de longitud y pesar entre 40 y 80 toneladas, enfrentan diversas amenazas como colisiones con embarcaciones, enredos en artes de pesca, ruido submarino y los efectos del cambio climático, según NOAA.
Mandy Keogh, coordinadora de varamientos de mamíferos marinos de la institución, explicó que es poco común ver a estas ballenas tan cerca de Anchorage y que las mareas altas recientes podrían haber empujado al animal hacia el interior del brazo de mar.
El proceso de análisis de las muestras recolectadas podría no revelar la causa exacta de la muerte debido a la descomposición del cuerpo o la ausencia de lesiones evidentes, mencionó Keogh. Mientras tanto, los biólogos esperan completar su trabajo y dejar que la marea se lleve el cadáver de la ballena.
Un grupo de niños, acompañados por sus padres, se acercó a la costa de Knik Arm para observar de cerca el cadáver de una ballena de aleta. Este inusual avistamiento cerca de Anchorage ha despertado el interés de la comunidad local.
Entre los visitantes, Daisy Grandlinard comentó que fue una experiencia educativa para los niños, quienes pudieron ver de cerca las características físicas de la ballena.
“Fue realmente interesante para los niños poder sentirlo, tocar el fondo porque tenía huellas, casi como un trineo. Y solo ver el tamaño, fue genial… Ya habíamos estudiado ballenas hace un par de semanas, así que fue divertido ver una en persona y decir: ‘Oh, así es como se ven las barbas en la vida real”, mencionó a AP.
El evento ha generado un interés significativo en la comunidad, con personas cruzando los bancos de lodo para observar al gigante marino. Sin embargo, el destino final del cadáver de la ballena sigue siendo incierto, ya que dependerá de las corrientes y mareas, según explicó Mahoney, otro de los expertos involucrados en el caso.
El destino de la ballena de aleta
La ballena de aleta es la segunda especie de ballena más grande del mundo, solo superada por la ballena azul. Se encuentra en todos los océanos del planeta y su nombre proviene de una aleta distintiva en su espalda, cerca de la cola, de acuerdo con NOAA Fisheries.
Al igual que otras grandes ballenas, las ballenas de aleta fueron cazadas por balleneros comerciales, lo que redujo significativamente sus poblaciones. Inicialmente, no eran el objetivo de los balleneros debido a su velocidad y su hábitat en océano abierto.
Sin embargo, con la modernización de los métodos de caza, como la introducción de barcos a vapor y arpones explosivos, y tras la disminución de otras especies más fáciles de cazar, se dirigieron hacia las ballenas de aleta. Se estima que durante mediados del siglo XX, se mataron aproximadamente 725,000 en el hemisferio sur.
Actualmente, el mayor riesgo para esta especie son los choques con embarcaciones. La ballena de aleta está catalogada como en peligro de extinción según la Ley de Especies en Peligro y como agotada según la Ley de Protección de Mamíferos Marinos.