En el mundo de la miel, el oso representa la felicidad y la dulzura, mostrando este jarabe como un alimento delicioso, lo que ha convertido a esta especie en un ícono rentable tanto en productos como en entretenimiento.
La elección del oso como símbolo de la miel proviene de la naturaleza, ya que algunos osos incluyen este alimento en su dieta. De las ocho especies, solo tres la consumen regularmente: los osos malayos, los pardos y los negros.
Según la página web de la compañía Zarbee’s, dedicada a la producción de artículos con miel, no todos los osos tienen acceso a una colmena. Los osos polares, por ejemplo, debido a su hábitat no se sienten atraídos por el aroma o el color de un panal.
¿Por qué los osos comen miel?
Zarbee’s explica que el alto contenido de azúcar de la miel la convierte en una excelente fuente de energía para estos mamíferos, especialmente en épocas de escasez, cuando despiertan de la hibernación.
Tras la hibernación, los osos buscan alimentos que les aporten grasas y proteínas; encuentran estos nutrientes en los huevecillos y las larvas de abejas que se alojan dentro de los panales.
Aunque las abejas intentan defender sus panales de los osos, pero su grueso pelaje las detiene y rara vez logran herirlos durante estos asaltos.
Los riesgos para los osos en los colmenares
Las granjas apícolas, enfrentan una problemática significativa con la llegada de la primavera: la búsqueda de alimento de los osos. Estos encuentros representan una amenaza tanto para las colmenas, con pérdidas económicas para los apicultores y el riesgo al enfrentarse contra los osos.
Para los osos el irrumpir en colmenares puede generar diferentes conflictos con los seres humanos por el deseo de ahuyentarlos, por ello muchos apicultores instalan cercas electrificadas para evitar intervenciones. Esta solución puede provocarles dolor y en ocasiones dejarlos atrapados, generando lesiones graves.
Otro problema, aunque menos visible, es el impacto en la dieta de los osos, pues al no estar cercados los colmenares, les puede generar dependencia desbalanceando la alimentación natural de los osos, lo que a largo plazo puede afectar su salud y sus hábitos.
La Fundación Oso Pardo en España, dedicada a la conservación de hábitats para osos en peligro de extinción, recomienda el uso de cercas eléctricas, pero subraya la necesidad de que los apicultores trabajen junto a las autoridades para minimizar el impacto en los osos.