Gatos que parecen perros: la inquietante moda de los “gatos bully” y sus consecuencias

Criadores priorizan genes de razas sin pelo y con patas cortas para que se parezcan lo más posible a la raza canina american bully XL

Criadores priorizan los genes del esfinge para que los gatos nazcan sin pelo. (Imagen ilustrativa/REUTERS/Ints Kalnins)

Desde hace muchos años, la cría selectiva en gatos tiene dos objetivos: el primero, mantener a las diferentes razas lo más puras posibles, mientras que el segundo se enfoca en priorizar rasgos estéticos o físicos específicos para lograr una apariencia determinada.

En la actualidad, existe una tendencia de criar gatos para que se parezcan a la raza canina american bully XL. Los criadores de esta nueva mezcla priorizan el gen que da origen a la falta de pelo en los esfinges y el responsable de las patas corta de la variante munchkin, dando como resultado un animal compacto y robusto.

Gracia Carroll, profesora de comportamiento y bienestar animal de la Facultad de Psicología en la Queen’s University Belfast (Reino Unido), escribió en un artículo reciente para The Conversation que los “gatos bully” tuvieron su origen en Estados Unidos y llegaron a Reino Unido tras la prohibición de los american bully en 2023.

Problemas por todas partes

También aprovechan el gen de los munchkin que dan origen a sus patas cortas para darles una apariencia compacta y robusta. (Imagen ilustrativa/Pexels)

Citando a Marjan van Hagen y Jeffrey de Gier, expertos en bienestar animal y reproducción de la Universidad de Utrecht, Carroll explicó que mutaciones como las que se presentan en estas variantes pueden traer “graves consecuencias” para su salud.

Estas van desde la dificultad para regular su temperatura corporal hasta hacerlos más susceptibles a infecciones respiratorias, quemaduras solares y cáncer de piel debido a la falta de pelo ocasionada por el gen del gato esfinge.

Las patas cortas características de los munchkin son culpables de limitar la capacidad de salto de las mascotas y ponerlos en desventaja durante las peleas.

Carroll señaló que existen criadores que afirman que los ejemplares de esta nueva mezcla son “saludables y viven mucho tiempo”, sin embargo, enfatiza que “todavía es demasiado pronto para determinar su salud y bienestar a largo plazo”.

“En este caso, el parecido entre los gatos y perros bully tiene más que ver con el diseño impulsado por el hombre, donde se prioriza la apariencia”, escribió la experta en su artículo.

Un portavoz de The NatureWatch Foundation (NWF) declaró en diálogo con el periódico británico The Telegraph que es “impactante” ver cómo los “gatos bully” comenzaron a aparecer en Reino Unido.

“Hemos visto prácticas de cría cada vez más extremas en el mundo de los perros en los últimos años, y parece que ahora hay gente sin escrúpulos que centra su atención en explotar a los gatos de la misma forma”, lamentó el portavoz.

Dan O’Neill, profesor asociado de epidemiología de animales de compañía en el Royal Veterinary College, calificó como “desgarrador” el ver que los felinos domésticos sufren “a causa de la invención del “gato bully”.

Señaló también que “es probable” que la expectativa de vida de esta raza sea corta.

La importancia de una crianza ética

Expertos señalaron la importancia de priorizar la salud de los animales sobre su estética. (REUTERS/Ints Kalnins)

Carroll planteó en su artículo de The Conversation la interrogante de si podría esta nueva raza sobrevivir sin ayuda de los humanos y puso de ejemplo a las vacas de raza azul belga, cuyas crías nacen con músculos muy desarrollados. Este factor hace que nazcan por cesárea en más del 90% de los partos.

O el de los pollos de engorde modernos, quienes crecen a un ritmo mucho más acelerado que sus contrapartes salvajes.

La especialista explicó que si a estas variantes se les permite vivir “más allá de la edad habitual de sacrificio”, muchos no sobrevivirían, lo que plantea la teoría de que los “gatos bully” no tendrían una esperanza de vida amplia sin contar con el cuidado de los seres humanos.

“Los futuros propietarios de mascotas deben ser conscientes de los riesgos asociados a la posesión de razas mutantes y experimentales”, añadió Carroll antes de enfatizar que los consumidores pueden “disuadir” a los criadores para que eviten priorizar rasgos estéticos por encima de la salud de los felinos al negarse a “comprar razas con características extremas”.

“Una moda hacia la crianza ética podría garantizar que los gatos del futuro sean más sanos, felices y libres de disfrutar de un comportamiento felino natural, como trepar, saltar y descansar al sol. Deberíamos dejar que los gatos sean gatos”, concluyó la especialista en comportamiento y bienestar animal.