En la naturaleza existen animales que consumen etanol como parte de su dieta normal, sin embargo, tienen problemas cuando la concentración es superior al cuatro por ciento.
Un estudio reciente, publicado el 21 de octubre en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, detalla los hallazgos de un equipo de investigadores que descubrió cómo la avispa oriental (Vespa orientalis) puede consumir “cantidades extremadamente altas de alcohol” sin sufrir ningún tipo de consecuencia mortal.
Los investigadores explicaron que la increíble capacidad de la especie que habita en gran parte de Asia, África y Europa se debe a una “alta tasa de metabolismo del etanol”, posible gracias a múltiples copias del gen de la alcohol deshidrogenasa, o NADP+.
Avispas alcohólicas y sin resaca
En el artículo titulado “Tolerancia y metabolización eficiente de concentraciones extremadamente altas de etanol por una avispa social”, Sofía Bouchebti y sus colegas informaron que este alcohol es un “subproducto natural” en el proceso de fermentación del azúcar presente en múltiples frutas y su néctar.
Detallaron que “la toxicidad inherente” de la sustancia puede causar daños graves en las especies que consumen bajas concentraciones de etanol a pesar de haber evolucionado para incorporarlo en sus dietas naturales, siendo la cantidad común cercana al 4 por ciento.
Descrita como una “avispa social” V. orientalis es capaz de sobrevivir al consumo de concentraciones de hasta un 80% sin que esto represente un riesgo significativo para su esperanza de vida.
El equipo de investigadores demostró que las avispas orientales son mejores metabolizando el etanol que ingieren que las abejas de la miel.
“Estos hallazgos apoyan la hipótesis de que la relación mutualista entre los organismos productores de etanol y los huéspedes véspidos puede ser el origen de su notable capacidad para utilizar y metabolizar el alcohol”, revelaron en su estudio.
Un impresionante hallazgo
National Geographic informó que la capacidad de estos insectos puede deberse a la relación que tienen con la levadura de cerveza silvestre. Estos microorganismos no soportan el frío, por lo que sobreviven alojándose en los vientres de las avispas durante el invierno.
Como parte de su relación de mutualismo, la levadura fermenta la fruta de la que se alimentan sus huéspedes, proporcionándoles algo de energía extra.
Bouchebti, quien es ecóloga del comportamiento en la Universidad Ben Gurion (Israel), alimentó junto a su equipo a más de 2.000 ejemplares de esta avispa con una sustancia que contenía cerca de un 80% de etanol. Pronto notaron que eran incapaces de volar o caminar de manera adecuada.
“Una vez incluso vi a algunos individuos tumbados boca arriba. Estaba bastante segura de que iban a morir, pero cuando volví a mirarlos unos minutos después, se habían recuperado por completo”, declaró la autora del estudio.
Añadió que lo que más les sorprendió de esta capacidad fue la ausencia de efectos negativos. Fue entonces que decidieron aumentar la concentración máxima hasta alcanzar el 80 por ciento.
Chris Alice Kratzer, entomólogo de profesión, comentó en diálogo con el medio que no le sorprende que estos animales desarrollaran tal capacidad y reveló que “muchas frutas” alcanzan la maduración durante el otoño, época en la que existe un “pico de desarrollo” de los insectos.
“La capacidad de ingerir líquido de la fruta podrida es importante para su supervivencia. Según mis observaciones personales, la mayoría de las especies de avispas sociales no pueden ingerir etanol sin emborracharse con sus gásteres”, dijo Kratzer.
Para Bouchebti, su estudio únicamente es “el principio”, pues afirmó que aún “queda mucho por descubrir”.