Geckos tokay y su “sexto sentido”: científicos hacen sorprendente descubrimiento

Una parte del oído interno les permite percibir vibraciones bajas de entre 50 a 200 hertz, algo que los peces y anfibios también son capaces de hacer

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Científicos descubrieron que el gecko
Científicos descubrieron que el gecko tokay cuenta con un "sexto sentido". (Wikimedia)

El gecko tokay (Gecko gecko) es una especie de reptil conocida por su característico y llamativo patrón que no deja de sorprender a la comunidad científica con sus capacidades únicas. Un equipo de científicos descubrió recientemente que cuentan con un talento al que describieron como un “sexto sentido”.

Los hallazgos de su investigación fueron publicados el 4 de octubre en la revista Current Biology, ahí detallan que estos animales son capaces de detectar vibraciones de muy baja frecuencia gracias a una parte de su oído interno conocida como sáculo, la cual está relacionada con el mantenimiento del equilibrio.

Autores de la investigación señalan que este descubrimiento podría estar presente en otras especies de reptiles, algo que ayudaría a comprender de mejor manera la forma en que estos animales se comunican entre sí y cómo sus sistemas sensoriales evolucionaron a lo largo de millones de años.

El sexto sentido de los geckos

Este hallazgo puede ayudar a
Este hallazgo puede ayudar a la ciencia a comprender de mejor forma la comunicación en otros animales.

Catherine Carr, coautor y profesora de biología en Maryland University (Estados Unidos), explicó en un comunicado de prensa que el oído se encarga de escuchar los sonidos que se transmiten a través del aire, sin embargo, “esta antigua vía interna, que normalmente está vinculada al equilibrio”, también ayuda a los geckos tokay a detectar vibraciones que viajan en el suelo o agua.

“Esta vía existe en anfibios y peces, y ahora se ha demostrado que también se conserva en lagartijas”, acotó la investigadora. Dicho descubrimiento significa una posible nueva respuesta a cómo evolucionó el sistema auditivo de diferentes animales, incluidos peces y humanos.

El órgano ligado a la investigación es capaz de detectar vibraciones débiles de entre 50 a 200 hertz.

Dawei Han, autor principal del estudio, señala que el descubrimiento de su equipo puede significar una “mejor comprensión” tanto de la comunicación como el comportamiento en otros animales cuyas capacidades eran consideradas “limitadas”.

Utilizan una parte de su
Utilizan una parte de su oído interno para detectar vibraciones de baja frecuencia.

El científico señala que se tenía el pensamiento de que algunas especies de serpientes y lagartos eran “sordas” o “mudas” porque “no vocalizaban sonidos ni los oían bien”.

“Pero resulta que podrían estar comunicándose a través de señales vibratorias utilizando esta vía sensorial, lo que realmente cambia la forma en que los científicos han pensado sobre la percepción animal en general”, añadió el investigador a cargo del estudio.

Ahora, la investigación “ofrece una ventana única” a cómo los sistemas sensoriales de los vertebrados evolucionaron a lo largo de los años, algo que, a su vez, plantea la posibilidad de que la transición de un ambiente acuático a terrestre tuvo que sortear “cambios más complejos y graduales”.

“Piense en lo que ocurre cuando asiste a un concierto de rock en vivo. Es tan fuerte que puede sentir que toda su cabeza y cuerpo vibran en el campo sonoro. Puede sentir la música, en lugar de sólo oírla”, ejemplificó Carr.

Tal sensación, de acuerdo con la investigadora, “sugiere que el sistema vestibular humano puede ser estimulado durante esos conciertos ruidosos”, algo que podría significar que tanto el oído interno como el equilibrio pueden “estar estrechamente vinculados”.

La importancia de sus descubrimientos

Actualmente son una especie catalogada
Actualmente son una especie catalogada por la UICN como "de menor preocupación".

Para Carr y Han, su investigación podría ser una ventana de salida para futuros estudios que se centren en la evolución de estos órganos sensoriales y que puede extenderse incluso “más allá del mundo de los reptiles”.

“A medida que descubrimos estos mecanismos ocultos, también obtenemos una imagen más rica y matizada de cómo los animales perciben e interactúan con su entorno y, potencialmente, nuevos conocimientos sobre nuestras propias experiencias sensoriales”, concluyó Han.

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