En la sabana africana habita un ave considerada como uno de los principales depredadores aéreos de su ecosistema. Se trata del águila marcial (Polemaetus bellicosus), una criatura que figura dentro de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie en peligro de extinción.
Son los ejemplares más grandes de las águilas africanas y son capaces de derribar a un hombre adulto. Especialistas del Parque Nacional Kruger detallaron que sus patas tienen fuerza suficiente como para romperle el brazo a una persona.
Pesa 6.5 kilos, tiene una envergadura aproximada de 1.8 metros y llegan a medir alrededor de 81 centímetros de largo. Su dieta está conformada por aves de corral, francolines y avutardas, aunque un equipo de investigadores recientemente descubrió que también se alimentan de cachorros de león.
El águila que convierte a depredadores en presas
Científicos publicaron a inicios de septiembre un estudio en la revista Ecology and Evolution. Ahí, reportaron siete registros de depredación o intento de depredación de cachorros de león por parte de águilas marciales en la región de Mara, Kenia.
Explicaron que los intentos de depredación resultaron en la muerte de nueve cachorros de león. La mayoría fueron consumidos.
Stratton Hatfield, candidato a doctorado en la Universidad de Wageningen e Investigación en los Países Bajos y coautor de l estudio, contó durante una entrevista con National Geographic que las águilas marciales observan a los leones y “piensa: ‘Voy a cazarlos sistemáticamente’”.
“Sus garras son simplemente enormes utensilios para matar. Desde la perspectiva de un depredador, son impresionantes por lo que son capaces de hacer”, admitió el investigador.
Hatfield enfatizó que esta conducta es “realmente” un testimonio claro de “la naturaleza depredadora de las águilas marciales” y explicó que la operación no está exenta de riesgos, sin embargo, los conocen todos y aún así deciden proceder con la cacería.
“Cuando van a cazar a un cachorro de león, lo hacen con un gran reconocimiento de los riesgos”, dijo el científico. Una de las amenazas más grandes a las que se enfrentan las águilas cuando desean atrapar a las crías son sus madres.
“(Las leonas) literalmente saltan en el aire para intentar derribar al águila marcial. Se puede ver cómo fijan sus ojos en algo, luego se agachan y se lanzan”, recordó Hatfield.
En este caso específico, Hatfield relató que el águila consiguió esquivar exitosamente el ataque de la leona y salió volando sin atrapar a su presa, sin embargo, catalogó la operación como “estúpido”. “Uno se pregunta si alguna vez están haciendo algo sólo por diversión”, añadió.
Una especie en peligro de extinción
Aunque este comportamiento se describió recientemente, la especie es conocida desde hace muchos años. Registros de la UICN las catalogan como una especie en peligro de extinción debido a amenazas como la persecución directa por parte de agricultores locales.
Las personas de la zona disparan, colocan trampas y envenenan a las aves para deshacerse de ellas. No obstante, el ahogamiento en embalses de paredes escarpadas, electrocución en líneas eléctricas, alteración y degradación de sus hábitats son otros de los factores que afectan negativamente a las poblaciones.
Estas aves suelen anidar en torres de alta tensión y a su vez provocar cortes en el servicio eléctrico, creando un conflicto entre la vida silvestre y los asentamientos humanos locales.
En Kenia se han registrado en el pasado casos de “envenenamiento selectivo” como rerpresalia por la depredación del ganado doméstico. Aunque la deforestación y disminución de las presas con que se alimenta comúnmente también juegan un papel clave en el aumento del riesgo de extinción de las águilas marciales.