Durante un estudio realizado en 2014 por la Universidad Estatal de Oregón, científicos escucharon un extraño y nuevo sonido: la vocalización de una ballena con tintes “mecánicos”. Lo nombraron “Biotwang”.
Al no tener ningún indicio de qué pudo haberlo emitido, se limitaron a teorizar que la fuente era alguna ballena barbada (Mysticeti), sin embargo, no se determinó la especie, de acuerdo con un comunicado de prensa de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos.
Cuatro años más tarde, en 2018, investigadores de la NOAA detectaron 10 grupos diferentes de ballenas de Bryde (balaenoptera brydei), en nueve de ellos registraron a Biotwang, confirmando así su procedencia con ayuda de la inteligencia artificial.
¿Cómo cantan las ballenas?
Como una estrategia de investigación, especialistas de la NOAA recurren a “grabadoras acústicas pasivas de largo plazo” que registran sonidos en lugares remotos y de difícil acceso.
Tan sólo en el Pacífico Norte, existen grabadoras que registran sonidos desde 2005, capturando un total de 500 terabytes de datos. Escuchar todas estas grabaciones le tomaría a los científicos casi 200.000 horas, es decir, aproximadamente 23 años.
“Como el Biotwang no fue identificado antes, los investigadores no tenían idea de dónde podrían encontrarlo en este mar de datos”, escribieron los expertos de la NOAA en su comunicado.
Fue entonces que decidieron aliarse con Google y su inteligencia artificial de aprendizaje automático. Gracias a su apoyo, fue posible identificar cuándo y dónde ocurrieron los registros de Biotwang en el pasado “en cuestión de horas”, en lugar de muchos años.
Los resultados de su investigación fueron publicados recientemente en la revista científica Frontiers in Marine Science, en donde especificaron que se identificó la “presencia estacional constante” de múltiplos Biotwangs en el archipiélago de las Marianas y al este de la isla Wake.
Sus descubrimientos los llevó a teorizar que el característico sonido podría ser “un llamado específico” perteneciente a una población de ballenas de Bryde que habitan en el Pacífico Norte occidental.
La emisión del Biotwang coincide con la migración de la especie, pues, según detallaron en el comunicado, existe un pico entre febrero y abril, así como uno mayo entre agosto y noviembre.
“Hubo muchos Biotwangs en 2016, durante un año fuerte de El Niño, y casi ninguno se escuchó en 2021, un año de La Niña”, explicaron los expertos.
Tales descubrimientos llevaron a pensar que las ballenas se alimentan a lo largo de corrientes oceánicas que a su vez se ven “fuertemente influenciadas” por el fenómeno conocido como Oscilación Decenal del Pacífico.
Qué representa este descubrimiento
Debido al cambio climático, los periodos cada vez más largos de El Niño y La Niña, podrían impactar negativamente en la vida de las ballenas, pues esto significa que deberán viajar más lejos y esforzarse mucho más para encontrar su aliento.
“Ahora sabemos que las ballenas de Bryde producen Biotwangs y los patrones geográficos y estacionales de sus llamadas”, aseguraron los miembros de la NOAA:
Dichos datos podrán ayudar a los científicos a tener “una mejor idea” sobre la distribución de la población de estos cetáceos y, a su vez, conocer de una forma más conveniente sus patrones de movimiento, lo que, por su parte, ayudará a idear planes de protección más efectivos para la especie.
Actualmente las ballenas de Bryde buscan salvarse de la extinción bajo la Ley de Protección de Mamíferos Marinos de Estados Unidos.