Nueva Zelanda está de manteles largos luego de que la mañana del 16 de septiembre se anunciara al pingüino de ojos amarillos (Megadyptes antipodes) como el ave del año, de acuerdo con un comunicado de prensa emitido por Forest and Bird, organización a cargo de la votación.
Esta curiosa ave, cuyo nombre maorí (Hoiho) significa “gritadora de ruido” y es “notoriamente tímida” a pesar de su “fuerte y estridente” llamado, se llenó de gloria durante la competencia con 6.328 votos y porta la brillante corona por segunda ocasión, pues ya había sido seleccionada como ganadora en 2019.
Gran parte de su éxito durante esta edición se debió gracias a una campaña organizada por el Museo Tujura Otago, cuyos miembros del staff reunieron a un “equipo de ensueño” de simpatizantes que incluían organizaciones ambientales locales, al equipo de rugby Highlanders y hasta una empresa que elaboró una cerveza especial en su honor.
Ruidosos y curiosos
Charlie Buchan, gerente de marketing del museo, declaró que esta no sólo es una victoria para el curioso pingüino, sino para toda la comunidad de Dunedin y las organizaciones que dedican sus esfuerzos a protegerlos.
“Se necesita un pueblo, y Dunedin tiene una comunidad increíblemente solidaria que realmente valora su fauna y sus paisajes mundialmente famosos. Por eso somos la capital de la fauna y la flora y organizamos el Festival de la Naturaleza de Nueva Zelanda”, añadió Buchan.
Actualmente los pingüinos de ojos amarillos figuran dentro de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie en peligro de extinción.
Entre las amenazas expuestas por los especialistas de la organización se encuentra la captura incidental con redes de enmalle, la introducción de especies invasoras como los hurones, armiños, perros y gatos salvajes.
En la isla principal de Auckland se estimó que una hembra de león marino y su cría solían alimentarse de entre 20 y 30 aves al año únicamente en la península de Otago, mientras que los incendios accidentales en las zonas de cría se convirtieron en una amenaza “poco frecuente”.
Esta ave podría ser una de las especies de pingüinos más raras del mundo y es exclusiva de Nueva Zelanda. Viven en pequeñas poblaciones ubicadas en la costa este de Te Waipounamu, la isla Rakiura Stewart y en las islas Auckland y Campbell, según se expuso en el comunicado.
Nicola Toki, director ejecutivo de Forest and Bird, declaró que “este descubrimiento no podría haber llegado en un mejor momento”, pues el icónico pingüino “está desapareciendo de Aotearoa (Nueva Zelanda en maorí) continental ante nuestros ojos”.
Una especie amenazada
Cifras de Yellow Eyed Penguin Trust, organización dedicada a la conservación de esta especie de pingüino, revelan una disminución del 78 por ciento de pájaros capaces de reproducirse en los últimos 15 años y un “masivo” 18% únicamente el año pasado.
“Los hoiho están siendo atacados desde todos los ángulos. Sufren enfermedades horribles como la difteria y son atacados por perros”, lamentó Toki.
Según el director ejecutivo de la organización a cargo de la votación, los polluelos de estas aves son amenazadas por depredadores introducidos capaces de “acabar” con los sitios de reproducción por completo “en una sola temporada”.
“Se están ahogando en las redes y no encuentran suficiente comida. Nuestros hoiho necesitan urgentemente áreas marinas protegidas para darles una oportunidad de sobrevivir”, añadió Toki sobre lo que necesitan los pingüinos para asegurar su futuro.
Buchan admitió que la campaña de votación creó consienta, sin embargo, aún necesitan que estos esfuerzos se traduzcan a un “apoyo tangible”.