Un gigantesco tiburón se convierte en cena para otro depredador más grande: el primer caso registrado

La víctima era una hembra embarazada de tiburón cailón, una especie que puede medir hasta 3.7 metros de largo y alcanzar 230 kilos de peso

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La hembra fue devorada por
La hembra fue devorada por un depredador aún más grande. (Jon Dodd/School of Life Sciences, Arizona State University vía EFE)

Un equipo de investigadores de Estados Unidos descubrieron el primer caso conocido de un tiburón cailón (Lamna nasus) que fue comido por un depredador aún más grande. El misterio del carnívoro que acabó con la vida del animal marino que puede alcanzar hasta los 3.7 metros de largo y hasta 230 kilos de peso fue descrito en la revista científica Frontiers in Marine Science.

Brooke Anderson, autora principal del estudio y ex estudiante de posgrado de la Universidad Estatal de Arizona, declaró en un comunicado que este es el “primer evento documentado de depredación de un tiburón cailón en cualquier parte del mundo”.

El misterio que rodea el caso es digno de una novela policíaca, pues la víctima era una hembra preñada de 2.2 metros de largo. Los científicos propusieron a dos especies como sospechosos principales: el tiburón blanco (Carcharodon carcharias) y al marrajo de aleta corta (Isurus oxyrhinchus), pues son depredadores “lo suficientemente grandes” como para devorar a la cailón embarazada.

Un inesperado descubrimiento

La hembra pertenece a una
La hembra pertenece a una especie que alcanza los 3 metros de largo y más de 200 kilos de peso. (Imagen ilustrativa/Wikimedia)

La historia del “crimen marino” comenzó entre 2020 y 2022, cuando Anderson y su equipo de investigadores capturaron unos cuantos cailones como parte de su estudio sobre sus hábitos de migración. Todos los ejemplares fueron equipados con etiquetas satelitales conocidas como “PSAT”, las cuales se encargaban de transmitir la ubicación actual de los tiburones cada vez que sus aletas dorsales salían a la superficie del agua.

Continuamente almacenan información como la temperatura y profundidad del agua y la envían después de un período determinado. Uno de los especímenes marcados era la hembra de 2.2 metros de largo. El equipo de Anderson tenía esperanzas de conocer más detalles sobre este ejemplar, pues podrían identificar hábitats importantes para las madres de la especie.

158 días después de su liberación en el océano, el PSAT de esta hembra transmitió sus datos almacenados desde las aguas de las Bermudas, lo que era señal de que se había desprendido de la aleta del tiburón y ahora flotaba sobre la superficie.

Cuando estuvo sujeta a la hembra, la etiqueta satelital registró que nadó durante cinco meses a una profundidad de entre 100 y 200 metros durante la noche y entre 600 y 800 a lo largo del día en aguas que iban desde los 6.4 hasta los 23.5 grados centígrados.

De manera repentina, el 24 de marzo de 2021 y los cuatro días siguientes, la temperatura de la etiqueta satelital se mantuvo en los 22 grados constantes y a una profundidad promedio de entre 150 y 600 metros, lo que era señal de una única posibilidad: la hembra portadora del PSAT fue devorada por un depredador aún más grande.

Sólo existen dos sospechosos

Uno de los sospechosos principales
Uno de los sospechosos principales es un tiburón blanco. (Imagen ilustrativa/Pixabay)

Quien atacó y se alimentó de la cailón preñada debió excretar la etiqueta satelital cuatro días después de su festín, momento en el que empezó a transmitir sus datos al equipo de Anderson.

Según detallan los especialistas, uno de los sospechosos podía ser un marrajo de aleta corta, quienes se alimentan de cefalópodos, marsopas, tortugas marinas y aves marinas, sin embargo, el tiburón blanco es la especie con mayor probabilidad de haber atacado a la hembra embarazada, pues suelen incluir en su dieta a ballenas, delfines, focas y rayas.

“La depredación de una de nuestras cailones preñadas fue un descubrimiento inesperado”, detalló Anderson, quien dijo que a veces se tiene la concepción de que los tiburones son se encuentran en el tope de la cadena alimenticia, no obstante, la tecnología y los avances actuales le permiten a los científicos averiguar que “las interacciones de los grandes depredadores podrían ser incluso más complejas”.

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