El oso andino (Tremarctos ornatus), mejor conocido como oso de anteojos o antifaz por el característico pelaje blanco que rodea sus ojos dándole la apariencia de que trae puestas un par de gafas, es un mamífero omnívoro de tamaño mediano que oscila entre los 1.6 y 1.8 metros de largo.
Habita en los Andes de Sudamérica, en países como Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Actualmente, figura dentro de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie vulnerable a la extinción debido a múltiples factores.
Entre las principales amenazas que ponen en riesgo las poblaciones de osos de anteojos se encuentra la destrucción y alteración de sus hábitats, sequías, temperaturas extremas, tormentas, inundaciones, así como la construcción de caminos y ferrocarriles, de acuerdo con los especialistas de la UICN.
El majestuoso “oso decorado”
Su típico pelaje blanco que rodea los ojos se extiende hasta la parte inferior del pecho, que, a su vez, le da una apariencia única, misma que hace honor a su nombre científico (Tremarctos ornatus) u “oso decorado”.
Al ser animales omnívoros, los osos andinos comen de todo; expertos del zoológico de San Diego (Estados Unidos) detallan que se alimentan de 20 tipos diferentes de animales y 300 variedades de plantas, siendo estás últimas sus preferidas, especialmente las palmeras, bromelias y frutas.
Algunas veces se alimentan de ganado muerto, otras lo cazan ellos mismos y, en ocasiones, devoran los campos de maíz que plantan agricultores, lo que tiende a generar conflictos.
Expertos del parque temático informan que existe la creencia de que esta especie se comunica vocalmente en mayor medida que otros osos, a excepción de los pandas gigantes.
Su comunicación se basa en vocalizaciones únicas que no son típicas de un oso, pues éstas suelen ser chillidos agudos y suaves ronroneos, mientras que las hembras pueden recurrir a distintos sonidos para comunicarse con sus crías.
Son animales comúnmente solitarios, sin embargo, suelen reunirse en pequeños grupos para alimentarse en zonas donde abunda la comida, ya sea un área repleta de árboles frutales.
Su predilección por comer fruta juega un papel importante en la naturaleza, ya que los osos excretan las semillas conforme se desplazan a lo largo de su hábitat, permitiendo así la producción de una nueva generación de árboles.
Las hembras dan a luz a entre uno y tres cachorros dentro de una madriguera aislada. Los oseznos son indefensos durante sus primeras semanas de vida y dependen por completo de sus madres. No salen de su lugar de nacimiento hasta que cumplen un par de meses de edad.
Una especie en peligro de extinción
Debido a las amenazas anteriormente expuestas, los osos andinos corren un gran riesgo de extinguirse. Según los especialistas del zoológico de San Diego, esta especie se encuentra protegida por las leyes de comercio internacional, sin embargo, aún son objetivo de los cazadores furtivos, quienes los capturan por su carne, grasa y partes del cuerpo.
Existe una serie de estrategias para evitar que esta especie se extinga, uno de los más grandes es el Plan de Supervivencia de Especies (SSP) de la American Association of Zoos and Aquariums (AZA). Especialistas del zoológico de San Diego aseguran que su trabajo amplía su conocimiento científico para ayudar a la conservación de los osos andinos.
El mayor número de osos vive en las fronteras entre Colombia, Ecuador y Perú, y, según cifras del World Wildlife Fund (WWF), se estima que la población habitante de los Andes del norte está compuesta por entre 6.000 y 10.000 ejemplares que habitan libres en la naturaleza.