Cola, una perra de dos patas y pelaje negro, busca un hogar permanente desde hace más de 17 meses. A pesar de ser una excelente compañera y tener una personalidad radiante, ninguna persona ha mostrado interés por sacarla de Twenty Paws Rescue (TPR), el refugio de animales con base en Nueva York, Estados Unidos, a cargo de su protección.
La mascota llegó al albergue a inicios de 2023 desde la India, luego de que Kanan Animal Welfare, una organización animalista aliada de TPR, la rescatara de las calles antes de velar por su bienestar en un refugio desde 2020.
Rachel, cofundadora de TPR, explicó durante una entrevista con la revista estadounidense People que Cola “no tiene limitaciones”, pues a pesar de usar una silla de ruedas para perros, es capaz de correr y usar escaleras sin ningún problema. “Juguetear en la nieve es su actividad favorita. Le encanta atrapar copos de nieve con la nariz”, dijo.
Cola y su inquebrantable espíritu
Cola tiene 3 años y durante toda su vida ha esperado la llegada de un dueño responsable que la acepte en su hogar. Rachel aseguró que sus esperanzas de adopción en el refugio de la India “eran inexistentes”.
“Intervenimos para proporcionarle un hogar de acogida, atención médica adicional y encontrar ese milagroso hogar definitivo”, explicó la cofundadora del albergue sobre la llegada de la cachorra al continente americano.
Aunque ahora se caracteriza por su personalidad juguetona y amable, la perra no siempre fue así, pues cuando llegó era muy “tímida y temerosa”, según recordó Rachel durante su diálogo con People.
A la perra le fueron amputadas sus ambas patas traseras cuando todavía era una cachorra, es esta una de las principales razones por las que es capaz de recorrer el mundo a su manera, pues su cuerpo se adaptó conforme creció.
“Es muy ágil y rápida, pero algunos de los compromisos físicos que tuvo que hacer para adaptarse a su apariencia diferente tuvieron un costo”, dijo Rachel.
La cofundadora dijo haber entendido que la transición de la vida en un refugio de la India a su nuevo hogar de acogida en un continente completamente diferente es “un gran cambio para cualquier perro”.
“Con el tiempo, Cola empezó a salir de su caparazón y estaba lista para conocer al resto de la manada en su hogar de acogida”, contó la guardiana temporal de la mascota, quien aseguró que la vida de la mascota ahora es más feliz, pues juega en el jardín durante el día y por las noches se “acurruca” con sus amigos.
La lucha por conseguirle a Cola un hogar
Uno de los objetivos principales de los voluntarios del refugio, además de procurar el bienestar de la mascota, es encontrarle un hogar, sin embargo, no puede ser cualquiera. Sus dueños tienen que ser “pacientes y cariñosos”.
“Cola tarda en acostumbrarse a la gente nueva, pero una vez que se siente cómoda, se vuelve dulce, cariñosa, leal y amorosa”, detalló Rachel.
En su hogar temporal es muy activa y “sigue el ritmo” de las demás mascotas. Su guardiana está segura de que es “una niña única con un pasado aún más singular” y que el éxito en su nueva casa dependerá de una familia que “comprenda su pasado y le ayude a vivir la vida con la máxima libertad, espíritu y amor”.
Además de buscarle un hogar, los miembros del albergue tratan de conseguir un “dispositivo de movilidad” que se adapte mejor a sus necesidades.
“Aunque (la silla de ruedas) era de alta calidad y estaba ajustada a los ángulos de su cuerpo, algo no encajaba”, admitió Rachel.