La inusual batalla por salvar a las guacamayas rojas de la extinción

La destrucción de su hábitat y la cacería furtiva redujeron las poblaciones de guacamayas. Hoy y desde hace varios años, un grupo de conservacionistas busca salvarlas de desaparecer

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Es una especie de ave característica por su colorido plumaje. (Wikimedia)
Es una especie de ave característica por su colorido plumaje. (Wikimedia)

La guacamaya roja (Ara macao cyanoptera) es un ave con colorido plumaje de color escarlata, azul y amarillo que habita en México y América Central. Es considerada como una especie “altamente vulnerable” por los funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) de México.

Se diferencia de su pariente de América del Sur (Ara macao macao) por la configuración de colores de sus alas. Su dieta se basa principalmente en semillas, frutos, tallos de hojas nuevas y bromelias.

Su población actual está restringida a la Selva Lacandona, Chiapas, aunque históricamente se distribuyeron en otros estados mexicanos como Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Campeche.

El declive de la colorida especie

Investigadores y científicos llevan a cabo planes para conservar a la especie. (Wikimedia)
Investigadores y científicos llevan a cabo planes para conservar a la especie. (Wikimedia)

Esta restricción ocurrió principalmente por la “acelerada destrucción de su hábitat”, siendo la devastación del bosque tropical perennifolio, la perturbación de su área de vivienda, así como la depredación de sus nidos por parte de aves y mamíferos las principales amenazas que ponen en riesgo a las poblaciones de guacamayas. También sufren las consecuencias del saqueo de polluelos para su venta ilegal en el mercado negro.

Actualmente es considerada por el Gobierno mexicano como una especie en peligro de extinción que la identifica en la NOM-059-SEMARNAT-2001, mientras que, desde 2008, la Ley General de Vida Silvestre establece en su artículo 60 bis 2 que “ningún ejemplar de ave” que pertenezca a la familia de los psitácidos (Psittacidae), “cuya distribución natural sea dentro del territorio nacional, podrá ser sujeto de aprovechamiento extractivo con fines de subsistencia o comerciales”.

Debido a que es una especie vulnerable a la extinción el la venta exterior de guacamaya roja está prohibido y figura en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), así como en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En el país se llevan a cabo diferentes estrategias para frenar la extinción de la especie, entre las que se encuentran operativos para combatir el tráfico ilegal y para proteger al especimen en “zonas de distribución”.

La inusual batalla para salvarla de la extinción

Actualmente son considerados como una especie en peligro de extinción. (Wikimedia)
Actualmente son considerados como una especie en peligro de extinción. (Wikimedia)

En la actualidad quedan aproximadamente 1.000 ejemplares en la naturaleza, por lo que Diego Noriega, biólogo y director del Programa de Protección, Conservación y Reintegración de la Guacamaya Roja, hace lo posible para salvarlos de la extinción.

De acuerdo con reportes de National Geographic, Noriega se encarga de cuidar a las crías recién nacidas rescatadas de los cazadores furtivos con el objetivo de que se desarrollen adecuadamente y puedan ser liberadas en la naturaleza una vez sean mayores.

Noriega saca a los polluelos de las incubadoras y los alimenta cada dos horas, no obstante, sus esfuerzos ayudan a combatir el cruel destino que enfrenta la especie.

El biólogo dijo para NatGeo que cuando ve volar a las aves que rescató se siente “orgulloso”, pues sabe que sin su intervención “habrían acabado muy mal: en el mejor de los casos, en una jaula en algún lugar; y en el peor, muertas por el camino”, declaró.

Los cazadores furtivos aprovechan la conducta monógama de las guacamayas, quienes suelen anidar en los mismos lugares año con año.

Noriega aseguró que su objetivo no es el de enfrentarse a los cazadores, pues suelen estar armados. Calificó la situación como “una competición” por ver quién llega primero a los nidos.

Los polluelos reciben el apoyo de la población silvestre de loros que fueron criados en la Estación Biológica de Chajul y quienes les “enseñan trucos y consejos clave para su supervivencia”.

“Puede que hayan perdido la conexión sanguínea con sus padres, pero tendrán una buena vida dentro de su propia especie en su hábitat natural”, reflexionó el biólogo.

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