El día que una ardilla paralizó al segundo mercado de valores más importante de EEUU

El roedor apagó el servicio de cotización automática de Nasdaq tras provocar un corte de energía en donde se encontraba el centro de computación principal del mercado de valores. Perdió la vida tras su “travesura”

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El roedor apagó el servicio
El roedor apagó el servicio de cotización automática de Nasdaq en 1987. (Jesús Aviles/Infobae)

El 9 de diciembre de 1987 parecía un día normal para los empleados de la National Association of Securities Dealers Automated Quotation (Nasdaq), el segundo mercado de valores y bolsa de valores automatizada más grande de Estados Unidos, hasta que una ardilla aventurera decidió “cortar” la energía y provocar una pausa de 82 minutos.

De acuerdo con reportes de la época del New York Times, el roedor apagó el servicio de cotización automática de Nasdaq luego de provocar un corte de energía en Trumbull, Connecticut, Estados Unidos, donde se encontraba el centro de computación principal del mercado de valores.

Su travesura, que acabó en un apagón de casi hora y media, pudo impedir la negociación de casi 20 millones de acciones, según comentó un funcionario de Nasdaq al periódico estadounidense en aquel entonces.

La ardilla que paralizó Nasdaq

La ardilla ocasionó un apagón
La ardilla ocasionó un apagón de 82 minutos. (Imagen ilustrativa/Raj Mehta-USA TODAY Sports)

La energía logró ser reestablecida por la compañía United Illuminating Company a las 10:43 horas, sin embargo, el pequeño roedor no corrió con tanta suerte, pues perdió la vida en el acto.

Gracias al problema generado por la ardilla, los empleados de Nasdaq tuvieron que recurrir a un sistema computacional de respaldo ubicado en Rockville, Maryland, mientras que el servicio completo pudo reestablecerse hasta las 2:30 horas.

Enno Hobbing, funcionario de Nasdaq, declaró para el Times que el mercado de valores operaría con el sistema de Rockville hasta que se pudieran implementar todas las reparaciones en el complejo de Trumbull.

Añadió no conocer con exactitud el costo total de las reparaciones ni el tiempo que tardarían en llevarse a cabo, no obstante, aseguró que este complejo era capaz de soportar el mercado extrabursátil.

La pequeña ardilla y su travesura, muchos funcionarios tuvieron que recurrir a negociar por teléfono, método principal antes de la llegada del sistema automático.

John Barry, entonces vicepresidente de Troster Singer Corporation, comentó para el periódico estadounidense que “simplemente no puedes confiar en la energía”, mientras que Buzz Geduld, presidente de Herzog Heine Geduld Corporation en aquella época, señaló que no podía “culparles por un corte de energía, que considero un acto de Dios”.

“Hay una gran diferencia entre un problema de sistemas y un problema de energía”, concluyó Geduld.

Un objetivo frecuente de las ardillas

Otra ardilla ocasionó un problema
Otra ardilla ocasionó un problema similar 7 años después. (Imagen ilustrativa/REUTERS/Soe Zeya Tun)

Por sorprendente que parezca, esta no fue la última vez que una ardilla le ocasionó problemas a Nasdaq, pues 7 años después, en agosto de 1994, sufrió una interrupción de 34 minutos luego de que uno de estos roedores masticara el cableado de la instalación eléctrica.

El sistema de respaldo energético ubicado en Trumbull falló, ocasionando la caída. Esta, junto con un par de fallas más, fue la primera vez en 7 años, después del primer incidente con la ardilla en 1987, que Nasdaq interrumpió sus operaciones.

El incidente de la ardilla en 1994 y otro par de contratiempos durante esa semana hicieron que Joseph Hardiman, el entonces presidente de la Asociación Nacional de Corredores de Valores, se preguntara sobre si existía “alguna conexión que vincule estas cosas”, no obstante, no encontró ninguna.

Mientras que para funcionarios como Robert Antolini, el entonces principal operador de Nasdaq en Donaldson, Lufkin & Jenrette, la avería representó una pérdida de dinero, aunque dijo que “duele más por la publicidad”.

“Todos se sienten de la misma manera. No sabemos cuál es el problema. No nos importa cuál es el problema. Sólo queremos que se solucione”, declaró Antolini en entrevista para el New York Times en agosto de 1994.

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