Seymour es un gato persa que llegó al refugio Homeward Bound Cat Adoptions en Las Vegas, Nevada, en Estados Unidos, cuando tenía 9 años, sin embargo, su proceso de adaptación al lugar fue más difícil por su comportamiento hostil y cara de pocos amigos. El felino necesitaba un nuevo hogar en donde comprendieran su sentir, pero su personalidad alejaba a posibles dueños.
Kimberly Wade, integrante del albergue, consideró que la “cara amargada” del animal realmente era una fachada porque es un ser amoroso dispuesto a abrir su corazón. Los primeros días en el refugio no le gustaba que se acercaran a él, su comportamiento tímido lo volvió solitario.
Con el paso de los días se convirtió en Seymour el amoroso, en cuanto generó confianza en las personas que lo estaban cuidando salió de su caparazón y aunque el rostro de enojón nunca se le quitó, realmente disfrutaba de repartir amor a todos los voluntarios del lugar.
Ignorar lo que hay afuera
Wade explicó en entrevista para el blog Love Meow que Seymour dejó que su lado dulce saliera a relucir. “Le gustaba que le prestaran atención en su tiempo libre, había algo cautivador en él”, comentó la rescatista.
Los cuidadores hablaban con el gato todos los días para generar la confianza necesario y poder acercarse a él. Seymour no presentó problemas de salud y a las pocas semanas estaba disponible para adopción, pero tuvieron que pasar varios días para encontrar a la persona adecuada.
“Quizás su actitud gruñona o sus expresiones faciales las que alejan a la gente, pero esa es solo su primera capa. A Seymour le encanta estar donde están los humanos”, agregó la integrante de Homeward Bound Cat Adoptions.
Durante el mes de junio el gato fue testigo de 86 adopciones en el lugar, vio a cada uno de sus compañeros desfilar y salir por la puerta principal del refugio. Sus afortunados compañeros fueron abandonando el centro de adopción, incluso quienes tenían menos tiempo que él en el lugar tuvieron la suerte de conseguir una familia.
En julio el felino cambió su actitud, se sentaba en el lugar habitual en el “árbol” esperando pacientemente que alguien entrara al refugio y lo viera. Uno de los voluntarios del lugar, enternecido por la situación de Seymour, le contó a la historia del animal a su hija y ella decidió dar el primer paso para su adopción.
Solo necesitaba amor
La mujer compartió que en cuanto conoció al felino sabía exactamente qué necesitaba y ella estaba dispuesto a hacer lo necesario para darle una buena calidad de vida. Después de pasar cuatro meses resguardado en el refugio, Seymour partió hacia su nuevo hogar, donde a diferencia de su experiencia en el albergue, se adaptó rápidamente.
En cuanto la criatura llegó a su nueva casa se tumbó en el suelo y dejó en claro que ese iba a ser su lugar para siempre con ronroneos. “Ahora él dirige nuestra casa como el principio que siempre estuvo destinado a ser”, comentó la adoptante.
La dueña de Seymour abrió una cuenta de Instagram bajo el usuario @themistergrouch para compartir las actividades que realiza su nueva mascota en casa. “Nuestro persa gruñón, un poco malhumorado pero maravillosamente dulce, que estuvo mucho más tiempo del que jamás hubiésemos imaginar, ahora está en casa con la persona más amante de los gatos que podríamos desear”, concluyó.