Karenlynn Stracher, rescatista de vida silvestre del centro de rehabilitación basado en Nueva York, Estados Unidos, Wildlife Rehab KL, se encontró con una inusual sorpresa debajo del capó de su auto mientras le daba mantenimiento: una joven zarigüeya que quedó atrapada.
La rescatista comenzó a grabar la situación con su teléfono celular y compartió su experiencia en la red social TikTok. A los pocos segundos de iniciar el video, se observa a Stracher buscando entre el motor de su auto al marsupial, retira una pila de hojas secas y de pronto aparece caminando encima de la cubierta del motor.
“Definitivamente hay un nido allí… las zarigüeyas llevan material para ‘camas’ a los posibles sitios de anidación con su cola prensil”, escribió Stracher en su video de poco más de dos minutos y medio de duración.
El dramático rescate de vida silvestre
No dudó en ayudar a la zarigüeya en cuanto la vio, trató de capturarla con sus manos desnudas, sin embargo, el mamífero no estaba muy contento con esta idea, pues salió corriendo y buscó esconderse entre los componentes del vehículo.
Mientras trataba de hallar un escondite, la zarigüeya se mostraba agresiva, enseñaba los dientes y le gruñía a quien sólo trataba de rescatarla. “Eres lo suficientemente grande como para vivir por tu cuenta, pero no deberías estar ahí”, se escucha a Stracher decirle al animal que la sigue atentamente con la mirada.
Para sacarla sin herir al animal y al mismo tiempo evitar que este pudiera rasguñar o morder su mano, la rescatista tomó una toalla rosa con la que cubrir a la zarigüeya. La incitó a morder el trozo de tela y, tan pronto como intentó escapar, Stracher la envolvió completamente y la tomó entre sus brazos.
“Tampoco te quiero ver corriendo por las calles, vamos a llevarte a un mejor lugar, ¿eso suena bien?”, se oye decir a la mujer al mismo tiempo que intenta tranquilizar al animal salvaje.
Stracher nuevamente envolvió a la zarigüeya con la toalla rosa para poder examinarla. Al animal parecía no gustarle esta idea, pues constantemente trataba de morder, hacía gestos de desagrado y no paraba de gruñir.
“Lo estoy revisando bien antes de llevarlo a un parque a unas cuadras de distancia”, escribió la rescatista de vida silvestre en los subtitulos del video.
Posteriormente la introdujo en una transportadora de plástico y se dirigió al lugar donde liberaría al animal recién rescatado. A lo largo del camino, Stracher ubicó unos matorrales que le llamaron la atención, ya que proporcionarían la protección suficiente al animal en caso de que quisiera descansar.
Una segunda oportunidad para la zarigüeya
Durante un par de segundos buscó una zona más adecuada, caminó por el sendero del parque y a lo lejos vio el lugar correcto en medio de la maleza.
Bajó la transportadora, abrió la puerta e instó a la zarigüeya a salir. “Ahí lo tienes, ve a esconderte por allá”, le dijo la rescatista mientras le quitaba la toalla y le daba un empujón para que saliera corriendo.
Aunque estaba a salvo, el animal no huyó apenas salió de la transportadora, tocó el pasto e inspeccionó el área durante unos segundos antes de irse a esconder debajo de un par de matorrales.
“Este es un buen sitio para pasar el rato, mucho mejor que el motor de un auto”, bromeó Stracher sobre la reubicación del animal salvaje. “Ten una buena vida, pequeña zarigüeya, mantente segura”, fueron las últimas palabras que dijo antes de partir de regreso a casa.
Aunque parezca una situación extraordinaria, la rescatista aclaró en la sección de comentarios del video que estos animales suelen utilizar los automóviles como escondite.