Perros como Finlee viven bajo el cuidado y protección de voluntarios que trabajan arduamente en el refugio St. Hubert’s Animal Welfare Center, de Nueva Jersey, Estados Unidos. A pesar del apoyo que reciben por parte de sus guardianes temporales, esto no se compara en absoluto con el mundo que hay afuera de sus perreras.
Gracias a un programa implementado por los funcionarios del albergue, Finlee y otros de sus compañeros caninos pueden vivir nuevas experiencias en compañía de voluntarios que los sacan a pasear a parques, playas, lagos donde pueden nadar, hoteles que admiten mascotas o a Starbucks para que disfruten de bebidas especiales para perros conocidas como “Puppucinos”, de acuerdo con reportes de Associated Press (AP).
Sarah Sangree, directora de participación comunitaria en el albergue, declaró en entrevista para AP que esta estrategia le permite a los animales de compañía “salir del refugio durante unas horas” y ayuda a que por un momento se olviden del ambiente de las perreras que suelen ser “un lugar estresante”.
El programa que cambia vidas
Sangree explicó que los perros que abandonan el refugio temporalmente como parte de este programa suelen mostrar reducciones en sus niveles de estrés, mientras que aquellos que visitan otras partes del país tienen más probabilidades de ser adoptados en comparación con los que no.
Dicha iniciativa es popular entre personas que adoran convivir con estos animales pero habitan en lugares donde no les permiten tener mascotas.
“La gente puede llevarlos de excursión o de paseo. A veces, la gente se lleva a un perro a su casa durante unas horas y simplemente lo deja relajarse”, dijo Sangree.
El exitoso programa no es exclusivo del refugio de Nueva Jersey, muchos otros albergues como la SPCA de East Bay, en Oakland, California, replican esta iniciativa.
Joseph Romero, gerente del grupo, aseguró que muchos de los perros que salen de excursión son adoptados y gozan de vidas más felices después de que llegan al refugio “sin haber tenido una vida familiar maravillosa”.
Algunos de los albergues solicitan a los voluntarios que completen una ficha de calificación sobre los perros que ayuda a saber cómo se comportan en ambientes fuera de las perreras, tales como paseos en automóvil o para explicar cuál es su conducta frente a otros miembros de su especie o alrededor de niños.
Leslie Wall, subdirectora de Everett Animal Services, refugio basado en Washington, afirmó en diálogo con AP que, al igual que “la mayoría de los albergues” de EEUU, “casi siempre” están a límite de capacidad e incluso cuentan con “una lista de espera” de dueños que buscan entregar a sus animales de compañía.
Para integrarse en esta tendencia de apoyar a los perros a experimentar ambientes nuevos y reconfortantes, Wall comenzó “Wandering Rover” un programa de excursiones de un día en el que participaron cuatro perros y sus familias adoptivas. Fue un éxito.
Un apoyo para los perros y las personas
Hasta el momento, St. Hubert’s envió a 500 perros en excursiones; sus voluntarios tienen el objetivo de aumentar a 1.000 el número de seres sintientes apoyados a finales de año.
Finlee es uno de los casos de éxito más recientes del albergue. Él fue adoptado en julio de 2023, pero la salud de su dueño empeoró y tuvo que regresar a St. Hubert’s en mayo de este año.
Recientemente, Dennis y Dianne Meyer, una pareja oriunda de Warren, Nueva Jersey, que sufrió la pérdida de su mascota hace tres años, visitaron a Finlee por un día. No estaban seguros de querer adoptar a otro perro; sacar a pasear a uno de los animales de compañía del refugio durante dos horas y media semana les ayudó a llenar el vacío.
“Nos encanta hacerlo. Esto te hace sentir bien, con todos esos besos que me acaba de dar. Somos amantes de los animales y nos encanta ayudarlos”, admitió Diane Meyer.
Con información de Associated Press (AP)