Vestidos con trajes escarlata o azules, un grupo de personas arriba de un clásico bote de remos se abre paso por el Río Támesis, entre las ciudades de Sunbury y Abingdon, en Inglaterra, para capturar, anillar y liberar a los cisnes mudos que viven ahí.
Se trata del “Swan Upping”, una tradición celebrada por la familia real británica desde hace 800 años y que anualmente tiene lugar la tercera semana de julio. Concretamente este año se lleva a cabo desde el 15 hasta el 19 de julio y es encabezada por The King’s Swan Marker, un oficial que orgullosamente porta la pluma de un cisne en su sombrero.
El viaje río arriba dura 5 días y, de acuerdo con información disponible en la página oficial de la familia real, la tradición tiene “dos claros objetivos”: la conservación y educación, pues los encargados del Swan Upping pesan, miden y examinan a los cisnes en búsqueda de heridas que, normalmente, son causadas por anzuelos y sedales.
Una tradición nacida en el siglo XII
Históricamente, los cisnes han sido considerados como animales valiosos, especialmente durante el siglo XII, cuando eran vistos como un alimento preciado que se servía en banquetes y fiestas. La Corona concedió derechos de propiedad a personas y organizaciones a lo largo de los años.
La importancia de estas aves era tal que en la antigüedad existían penas severas para aquellos que hirieran o mataran a un cisne. Incluso existían castigos por robar sus huevos.
Hoy en día, además de la Corona, existen únicamente tres organizaciones que conservan el derecho de propiedad sobre los cisnes mudos y que año con año los marcan: la empresa Abbotsbury Swannery, que obtuvo la concesión durante el siglo XIV y dos compañías de librea de Londres, Vintners y Dyers, que cuentan con el poder sobre las aves desde el siglo XV.
Las marcas de propiedad solían hacerse en la parte superior del pico de los cisnes y se registraban en un rollo de papel hecho de velo; en la actualidad se les colocan pequeños anillos numerados en alguna de sus patas.
Tal y como informa el medio australiano ABC, todos aquellos cisnes que quedan sin marcar le pertenecen al rey vigente.
Durante el Swan Upping se pueden observar flotillas de barcos de remos que portan estandartes del rey o de la empresa a la que pertenecen, según sea el caso. La mayoría de los participantes, de acuerdo con ABC, son hijos y nietos de miembros anteriores que buscan mantener con vida la tradición.
Una tradición que evolucionó para conservar a los cisnes
Si bien los cisnes ya no son cazados para consumo humano, se siguen marcando como parte de una tradición centenaria que evolucionó para conservar sus poblaciones que se ven cada vez más amenazadas por el uso de los ríos para la navegación.
Uno de los problemas más grandes que enfrentan es la desaparición de algas y juncales que durante años sirvieron como hábitat natural, proporcionándoles protección y alimento, causada por el acero y hormigón utilizados para evitar la erosión de las orillas de los ríos, de acuerdo con el sitio web de la familia real.
Depredadores como los visones, aves rapaces, zorros y perros domésticos se convirtieron en enemigos de las poblaciones de cisnes mudos, por lo que las autoridades se esfuerzan cada vez más por educar a la población que habita en las cercanías del río.
En medida de lo posible, los encargados del bienestar de las aves, rescatan a los individuos heridos, los rehabilitan y devuelven a la naturaleza, mientras que el King’s Swan Marker colabora con el departamento educativo del River & Rowing Museum.