Wawasan es una cotorra de mejillas verdes que goza del afecto y atenciones de su dueña, Naoko Ogamino, habitante de Tokio, Japón, con quien formó un fuerte vínculo como ningún otro. Al día de hoy se le puede ver paseando por las calles en compañía de su dueña, posada sobre su hombro o escondida dentro de su ropa.
Disfruta de la compañía de su propietaria y sufre cuando ella no está y es común verla pasar el rato utilizando las manos de su dueña como cama, sin embargo, su vida no siempre fue así de buena. Fue rescatada de una jaula diminuta y el tiempo que pasó dentro dejó secuelas tanto físicas como emocionales.
A Wawasan le fue diagnosticado cierto nivel de debilidad visual y se descubrió que no podría volar. Además, le costó un par de años aceptar y acostumbrarse al afecto de Ogamino, pero con el tiempo la situación cambió.
Su amistad creció y ahora la mujer está segura de que Wawasan además de ser su amiga, es una mascota capaz de enseñarle muchas cosas sobre la vida, llegándola a considerar su “mentora”.
El ave que aprendió a amar
Ogamino contó en entrevista para el canal de YouTube Geo Beats Animals que Wawasan tenía dos años cuando la rescató de una pequeña jaula.
Al verla la adoptó “por impulso”, aunque declaró saber que esto no siempre es lo más recomendable, pero cuando la conoció sintió “fuertemente” como si cruzarse fuera parte de su destino. Su esposo no se mostró muy feliz los primeros días con la idea de recibir a la cotorra en su hogar. “Estaba extremadamente en contra”, recordó.
“La traje a casa de todos modos y comenzamos nuestra vida juntos”, dijo Ogamino. El siguiente paso en la vida de Wawasan fue una visita rápida al veterinario para que le hicieran un chequeo.
El especialista en medicina veterinaria notó que había perdido parte de sus dos alas, necesarias para que pudiera volar, que su visión era “débil” y esto podría volverse una molestia en el futuro.
“Le tomó 2 o 3 años abrirse conmigo, a veces me mordía muy fuerte. Mis manos estaban muy mal, pero después de eso se volvió muy amigable. Ella realmente me ama y yo la amo a ella también”, admitió Ogamino.
Una mascota con mucho por delante
Las manos de su propietaria se convirtieron en un lugar seguro. Ogamino a menudo las usa para darle un refugio donde dormir como si de una cama se tratara. La mujer relató que su vínculo creció a tal punto que ahora Wawasan llora cuando tiene que salir. “Ella no es feliz y gritará”, dijo.
“Es realmente asombroso cómo utiliza el lenguaje y habla como un ser humano, es muy parlanchina y me dice tantas cosas todo el tiempo. Por ejemplo, en la mañana, en japonés, dice: ‘me desperté’ y cuando estoy comiendo ella me exige que le dé un poco”, señaló Ogamino.
Su relación es tan cercana que ahora a Wawasan le encanta salir a dar paseos con su dueña. Se posa sobre sus hombros y se oculta dentro de su ropa y así “puede ir a cualquier lugar que ella quiera”.
Uno de los aspectos que Ogamino ama de su mascota es que siempre muestra con una personalidad “muy gentil” con otros seres humanos.
“Me enseña muchas cosas importantes. A veces siento que ella es mi bebé, pero en otras ocasiones es mi mentora”, aseveró Ogamino.