Paddy, un gato callejero, vivió por varios años en las frías calles de Montreal, en Quebec, Canadá. Sin familia que lo cuidara y una colonia que lo respaldara caminó solitario en este territorio, las duras batallas que afrontó le dejaron cicatrices en su cuerpo, pues tiene sólo la mitad de su oreja izquierda y su lengua está fuera de su hocico como si alguien se le hubiera jalado muy fuerte.
El felino recibió una sonrisa del destino y se encontró con Linda y Marie Chantale, dos rescatistas que estaban rescatando a perros callejeros de la zona que decidieron apoyar a la criatura de pelaje blanco y negro. Las mujeres explicaron que el animal parecía estar perdiendo la batalla contra su enfermedad y su agonía era larga.
Las colaboradoras del refugio Chatons Orphelins Montreal explicaron que lo llevaron a las instalaciones después de un viaje de tres horas y lo bautizaron como Paddy. “Había vivido a la intemperie durante muchos años y finalmente pudo pasar su primera noche con comodidad y calidez”, explicaron en entrevista para el blog Love Meow.
Una segunda oportunidad
El veterinario que examinó al gato estimó que el animal tiene nueve años de vida y le diagnosticó múltiples problemas de salud: tenía dificultades para respirar, una oreja congelada y el motivo por el que no podía comer era por una molestia en sus encías infectadas.
“Este gato no hubiera sobrevivido mucho más tiempo en ese estado. A pesar de estar exhausto y aterrorizado, permitió que el equipo veterinario lo ayudará”, comentaron las rescatistas. El felino fue sometido a un tratamiento con antibióticos para combatir la infección en sus dientes y fue sometido a una cirugía dental de urgencia para que pudiera por fin probar bocado.
Paddy logró superar la fase crítica y comió sus primeros alimentos sin dólar, sin embargo, siempre tiene la lengua de fuera, este problema no es posible solucionar, así que será normal verlo con esta parte de su cuerpo así.
A pesar de los avances y de gozar de buena salud el rostro de tristeza no desaparecer. Las cuidadores aseguran que los sobres de comida fueron una gran fuente de motivación para Paddy, pues desde que los probó por primera vez todos los días trabajar para mejorar su salud y sociabilidad.
“Cuando llegó estaba asustado, le daba miedo la gente y no dejaba que nadie se le acercara. Notamos que era mucho más amable con otros gatos y arrullaba a los que recién llegaban al albergue”, comentaron.
Curar por experiencia
Las rescatistas compartieron en entrevista para el mismo blog que el felino “hizo click” con otro gato que llegó malherido al refugio, empatizó con el nuevo integrante de la “familia” y lo ayudó en todo momento, le externó el cariño por medio de caricias y lo acompañó durante su proceso de sanación.
Paddy salió de su caparazón y se transformó en un gato sociable, con gran ánimo para hacer amigos y ayudar a quienes más lo necesiten. Sus cuidadores lo describieron como “un ser gentil al que le gusta que lo acaricien y le hable. Al principio es tímido, pero una vez que te tiene confianza te seguirá a todas partes”.
Las personas que lo cuidaron agradecen cada momento que han compartido con Paddy, pues lo vieron transformarse en la dulce criatura que es actualmente. Una colaboradora del orfanato para animales aseguró que su caso les hace confiar en su misión de ayudar a la mayor cantidad de animales posible, “hace que todo valga la pena”, comentó.