De Poezenboot: el santuario flotante de gatos que cautivó a Ámsterdam y al mundo

El santuario es hogar de decenas de gatos desamparados y su historia se remonta a mediados de la década de 1960, cuando una mujer mostró un acto de bondad sin igual

De Poezenboot es el único santuario animal flotante del planeta, según sus voluntarios. (Instagram/depoezenboot.amsterdam)

Aunque a la mayoría de los gatos no les gusta el agua, un selecto grupo de felinos se adaptó a la vida en ella, se trata de los residentes de De Poezenboot, o The Catboat (Barco de gatos), un santuario animal que opera al interior de un barco que, a su vez, flota sobre uno de los canales de Ámsterdam, Países Bajos.

Fotografías y videos han enamorado a miles de personas de distintas partes del mundo que se cruzan con ellas en múltiples redes sociales. Las imágenes más exitosas son aquellas que muestran a los residentes mirando fijamente el exterior y disfrutando de las vistas del canal.

Opera desde hace más de 50 años y nació como producto de un acto de bondad de una mujer durante la década de 1960. Desde entonces, se convirtió el lugar que recibe a decenas de felinos desamparados que buscan la calidez de un hogar.

El único santuario animal flotante del mundo

Los felinos disfrutan de las vistas al canal.

De Poezenboot es el único santuario animal que “literalmente flota”, según lo descrito por voluntarios tanto en redes sociales como en su sitio web oficial. Surgió en 1966 cuando una mujer conocida como Mrs. v. Weelde encontró a una familia de gatos protegiéndose de la intemperie debajo de un árbol ubicado al lado contrario de su hogar en el canal Herengracht de Ámsterdam.

Al poco tiempo, un gato más se sumó a la familia. Sin darse cuenta, Weelde había acogido a múltiples felinos, lo que le valió el apodo de “la mujer de los gatos”. En aquel entonces, las personas solían llevarle los felinos de los que no podían hacerse cargo. Gracias a su bondad, su casa pronto se llenó de seres sintientes, por lo que tuvo que encontrarles un nuevo hogar más grande y que pudiera acoger a aún más animales.

En 1968 a Weelde se le ocurrió la idea de comprar un bote, pues pensó: “Si la gente vive dentro de casas flotantes sobre el canal, ¿por qué los gatos no?”. El primer vehículo naval se trataba de una vieja gabarra holandesa, cuyo interior fue desmantelado y acondicionado en un hogar apropiado para las decenas de gatos que pronto abarrotaron el lugar.

El santuario nació en la década de 1960, cuando una mujer rescató a un grupo de gatos callejeros.

Los felinos no fueron los únicos en llegar, pues la fama del lugar también atrajo a personas dispuestas a ayudar y cuidar de los residentes gatunos, convirtiéndose así en los primeros voluntarios.

La vieja gabarra no proporcionó el espacio suficiente para la creciente cantidad de residentes felinos, por lo que en 1971 Weelde adquirió y reacondicionó un nuevo barco. Gracias a esto empezaron a llegar más gatos y con ellos aumentó la cantidad de visitantes y voluntarios. “Después de todo la casa flotante era algo totalmente único”, se lee en el sitio web oficial del santuario.

Aunque ambas embarcaciones fueron de gran ayuda por más de una década, en 1979 tuvieron que ser retiradas. Para seguir con la misión de darle hogar a los felinos desamparados, se adquirió una casa flotante holandesa, a la que los empleados del lugar se refieren como “arca”, misma que fue equipada con un astillero capaz de albergar gatos.

La dedicación de Weelde y apoyo a la comunidad felina local le valió el 3 de junio de 1987 el reconocimiento como caridad por parte de las autoridades de la ciudad, mediante la creación de Stichting de Poezenboot (la fundación del Barco de gatos).

La vida después de Weelde

Algunos residentes como Beyaz llevan años viviendo en el santuario.

En mayo de 2005, Weelde falleció a la edad de 90 años, pero su labor no desapareció, pues continuó gracias al apoyo de Judith, quien estuvo involucrada con De Poezenboot desde que era una adolescente.

Cuando “la mujer de los gatos” no pudo acudir al santuario, fue Judith quien se convirtió en el nexo entre ambas. Al día de hoy, el refugio cuenta con múltiples redes sociales, mediante las cuales comparten material audiovisual de todos sus residentes con el que derriten el corazón de miles de personas.