El kangal turco, también conocido como pastor de Anatolia, es una antigua raza de perro originaria de Turquía que se destaca por su imponente semblante y apariencia rústica y agresiva. Su altura promedio, de las patas a los hombros, es de entre 68 y 70 centímetros, mientras que llegan a pesar hasta 70 kilogramos.
Una musculatura y agilidad incomparables los convierte en excelentes perros guardianes capaces de enfrentarse a los rivales más agresivos y las condiciones climáticas adversas de su tierra natal. Son descendientes directos de algunos de los linajes más antiguos de canes domésticos, característica que les da un aspecto atemporal, según especialistas del American Kennel Club (AKC), registro de perros de raza pura de Estados Unidos.
En la actualidad son utilizados como guardianes de ganado, niños y perros más pequeños, a quienes protegerán fervientemente. Expertos del AKC indican que quien desee tener un can de esta raza deberá ser un líder fuerte capaz de manejar a un ser “tan dominante y exigente”.
Una raza milenaria
El kangal turco fue reconocido por los miembros del AKC en 1996, pero su historia se remonta a cientos de años atrás, cuando los habitantes de Anatolia, específicamente aquellos dedicados al pastoreo de cabras y ovejas, necesitaban un perro que fuera capaz de proteger a sus rebaños.
En aquel entonces surgió una raza conocida como Coban Kopegi, precursor del actual pastor de Anatolia, una región conocida por sus veranos extremadamente calurosos y crudos inviernos, cuando la temperatura alcanza grados bajo cero, de acuerdo con información disponible en el sitio web oficial del AKC.
En la Biblia se hace referencia a pastores que van acompañados de lo que, según especialistas del club canino, pudieron ser variaciones locales de los pastores de Anatolia.
La raza llegó a EEUU unos cuantos años antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial después de que el Departamento de Agricultura importara a una pareja reproductora, traída directamente desde Turquía, para formar parte de la iniciativa “Proyecto Perro Pastor”, denominado por expertos del club canino como un plan “ultra secreto”.
Dicho plan fracasó al iniciar la guerra, por lo que las mascotas y su descendencia se dispersaron a lo largo del país. Fue entonces que ganaderos comenzaron a importar más perros de la raza desde Turquía durante la década de 1950.
El encargado de afianzar la raza en EEUU, durante la década de 1970, fue Robert Ballard, teniente de la Marina norteamericana, quien compró algunos ejemplares de kangal en Turquía y los llevó a su país natal, donde crió a su descendencia.
Los criadores americanos aprovecharon el material genético de esta generación como base para familias futuras. Su proliferación, de acuerdo con miembros del AKC, coincidió con la aprobación de la Ley de Especies en Peligro de Extinción, que exigía que los ganaderos mantuvieran a raya a la población de lobos salvajes sin tener permiso para matarlos; los kangales eran capaces de intimidarlos sin necesidad de entrar en combate con ellos.
Una raza con muchos trucos
Estas raíces los convirtieron en excelentes perros guardianes de ganado, tan es así, que en la actualidad aún son utilizados para proteger de todo, según especialistas del club canino, incluídas ovejas, cabras, avestruces y llamas.
A pesar de su imponente semblante, son animales calmados, amistosos y muy afectuosos con sus familiares. Han aparecido en películas como “Cats and Dogs” y “Kate and Leopold” y desde 1994 son una herramienta utilizada por integrantes de Cheetah Conservation Fund (CCF) de Namibia, organización dedicada al rescate y conservación del guepardo salvaje.
Miembros de CCF alientan a los ganaderos a utilizar al kangal turco para proteger a sus rebaños con el objetivo de reducir la necesidad de matar guepardos que pudieran amenazar a sus animales.