Así influyó el ser humano en la extinción del rinoceronte lanudo hace 10.000 años

Los factores que propiciaron la extinción del gigantesco animal eran un misterio para la ciencia hasta que un estudio publicado a inicios de mes arrojó nueva luz sobre su desaparición

El estudio reveló que el ser humano jugó un papel importante en la extinción del rinoceronte lanudo. (Mauricio Anton vía Europa Press)

El rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis) fue un gigantesco animal caracterizado por tener una piel gruesa y un pelaje largo que le permitían conservar el calor en los gélidos territorios del norte y centro de Eurasia.

Se extinguió hace 10.000 años, a principios del Holoceno, y su desaparición era un enigma. Fue gracias a un nuevo estudio publicado en la revista científica PNAS, a cargo de un equipo internacional de investigadores liderado por científicos de la University of Adelaide (UA), Australia y de la University of Copenhagen (UC), Dinamarca, que se arrojó nueva luz sobre su misterioso desvanecimiento de la faz de la Tierra.

Gracias al uso de diversas y sofisticadas técnicas, los especialistas fueron capaces de identificar los factores causantes de la desaparición del rinoceronte lanudo.

Las consecuencias de la actividad humana

Su extinción fue propiciada por la cacería sostenida al mismo tiempo que la temperatura terrestre aumentaba. (Wikimedia)

Damien Fordham, profesor del Environment Institute de la UA y autor principal del estudio, declaró en un comunicado de prensa de la universidad australiana que lograron rastrear 52.000 años de historia de la población del rinoceronte lanudo en toda Eurasia “con una resolución que antes no se consideraba posible” gracias a la utilización de modelos informáticos, fósiles y ADN antiguo.

La investigación demostró que desde hace 30.000 años, la combinación de factores como temperaturas más gélidas y una caza “baja pero sostenida” por parte de los humanos consiguió que las poblaciones de rinoceronte lanudo se “contrajeran hacia el sur”.

Tal reparto hizo que quedara atrapado en “una dispersión de hábitats aislados y en rápido deterioro” durante la recta final de la última Edad del Hielo.

“A medida que la Tierra se derritió y las temperaturas aumentaron, las poblaciones de rinocerontes lanudos no pudieron colonizar nuevos hábitats importantes que se estaban abriendo en el norte de Eurasia, lo que provocó que se desestabilizaran y colapsaran, ocasionando su extinción”, aseguró Fordham.

Los descubrimientos del equipo de investigadores contradicen investigaciones anteriores que afirmaban que el ser humano no jugó ningún papel clave en la extinción del rinoceronte lanudo, según indicaron especialistas a través del comunicado.

Eline Lorenzen, científica del Globe Institute de la UC, dijo que las “respuestas demográficas” reveladas durante sus análisis demostraron tener una “resolución mucho mayor” que las capturadas por estudios genéticos anteriores.

“Esto nos permitió identificar interacciones importantes que los rinocerontes lanudos tenían con los humanos y documentar cómo éstas cambiaron a través del espacio y el tiempo”, subrayó Lorenzen.

Comprendiendo el pasado para salvar el presente

El rinoceronte lanudo se caracterizaba por un grueso y largo pelaje. (Wikimedia/Didier Descouens)

Una de las interacciones que “en gran medida se pasaba por alto” era la persistencia de bajos niveles de cacería por parte de los seres humanos que “probablemente” realizaban para alimentarse, en palabras de la investigadora.

El ser humano juega un papel similar en la actualidad, pues es una clara amenaza ambiental para las poblaciones de animales grandes que se han visto forzados a vivir en “hábitats fragmentados y subóptimos” debido a importantes factores como la caza excesiva y el cambio de uso de la tierra por parte del hombre.

“Nuestros hallazgos revelan cómo el cambio climático y las actividades humanas pueden conducir a la extinción de la megafauna”, añadió David Nogues-Bravo, coautor del estudio e investigador de la UC.

Dichos resultados y comprensión del paradigma, según Nogues-Bravo, “es crucial” para el desarrollo de estrategias de conservación con las que se pretende proteger a las especies amenazadas en la actualidad como lo son rinocerontes en África y Asia.

“Al estudiar las extinciones pasadas, podemos proporcionar lecciones valiosas para salvaguardar a los animales grandes que quedan en la Tierra”, afirmó el investigador.