Beau es una mezcla de sabueso que se encuentra en medio de una batalla entre su dueña, Kristie Pereira, mujer oriunda de Maryland, Estados Unidos, y un centro de rescate local.
Hace un año, Pereira tomó una de las decisiones más difíciles: llevar a su perro a un refugio local para que le practicaran la eutanasia después de que un equipo de veterinarios concluyera que su calidad de vida no era buena y la mejor opción era sacrificarlo.
Una vez en el lugar en el que le practicarían la eutanasia, veterinarios determinaron que su problema podía solucionarse, por lo que lo enviaron de regreso al refugio en el que nació y ahí recibió el tratamiento necesario con el que se deshizo de sus problemas antes de ser puesto en adopción un año después. Pereira pensaba que su mascota estaba muerta durante todo ese tiempo.
El diagnóstico que inició todo
A finales de 2022, Pereira adoptó a Beau, una mezcla de sabueso de 2 meses, del refugio local Lost Dog & Cat Rescue Foundation (LDCRF). Su relación se fortaleció rápidamente y hacían todo juntos, según contó la mujer a la agencia de noticias Associated Press (AP).
Un par de semanas después de llegar a casa, el animal mostró signos de que su estado de salud no era el mejor. Pereira optó por llevarlo con un veterinario, quien concluyó que sus problemas podrían ser neurológicos.
Análisis de sangre indicaron la probabilidad de la existencia de un problema hepático; fue entonces que los especialistas enviaron a la mascota de regreso a casa con una prescripción de enzimas, pues si el problema era el hígado de Beau, mejoraría con rapidez.
Una vez en su hogar, el cachorro no mostró signos de mejoría. El veterinario del perro, el médico principal de la clínica y un experto de la sala de emergencias animal coincidieron que Beau no podía controlar sus intestinos ni levantar sus patas traseras debido a “un problema neurológico grave”.
La suma total por los estudios y pruebas necesarias para descubrir la causa de los problemas de Beau ascendía a 12.000 dólares americanos. Pereira admitió en entrevista para la agencia de noticias que hubiera encontrado la forma de pagarla si eso hubiera salvado a su mascota, sin embargo, los especialistas le aseguraron que “había muy pocas posibilidades de encontrar lo que estaba mal”.
Bajo este argumento, los especialistas le sugirieron a Pereira que la mejor opción era “ponerlo a dormir”, sin embargo, la decisión era muy difícil y esperó un mes más para tomarla.
Según reportó el medio local Fox 5, Pereira se presentó al con una carta escrita por un veterinario en la que indicaba que la calidad de vida de Beau no era buena al Montgomery County Animal Services (MCAS) para sacrificar a su mascota. La mujer no pudo quedarse junto a su animal de compañía, pues por política interna, los propietarios no podían estar presentes en la habitación durante la eutanasia.
“No creo que alguien que sólo quisiera deshacerse del perro se sintiera como yo. Nada de eso fue fácil”, declaró.
Los empleados de servicios animales consideraron que el problema de la mascota era tratable, por lo que hicieron su propia evaluación y descubrieron que la fuente de sus problemas se debía a una afección hepática.
Beau sigue vivo a pesar del diagnóstico veterinario
Según información del periódico The Washington Post, una recepcionista del centro le comentó a Pereira que los veterinarios del condado medicaron a Beau y lo trasladaron al refugio donde nació.
Una vez en el albergue, sus cuidadores lo llevaron nuevamente a consulta veterinaria, donde fue diagnosticado con una lesión hepática. Sus problemas se acabaron gracias a una cirugía, según comentó Chloe Floyd, portavoz del rescate en un comunicado citado por el Post.
Reportes de AP indican que nadie le avisó a Pereira en ningún momento sobre la situación de Beau y que cuando se enteró, llamó al centro de rescate.
“La persona que me llamó fue muy grosera e irrespetuosa y realmente desagradable conmigo. Dijo que lo abandoné y que lo dejé morir. Que nunca me preocupé por él”, contó Pereira.
Floyd aseguró que “LDCRF no realoja a un perro entregado por su dueño con su antiguo adoptante. Nuestra misión es salvar de la eutanasia a los animales seguros para la comunidad”.
Caroline Hairfield, directora ejecutiva de MCAS, admitió que todo el mundo “siente algo” por Pereira, pero que la entrega del perro depende enteramente del LDCRF. “Esa es una cuestión civil entre ellos dos. Hace un año que no tenemos al animal bajo nuestro cuidado”, añadió.