“Neko Jinja”, es un santuario ubicado en Tashirojima, Japón, dedicado a los gatos que habitan en la isla y que, según la agencia de noticias Associated Press (AP), son considerados por los lugareños como “ángeles guardianes”.
Los habitantes felinos superan en número a los humanos de la isla que años atrás era conocida por la sericultura. Se cree que los granjeros tenían gatos para proteger a los capullos de los gusanos de seda de las ratas.
La mayoría de los félidos están acostumbrados al trato humano y es normal observar a turistas acariciando a las decenas de animales que descansan o pasean sobre las calles de la isla.
Un santuario dedicado a los “protectores felinos”
Un día un pescador lastimó accidentalmente mientras trabajaba a uno de los gatos de la isla. Invadido por la pena, erigió el santuario felino con ayuda de otros isleños. La agencia de noticias informa que actualmente habitan más de 100 gatos en el lugar, mientras que la población humana apenas alcanza los 50 ciudadanos.
Leyendas citadas por AP cuentan que los gatos atraen la buena suerte y las cuantiosas capturas de pescado, otras dicen que los pescadores observaban el comportamiento de los gatos “para obtener consejos” sobre si el tiempo era favorable o no antes de zarpar.
Casi todos los gatos se acostumbraron al contacto humano. Es normal observarlos siendo acariciados por turistas que recorren las colinas a pesar de la falta de un alquiler de coches, gasolineras o transporte público.
Autoridades de la Oficina Nacional de Turismo de Japón (JNTO) indican que, aunque no es tan famosa como otros destinos de animales japoneses, la isla es un lugar ideal para aquellas personas amantes de los gatos.
Los turistas pueden llegar desde la estación de Ishinomaki, donde podrán tomar un taxi. O desde la terminal de ferry de Ajishima Line, de donde salen tres embarcaciones por día que tardan entre 45 y 60 minutos en llegar.
Según las autoridades de JNTO, los perros están prohibidos y atribuyen el éxito de la especie a que en el pasado los lugareños cuidaban a los gatos semi salvajes mientras que los pescadores los alimentaban con sobras de su captura diaria.
Con el tiempo la población humana disminuyó y los gatos se multiplicaron hasta superar a las personas. Una de las actividades que recomiendan los empleados del JNTO es dirigirse al pueblo del puerto de Nitoda, donde “los gatos están al mando y hacen lo que quieren”.
En Nitoda los turistas pueden fotografiar a los felinos mientras pasean por las calles, descansan en cualquier parte o, si así lo prefieren, podrán acariciar a quienes se acerquen lo suficiente. En el lugar también existe una ruta corta de senderismo por la que podrán explorar algunas zonas del puerto.
El santuario podrá ser visitado para que aquellos que quieran recen “para llevarse a casa un poco de buena suerte”.
Aoshima, “la isla del cielo de los gatos”
Tashirojima no es la única isla japonesa conocida por ser el hogar de cientos de felinos. En Aoshima, también conocida como “Cat Heaven Island” (Isla del cielo de los gatos), habitan aproximadamente 120 de estos animales que, según información del portal The Atlantic, proliferaron luego de que la mayoría de habitantes, en su mayoría pescadores, emigraron a otras ciudades.
Llegaron a la isla a mediados del siglo pasado después de que un pescador llevara a un par de ellos con el objetivo de detener una plaga de ratones, sin embargo, al día de hoy la población creció tanto que autoridades locales implementaron un plan de castración para impedir que se sigan reproduciendo sin control.
Según la agencia de noticias Europa Press (EP), la enfermera del pueblo es quien se encarga de alimentar regularmente a los gatos que diariamente se arremolinan a las afueras del centro médico.
Con información de Associated Press (AP)