Houtong, un pueblo escondido entre las montañas de Taiwán, se caracteriza por ser un lugar turístico cuyos principales atractivos son decenas de gatos callejeros que deambulan libremente por las calles, esculturas, murales y tiendas que venden todo tipo de parafernalia alusiva a estos animales.
No siempre fue un pueblo con un fuerte amor hacia los gatos, pues durante sus inicios la principal actividad de los habitantes era la minería de carbón.
El amor de los locales por estas mascotas es evidente, pues se organizan para esterilizarlos y cuidar de ellos, logrando así que 50 años más tarde el pueblo se reinventara como “uno de los seis mejores destinos para gatos” del mundo recomendados por CNN, según el gobierno de Nueva Taipei.
El éxito nacido de una casualidad
Houtong es una aldea que era conocida principalmente por una cueva repleta de monos, de ahí que su nombre signifique “cueva de los monos”, según la revista National Geographic.
Cuando cayó bajo el dominio de Japón, los colonizadores encontraron yacimientos de carbón, lo que convirtió a la ciudad en uno de los mayores proveedores de este mineral en el país durante la década de 1920.
50 años después de la primera fiebre del carbón, los residentes más jóvenes salieron de la zona en búsqueda de opciones de vida diferentes, provocando así la desaparición de la industria minera. En 20 años, la población se redujo de 6.000 personas a unas 100, en la década de 1990.
En 2010, Houtong volvió a ganar popularidad gracias a que una fotógrafa taiwanesa amante de los gatos escribió un blog sobre la población de gatos callejeros del pueblo, según reportes de CNN.
La ciudad pronto se llenó de parafernalia alusiva a los felinos. Se construyó un puente peatonal para gatos, en las calles se colocaron placas metálicas con motivos de patas y en 2014 se abrió un centro de información y educación sobre este animal que cuenta con un paso elevado por el que pueden pasear los mininos.
Para llegar hasta el pueblo felino escondido entre las montañas del norte de Taiwán, los visitantes pueden tomar un viaje en tren de una hora desde la estación principal de Taipéi, tal y como reportó Nat Geo.
En el lugar hay esculturas, murales y dibujos de gatos. Igualmente se pueden encontrar locales como panaderías que ofrecen comidas con forma felina.
Según la agencia de noticias EFE, existe un ambiente felino fácil de palpar; hay gatos por todas partes, durmiendo en cornisas, paseando por las calles tratando de sobornar a la gente para que les den comida o mimos o simplemente pasando el rato sobre la hierba.
Locales aprovechan el amor por los felinos de decenas de turistas para vender toda clase de objetos relacionados con el animal y, según EFE, hay gente que porta diademas con orejas de gato y que reproduce música electrónica con maullidos.
El amor por los gatos como combustible
Existe un grupo de voluntarios encargados de esterilizar, cuidar y promover la adopción de los felinos que, aunque sean callejeros, gozan de buena salud.
Además de preocuparse por el bienestar de los habitantes felinos del pueblo, los voluntarios colaboran con vecinos para evitar que existan abusos tales como el abandono de mascotas por parte de dueños que aprovechan la “creciente popularidad de Houtong”, de acuerdo con EFE.
El grupo de personas encargadas de los gatos también evita que los turistas roben a los felinos del lugar.
Autoridades del Gobierno de la ciudad de Nueva Taipéi compartieron recientemente a través de la red social X (anteriormente conocida como Twitter) que “Houtong es uno de los seis mejores destinos para gatos del mundo recomendados por CNN”.
Aseguraron que en el lugar se ofrecen servicios de castración, atención médica y adopción para felinos callejeros. “(Houtong) presenta la forma correcta de vincularse con los gatos”, escribieron.