Miauricio Gatum, el fenómeno felino de la Cruz Roja y su esperanzador relato

El felino se volvió famoso en redes sociales gracias al pequeño chaleco blanco hecho a medida, mismo que porta orgullosamente en cada fotografía

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Miauricio fue adoptado por los trabajadores de la Cruz Roja de Matamoros. (Cortesía/Sonia Garza)
Miauricio fue adoptado por los trabajadores de la Cruz Roja de Matamoros. (Cortesía/Sonia Garza)

Fotografías de Miauricio Gatum, un pequeño gato atigrado naranja de aproximadamente 3 años de edad que orgullosamente porta un chaleco de la Cruz Roja mexicana, tomaron por sorpresa las redes sociales la semana pasada.

En el transcurso de la madrugada del 6 de abril, integrantes del equipo de socorro, quienes normalmente operan la ambulancia del lugar, notaron la presencia de un felino que deambulaba por el edificio administrativo de la Cruz Roja de la ciudad de Matamoros, en Tamaulipas, México.

Durante el cambio de turno, Miauricio vio su oportunidad e ingresó por la puerta principal, marcando así el inicio de su nueva vida. Los trabajadores del edificio rápidamente se enamoraron del gato e hicieron todo lo posible por adoptarlo, le dieron de comer, de beber y compraron todo lo necesario para su cuidado.

El alma de su edificio

De inmediato, Miauricio se acostumbró a su nuevo hogar y se apoderó de una silla en la recepción.
De inmediato, Miauricio se acostumbró a su nuevo hogar y se apoderó de una silla en la recepción.

Sonia Garza, coordinadora de comunicación de la Cruz Roja Matamoros, declaró en diálogo para Infobae que el nombre Miauricio Gatum, inicialmente fue llamado “Miauricia” antes de que supieran que era macho, es un juego de palabras entre la onomatopeya “miau” y “Mauricio”, mientras que su apellido es una combinación de “gato” y “técnico en urgencias médicas (TUM)”.

Garza recordó que los integrantes del equipo de socorro notaron que el felino era muy dócil, por lo que le ofrecieron agua. Inicialmente tenían la creencia de que podría pertenecerle a alguien, entonces comenzaron a publicar la información del gato a través de grupos locales de mascotas perdidas, sin embargo, no obtuvieron respuesta alguna.

“Le comentamos a la directora general que estaba el ‘gatito’, que era muy dócil y que ya todos estábamos encariñándonos con él, y dijo: ‘Bueno, que sea el primer voluntario felino’. Entonces ya para nosotros fue luz verde. Se queda”, dijo Garza.

Pronto, los trabajadores del edificio administrativo de la Cruz Roja mexicana se enamoraron de Miauricio.
Pronto, los trabajadores del edificio administrativo de la Cruz Roja mexicana se enamoraron de Miauricio.

Lo primero que hicieron sus nuevos cuidadores fue comprar todo lo que Miauricio necesitaba, la coordinadora de comunicación subrayó que todos en el edificio cooperaron para adquirir platos para su comida y bebida, alimento y un arenero, pues cuando recién llegó, notaron que el animal trataba de salir para no hacer sus necesidades dentro del edificio.

“Rápido acomodamos todo y fue al arenero. Dijimos: ‘Ok, es un gato de casa, está educado, es dócil’, pero desafortunadamente nadie lo reclamó y ya está muy acostumbrado a vivir en el edificio administrativo”, contó Garza.

Después, llevaron a Miauricio al veterinario, pues tenían la creencia de que era una hembra embarazada, no obstante, luego de un breve chequeo médico, cayeron en cuenta de que “simplemente era gordo”.

Sonia tuvo la idea de confeccionarle su propio chaleco de la Cruz Roja. (Cortesía/ Sonia Garza)
Sonia tuvo la idea de confeccionarle su propio chaleco de la Cruz Roja. (Cortesía/ Sonia Garza)

“Al día siguiente el veterinario nos informó que era macho, estaba castrado, tiene aproximadamente tres años y pesa cuatro kilos 200 gramos”, recordó Garza.

Con respecto a las inquietudes que pudiera tener la gente sobre un gato conviviendo en el edificio de la Cruz Roja, Garza aclaró que Miauricio vive en el edificio administrativo, es decir, no tiene contacto con el área médica, pues la coordinadora de comunicación de la institución entiende que dicha zona necesita estar limpia y que el felino representaría un agente contaminante.

Miauricio se robó los corazones de todos los trabajadores de la institución y, según relata Garza, existe un rol no oficial que asumieron sus cuidadores.

“Si alguien llega y ve que la caja de arena no está aseada, la limpia, si nota que le falta comida, rellena su plato, pero no hay un rol establecido”, subrayó Garza.

El nuevo hogar de Miauricio

Sus cuidadores se encargan de alimentarlo y mantener limpia su caja de arena.
Sus cuidadores se encargan de alimentarlo y mantener limpia su caja de arena.

En las imágenes compartidas a través de las redes sociales de la Cruz Roja Matamoros, algo que llamó la atención de los internautas fue su característico chaleco blanco, mismo que porta con orgullo.

Su cuidadora relató que su idea de ponerle el chaleco a Miauricio encantó a todas las personas del edificio, quienes se juntaron para tomarle fotografías.

Al día de hoy, el gato se acostumbró por completo a su nueva vida, tanto que ya encontró su lugar favorito en todo el edificio: una silla en el área de recepción en la que nadie se puede sentar, pues la mayoría del tiempo, Miauricio la utiliza para descansar. “De repente se nos pierde y está en el aula de juventud, o se sale, come y regresa y se acuesta por ahí, pero sí, su lugar predilecto es el asiento que está entrando”, admitió Garza.

Desde el primer día, Miauricio se sintió como en casa y llenó de amor a sus cuidadores.
Desde el primer día, Miauricio se sintió como en casa y llenó de amor a sus cuidadores.

Aunque en un futuro cercano sus cuidadores planean permitirle al felino salir a los alrededores del edificio para que tome un poco el sol, por el momento permanece dentro. “Aquí hay gente las 24 horas del día, en la noche a lo mejor no hay tanta como en el día, pero siempre hay alguien”, señaló la coordinadora de comunicación.

La coordinadora de comunicación espera que esta historia inspire a las personas a ser adoptantes responsables, es decir, darles el cuidado que se merecen a las mascotas, mediante visitas regulares al veterinario y otras atenciones más, pues, en sus palabras, es uno de los principios de la humanidad y que “no se limita únicamente al ser humano, sino a todo ser vivo”.

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