Cómo un gato solitario y un perro alegre aprendieron a compartir el amor de su dueña

El felino era la única mascota de la casa y todo cambió cuando un cachorro corgi llegó a su vida

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El ragdoll y el corgi posando para la cámara después de un paseo en familia con su dueña Christine (Instagram lordaddereminus)
El ragdoll y el corgi posando para la cámara después de un paseo en familia con su dueña Christine (Instagram lordaddereminus)

Minus es un gato ragdoll de pelaje blanco y rostro grisáceo que vivió por cuatro años solo con su dueña Christine en Noruega, pero su vida dio un giro de 180 grados cuando llegó Yoshi, un cachorro corgi que en su rostro irradiaba felicidad y lo único que quería era jugar todo el tiempo con su “hermano” mayor.

El felino pasó de ser el consentido de la casa a tener que compartir el amor de su dueña con un perro que demanda toda la atención del mundo. El ragdoll y el corgi son polos opuestos, al felino le gusta tener su espacio personal y disfrutar de la vida viendo a los demás, mientras que el corgi tiene mucha energía y busca convertirse en el amigo de todos.

Christine se preocupó por esta situación, temía que su casa se convirtiera en un campo de batalla y sus mascotas tuvieran una guerra en la que el ganador se quedaría y el perdedor tenía que ser desterrado, pues a pesar de los esfuerzos de Yoshi por caerle bien a Minus el gato estaba renuente por compartir espacio.

Adaptarse a una nueva vida

El ragdoll y el corgi posando para la cámara después de un paseo en familia con su dueña Christine (Instagram lordaddereminus)
El ragdoll y el corgi posando para la cámara después de un paseo en familia con su dueña Christine (Instagram lordaddereminus)

La mujer explicó en entrevista para el canal de YouTube, Buddie Cuddies, que entendía el sentimiento de rechazo por parte de su gato porque siempre habían sido dos y sumar un nuevo integrante a la familia fue una decisión difícil.

“Yoshi es un entusiasta de la vida, quiere formar parte de todo lo que hay a su alrededor, eso incluye ser el protagonista e invadir espacios personales”, describió la personalidad de su cachorro corgi. “Parece que Minus consideró que esta pequeña criatura llegó para arruinar todo”, agregó.

Christine comparte las aventuras de sus mascotas en su cuenta de Instagram, lordaddereminus, y en los primeros videos se puede ver al ragdoll intentado pasar desapercibido para que el perro lo ignore e incluso en alguna ocasión intentó escalar un árbol.

La dueña decidió resolver el problema lo antes posible, comenzó con los paseos en familia por el bosque cerca de su casa y aunque al principio costó trabajo, los resultados fueron increíbles. El ragdoll cedió y aceptó al corgi como nuevo integrante de la familia, aunque por momentos busca darse un respiro de su enérgico hermano.

La cura para todos los males

Minus tuvo que aprender a lidiar con la energía del corgi y aprendió que si lo cansaba por medio del juego iba a tener algunos minutos de paz (Instagram lordaddereminus)
Minus tuvo que aprender a lidiar con la energía del corgi y aprendió que si lo cansaba por medio del juego iba a tener algunos minutos de paz (Instagram lordaddereminus)

Minus aprendió a lidiar con la personalidad de Yoshi y de cierta manera entendió que la mejor forma de tener momentos de paz era jugar con el perro hasta que se cansara y tener un momento de paz por la casa.

“Un día algo mágico sucedió. No podía creer lo que estaba viendo en ese momento, de repente comenzaron a jugar juntos. Estaba sorprendida y feliz porque por fin las cosas estaban saliendo a nuestro favor”, comentó Christine.

Durante estos paseos Minus y Yoshi caminan con su dueña que los sostiene con una correa. Aunque parece que están jugando bastante rudo, la realidad es que el felino mide su fuerza y no saca las garras cuando trata de “golpear” a su hermano.

El ragdoll comprendió que el corgi lo iba a seguir a todas partes e incluso le enseñó a realizar travesuras. Cuando el gato va al baño a desenrollar el papel espera que su hermano esté ahí para que aprenda el fino arte de crear caos a su alrededor.

“Estoy muy contenta porque Minus aprendió a ser un hermano y a sobrellevar las diferencias”, concluyó Christien sobre el duro trabajo que representó que un gato y un perro aprendieran a convivir bajo el mismo techo.

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