Bobi, un can que supuestamente falleció a la edad de 31 años en octubre de 2023 y el hasta hace unas horas poseedor del Récord Guinness al perro más viejo del mundo, perdió su título luego de que las autoridades del Guinness World Records (GWR) consideraran que no existen pruebas suficientes para confirmar su edad.
Las autoridades del GWR iniciaron la investigación luego de que expertos veterinarios indicaran que era biológicamente imposible que un perro viviera más de 200 años humanos, aunado a que una de las pruebas centrales, es decir, la edad registrada por el gobierno portugués, se basara en las declaraciones del dueño, puesto que no requieren una confirmación para las mascotas nacidas antes de 2008.
Los encargados de la investigación declararon que por el momento no saben quién será el nuevo poseedor del récord del perro más viejo del mundo, sin embargo, esperan que toda esta publicidad motive a los dueños de todo el mundo a registrar a sus mascotas.
No existen pruebas que sustenten la edad de Bobi
A través de un comunicado, Mark McKinley, director de registros del GWR, quien condujo la revisión del récord de Bobi indicó que están orgullosos de garantizar en medida de lo posible la precisión e integridad de todos los títulos y registros, es por eso que, tras preocupaciones planteadas por veterinarios y otros expertos decidieron “abrir una revisión” del historial de Bobi.
McKinley dijo que siempre solicitan evidencia para todos los récords que registran, “a menudo pedimos un mínimo de dos declaraciones de testigos y expertos en el tema junto con fotografías, videos y datos proporcionados por la tecnología relevante para el logro”.
Dicha información facilitada por la tecnología pueden ser los datos de GPS para el registro de un viaje, el cronometraje para un registro de velocidad o los reportes de un microchip para comprobar la edad de una mascota.
En el caso de Bobi, uno de los elementos principales que el GWR tomó como evidencia para el registro de su récord fue la información obtenida de la base de datos del gobierno portugués, el Sistema de Informaçao de Animais de Companhia, según indica McKinley.
“Cuando se colocó el chip en 2022, no requería prueba de edad para los perros nacidos antes de 2008″, añadió el director de registros del libro.
Con la declaración veterinaria adicional proporcionada como evidencia para la edad de Bobi, aunada a los datos obtenidos de su microchip, las autoridades del GWR determinaron que no queda ninguna “evidencia concluyente” que les permita comprobar la fecha de nacimiento de Bobi.
Debido a esto, “simplemente” no podrán mantenerlo como poseedor del récord y al mismo tiempo afirmar que mantienen los “altos estándares” que fijaron a la hora de otorgar un récord.
Ante esta situación, McKinley aclaró que el propietario de Bobi fue informado sobre los resultados de la revisión, sin embargo, no entró en detalles sobre la respuesta del hombre.
¿Quién será el nuevo dueño del récord?
Otra de las preguntas importantes que hay que hacerse es ¿Quién será el nuevo poseedor del récord?, la respuesta que dió McKinley es que, debido a que la organización necesitará evidencia documental de “todos los años de la vida de una mascota”, y ya que “va a tomar mucho tiempo” para que las personas le coloquen microchips a sus compañeros peludos aún no están en condiciones de confirmar al nuevo poseedor del récord.
“Continuaremos solicitando declaraciones de veterinarios y testigos y también consideraremos los datos del microchip cuando estén disponibles”, agregó McKinley, quien espera que la publicidad en torno al récord anime a dueños de mascotas de todo el mundo a ponerse en contacto con el libro.