La gata calicó de tres años de edad de nombre Lola P fue tirada a un basurero de Cuba por su antiguo dueño cuando tenía un par de semanas de nacida. Un buen samaritano pasaba por donde se encontraba la felina y la sacó de su predicamento.
La herida felina fue trasladada a un refugio local, en donde atendieron todas sus heridas y la cuidaron durante más de un año y medio, hasta que tuvo que viajar a Long Island, en Estados Unidos, para tratar una condición en su columna que le impedía caminar apropiadamente.
de tratar sus problemas, el refugio le buscó un hogar, quien atendió el llamado fue Bethany, de la organización dedicada a darle una segunda oportunidad a gatos con necesidades especiales, sin embargo, pronto se daría cuenta de que se embarcó en una difícil misión en la que tuvo que ganarse la confianza y el cariño de la felina maltratada.
La gata que aprendió a confiar
Cuando Lola llegó a casa por primera vez, corrió de inmediato a la parte de abajo de un sofá. Su actitud preocupó a todos, pues sabían que ese comportamiento se debía al maltrato y los abusos que sufrió cuando era más pequeña, según relató su dueña para el medio GeoBeats Animals.
Lola estaba sumamente aterrada con su nuevo entorno que le tomó “varias” semanas salir de su escondite improvisado pues, según cuenta su dueña, fue encontrada al lado de un basurero en Cuba, después de que su antiguo dueño la “botara” cuando tenía apenas un par de semanas de nacida.
“Uno de los hogares de acogida de la zona que rescata gatos con frecuencia la recibió y le proporcionó cuidados durante un año y medio”, agregó Bethany.
Después de ese año y medio, Lola fue trasladada a Beth’s Furry Friend, refugio basado en Long Island, Estados Unidos, donde personal médico notó que una condición en su columna vertebral afectaba la movilidad de ambas patas traseras.
De igual manera, los especialistas notaron que Lola padecía agenesia del párpado que, de acuerdo con el hospital veterinario MSPCA Angell, es un defecto congénito en el que normalmente no se forma el párpado lateral superior y que a la larga provoca problemas relacionados con los ojos por la constante irritación.
Tras la valoración inicial, el refugio contactó con Bethany para confirmar que la mujer todavía quería recibir al gato en One Too Many Cats, asociación encargada de darle una segunda oportunidad a felinos con necesidades especiales, sin dudarlo, ella la aceptó en su hogar.
“Cuando la recogimos su cuerpo entero estaba temblando, mi madre y yo tuvimos que recostarnos en el suelo y alimentarla con nuestras manos una pieza de comida a la vez” dijo Bethany, quien trató de todo, incluido reproducir música cubana y hablarle en español, para hacerla sentir mejor.
Después de un mes de intentos constantes, Lola comenzó a abrirse cada vez más con Bethany. “Cuando se sintió más cómoda encontró su voz. Ella no maúlla, ‘cacarea’ y no dejará de hacerlo hasta que consiga lo que quiere”, subrayó.
Lola y su drástico cambio
Poco a poco, Lola mostró ser una gata muy activa y para mantener su actividad física, Bethany mandó a hacer escalones especiales para que pudiera subir las escaleras.
“Fabricamos rampas especiales. Incluso tuve que medir el ancho de la apertura de sus patas al caminar porque hace una especie de ‘split’”, agregó Bethany.
El progreso era poco pero significativo, pues a los hijos de Bethany les tomó poco más de un año ganarse la confianza de Lola, quien casi siempre respondía con agresiones o salía huyendo ante los intentos de acariciarla.
Después de muchos meses más, Lola superó sus traumas y aprendió a confiar plenamente en la gente de su nuevo hogar, a quienes siempre les exige caricias mediante “cacareos”.
“Todavía le hablo en español, creo que es nuestro lenguaje del amor. Es hermoso ver lo asustada que estaba cuando llegó y el drástico cambio que tuvo después de mostrarle algo de cariño”, concluyó Bethany.