Siete años rogando por una oportunidad: la triste historia de Ginger

Ginger fue adoptada tras pasar siete años en un refugio, en su nuevo hogar le demostró al mundo lo que la paciencia y el amor son capaces de lograr

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Después de ser adoptada, Ginger demostró el poder de las segundas oportunidades. (Instagram/keepingup_withginger)

Ginger es una perra anciana de 13 años de edad que sufrió múltiples eventos traumáticos desde que nació. En 2013, llegó al Dogwood Animal Shelter (DAS) en Misuri, Estados Unidos, después de ser víctima de abandono y negligencia por parte de sus antiguos dueños, quienes no se preocuparon por su bienestar en ningún momento.

Todos los años de traumas marcaron su forma de ser, pues siempre estaba ansiosa y respondía con agresiones cualquier intento de acercamiento por parte de sus cuidadores, quienes durante mucho tiempo trataron de encontrarle el hogar que sabían se merecía.

Por desgracia, su actitud le valió la etiqueta de “no adoptable”, por lo que Ginger tuvo que esperar aún más tiempo, hasta que en 2020, siete años después de su llegada al refugio, encontró un amoroso hogar, donde ahora corretea y juega junto a su dueña, una mujer responsable que diariamente la llena de afecto y que presume su inseparable amistad a través de redes sociales.

La fotografía que le rompió el corazón a cientos

Ginger esperó durante siete años
Ginger esperó durante siete años dentro de un refugio a que alguien la adoptara. (Facebook/Mission Driven)

El 24 de enero de 2013, voluntarios del DAS anunciaron la llegada de una perra de pelaje café llamada Ginger, a quien calificaron como una mascota “increíble e inteligente” que tuvo malas experiencias en el pasado, pero que esperaban encontrara el “hogar amoroso” que se merece pronto, pues estaban seguros de que era lo único que necesitaba.

Por desgracia, los traumas del pasado orillaron a Ginger a dejar de confiar en las personas, por lo que fue etiquetada como no adoptable durante un tiempo, hasta que los miembros de la organización pudieron ayudarla a superar sus miedos.

Según informa el medio The Dodo, Ginger esperó desde su fría perrera a que alguna familia la adoptara, sin embargo, todas las personas pasaban de largo y preferían llevarse a casa a otros de sus compañeros caninos que eran considerados más deseables que ella.

Con el tiempo, su pelaje marrón se llenó de canas, su rostro se tornó color blanco y poco a poco se empezó a notar su edad, pues Ginger había pasado más de media década esperando a que alguien la recibiera en su hogar.

Al ver esta problemática, los encargados del refugio compartieron la desgarradora fotografía de la canina sentada dentro de su perrera; frente a ella colocaron dos carteles que decían: “¡Hola!, soy Ginger, he esperado aquí durante siete años, nueve meses, dos semanas y dos días a ser adoptada. Soy una buena chica, lo prometo. Sólo necesito una segunda oportunidad”.

La fotografía le rompió el corazón a cientos de personas, entre las que se encontraba Scott Poore, voluntario del refugio Misson Driven, quien al enterarse de la situación de Ginger decidió hacer todo lo posible para darle la segunda oportunidad que merecía.

“Me rompió el corazón por completo, así que dejé todo lo que estaba haciendo y le dediqué todo mi tiempo. Comencé a contar su historia a cualquiera que quisiera escucharla”, declaró Poore a The Dodo.

Gracias a la difusión de Poore, Ginger encontró, a sus 10 años de edad, un hogar permanente al lado de Beth, quien estaba más que dispuesta a llenar de felicidad la vida de la perra anciana.

El preocupante estado de salud de Ginger

Luego de siete años, Ginger
Luego de siete años, Ginger fue adoptada por una mujer amorosa y responsable. (Facebook/Mission Driven)

Beth pronto notó que la miedosa perra comenzó a abrirse cada vez más. Poco a poco Ginger se convirtió en el ejemplo viviente de lo que las segundas oportunidades pueden lograr, pues a pesar de su edad le demostró a su dueña que todavía era capaz de juguetear y correr por el patio.

La mujer decidió abrir una cuenta de Instagram donde constantemente comparte fotografías y videos protagonizados por Ginger, quien ahora tiene 13 años y que se convirtió en amante de los largos paseos y de pasar el tiempo junto a Beth.

Recientemente, Beth le informó a sus seguidores que detectó un par de “bultos” en las orejas y nariz de Ginger. La mujer indicó que de las cinco protuberancias sólo una levanta sospechas de cáncer, por lo que dejarían que el tiempo pase con la esperanza de que se encojan por cuenta propia.

En publicaciones más recientes, Beth informó que la condición de Ginger mejoró, pues no aparecieron más bultos y las protuberancias de su nariz no aumentaron de tamaño.

De igual forma, informó que la perra se mantiene en un rango de peso saludable y que todavía disfruta corretear y juguetear, aunque no estén saliendo a dar muchos paseos debido al frío.

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