La tarde del primero de enero, un terremoto de magnitud 7.5 sacudió Japón. El desastre natural le arrebató la vida a más de 60 personas y redujo a escombros decenas de viviendas a lo largo de la isla, siendo una de ellas el taller de Kohei Kirimoto.
El hogar de Kirimoto se convirtió en una pila de escombros humeantes luego del terremoto, pero lo material no le importa. Su única preocupación es encontrar a sus tres amados gatos y ayudar a los demás felinos que habitaban con normalidad antes del desastre natural.
Kirimoto salió la mañana del jueves 4 de enero a buscar a sus mascotas y a repartir agua y comida entre las docenas de gatos que vivían en el mercado “Asaichi”, de Wajima, famoso por sus puestos de mariscos y artesanías.
“Sólo me preocupa la vida de los gatos”
Kirimoto, artesano de lacado de octava generación, salió a recorrer las calles en búsqueda de sus tres gatos, quienes vivieron dentro de su taller y hogar. En medio de la desalentadora postal, al hombre únicamente le preocupaba la vida, específicamente la de sus mascotas.
“No me preocupan las herramientas ni el arte. Puedo recrear esas obras tantas veces como quiera, sólo me preocupa la vida y mis gatos”, declaró Kirimoto para la agencia de noticias REUTERS.
El artesano dijo que su familia fue un pilar en la ciudad costera durante más de 200 años, produciendo cuencos y muebles de madera, considerados como patrimonio del país. Puntualmente, Kirimoto ha sido reconocido internacionalmente por fusionar el estilo de tallado en joyas y bolsos de diseñador.
Mientras buscaba entre los escombros, Kirimoto dijo que toda la fama y el legado de su familia poco le preocupaban, pues su único objetivo era hallar a sus gatos y ayudar al resto de felinos que “se esconden en algún lugar”.
“La calidez de la gente de esta zona y de la tierra se reflejó en la vida cotidiana de los gatos. Quiero ayudar a esos animales que se esconden en algún lugar a volver a su existencia diaria”, expresó Kirimoto.
El artesano se estaba recuperando de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, que redujo el flujo de turistas de la ciudad y le atrajo a Kirimoto varios problemas personales, que sus gatos adoptados de un santuario cercano, ayudaron a aliviar, según declaró.
Kirimoto dio un desalentador mensaje de despedida para sus amados gatos, a quienes continúa buscando.
“Estoy agradecido por toda la felicidad que me dieron”, dijo Kirimoto entre sollozos.
El terremoto que paralizó a Japón
El terremoto de 7.5 grados de magnitud tuvo una profundidad de 10 kilómetros y se produjo a las 4:10 p.m. hora local del noreste de Anamizu, en la prefectura de Ishikawa, en Japón. El desastre natural dañó decenas de edificios y carreteras, interrumpió servicios de transporte y comunicaciones, generó incendios y cortes de energía y tuvo 20 réplicas.
El sismo activó alertas de tsunami a lo largo de la costa, y a las 5:40 del mismo día, un maremoto golpeó a la ciudad de Shika, en la prefectura de Ishikawa, donde se encuentra una central nuclear, causando preocupación entre la población.
Ante el hecho, la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) de Japón, declaró que no existían problemas en los reactores de ninguna de las centrales de la zona.
Además de la crisis en el país nipón, Rusia y Corea del Sur emitieron alertas por un posible riesgo de tsunami. “Las zonas costeras de Sajalín podrían verse afectadas por las olas de un maremoto”, advirtió el ministerio ruso de Situaciones de Emergencia a través de la red social Telegram.
Mientras que la provincia oriental de Gangwon instó a algunos residentes a evacuar a zonas más altas, según información de la agencia de noticias Yonhap.
CON INFORMACIÓN DE REUTERS