Sandy, una gata callejera atigrada y color naranja, que esperaba dar a luz a cinco crías cuando fue rescatada. El refugio que la sacó de las calles de Colorado, en Estados Unidos, de inmediato notó su agresiva actitud, mantenía las orejas pegadas a la cabeza y respondía con violencia a cualquiera que se le acercara.
Los voluntarios del refugio sabían que Sandy necesitaría pronto un nuevo hogar que pudiese lidiar con sus problemas de humor y cuidar de sus bebés cuando nacieran.
Los rescatistas acudieron a Heidi Shoemaker, fundadora de Foster Kitten Mama, quien la tomó bajo su protección y le dio un hogar temporal para que pudiera dar a luz y desarrollar una amorosa personalidad en compañía de sus cachorros.
El proceso para ganar la confianza de Sandy
Shoemaker anunció a través de una publicación en su cuenta de Instagram que nadie en el refugio fue capaz de controlar a Sandy y que mientras se acostumbraba a su nuevo hogar le daría el espacio suficiente.
Poco a poco Shoemaker intentó formar un vínculo con Sandy, pero constantemente respondía con siseos y arañazos, situación que la llevó a tomar las cosas con calma, ya que tras “casi cinco años” trabajando con muchas madres felinas, entendía a la perfección que necesitaban algo de tiempo y paciencia para poder calmar sus nervios, declaró en entrevista para el blog Love Meow.
La madre adoptiva esperaba que Sandy tuviera algo de tiempo antes de dar a luz para poder acostumbrarse a su nuevo hogar y no sentirse amenazada luego de tener a sus bebés, pero la felina se adelantó y exactamente una semana después trajo al mundo una camada de cinco mininos.
Como era de esperarse, Sandy mantuvo su agresiva actitud y no permitía que su cuidadora hiciera contacto con ninguno de los recién nacidos y respondía con violencia todos los intentos de Shoemaker acercarse.
Esto no desanimó a la cuidadora, quien en todo momento entendió que tener paciencia era la clave para lograr un futuro acercamiento. El proceso de adaptación fue largo, Sandy no aceptaba premios directamente de Shoemaker, quien tenía que dejarlos en un plato.
“Ella (Sandy) recibe golosinas que le lanzo. Este es el tipo de cosas que ayudan a generar confianza”, dijo Shoemaker. Al cabo de unos días, la gata perdió a uno de sus cachorros, tragedia que permitió a su dueña adoptiva acercarse aún más.
La mujer le brindó todos los cuidados al resto de la camada, los alimentó constantemente y llevó un registro diario sobre su peso y talla. Luego de un tiempo, tuvieron que ser atendidos por una infección respiratoria y uno de ellos tenía que ser alimentado a través de una sonda.
Después del breve episodio médico, Sandy demostró tenerle un poco de confianza a su cuidadora y comió delante de ella. Este pequeño gesto marcó el inicio del cambio de la gata, quien hasta entonces recibía a Shoemaker con violencia.
La nueva vida de la familia gatuna
La paciencia de Shoemaker comenzó a dar frutos y un día Sandy aceptó un par de golosinas de la mano de su cuidadora y permitió que se quedara en el mismo cuarto mientras comía y bañaba a sus hijos.
Sandy fue ganando confianza rápidamente y, un par de semanas después, se acercó a su dueña temporal para comer y le permitió por primera vez en siete semanas darle algo de cariño, lo que marcó el inicio de una nueva amistad entre la familia felina y su cuidadora.
Al día de hoy Shoemaker comparte contenido sobre la familia gatuna. Las fotografías de Stephen, Samson, Sebastian y Simon, los cuatro hijos de Sandy, tocaron las fibras sensibles de todos sus seguidores, quienes aplauden la paciencia y el cariño de Shoemaker.
“Ahora rara vez sisea cuando me acerco a ella, lo cual significa un gran paso. Nunca pensé que podría cuidar de gatos salvajes, pero ayudar a cambiar sus vidas se convirtió en una pasión para mí”, se lee en una publicación en Instagram sobre Sandy y su progreso.