Richy es un gato huérfano que a sus cuatro semanas de edad fue encontrado con los ojos completamente cerrados dentro de una pila de hojas secas por un trabajador de un parque en Montreal, Canadá.
El hombre tomó al felino y buscó alrededor una señal de su madre u otros gatos abandonados, al no tener ningún indicador positivo lo llevó urgentemente a una clínica veterinaria cercana donde lo trataron de calentar, pues la ciudad se encontraba a 0 grados centígrados.
La clínica aceptó al gato y lo nombró Richard. Cuidaron de él durante un par de horas y trataron sus heridas, pero no estaban capacitados para servir como albergue y tuvieron que urdir un plan. Los especialistas no podían entregarlo a los servicios animales de la ciudad pues corría un alto riesgo de ser sacrificado, por lo que contactaron al refugio Chatons Orphelins Montréal (COM).
El largo proceso de recuperación
El refugio le dio la bienvenida a Richy y compartió su historia a través de una publicación en su página de Facebook mencionando que al momento de su ingreso pesaba cerca de 400 gramos, tenía manchas negras y secreciones en los ojos, además le faltaba un mechón de pelo en una de sus patas traseras a causa de una infección micótica. “El bebé está enfermo y no come solo”, se lee en la publicación.
Aunque el refugio reservó dar un diagnóstico inicial sobre el futuro de Richy, informó que una voluntaria lo adoptaría temporalmente para que pudiera recuperarse por completo y pidió ayuda monetaria a sus seguidores para continuar con su tratamiento médico.
El refugio luchó contra las heridas de Richy durante varios días, pero un día contrajo panleucopenia que, de acuerdo con la American Veterinary Medical Association, es una enfermedad viral altamente contagiosa provocada por el parvovirus felino, lo que desalentó al equipo de voluntarios, quienes a pesar del grave diagnóstico no dejaron de apoyar y brindar las atenciones necesarias.
A los pocos días Richy mostró signos de mejoría y recuperó el apetito. Pronto empezó a retener mejor la comida y a mostrar destellos de su hermosa personalidad. “Este pequeño luchador logró salir adelante y se encontraba lo suficientemente bien como para regresar a su hogar de acogida”, declaró Celine, voluntaria de COM, para el blog Love Meow.
Richy volvió a su hogar temporal y desarrolló un peculiar gusto por la comida para gato, empezó a explorar sus alrededores y se convirtió en alguien muy juguetón. Para los voluntarios del refugio era normal verlo correr por los pasillos y trepar a todos los lugares posibles.
El renovado Richy mostró un gran interés en trabar amistad con el resto de los gatos del refugio, pero uno de ellos en específico llamó su atención: Marscha, una felina blanca con gris de 22 años.
La amistad que lo ayudó a salir adelante
Marscha y Richy se volvieron amigos casi de inmediato y formaron un fuerte vínculo que todos los voluntarios del refugio eran capaces de ver.
Desde entonces, Marscha tomó bajo su protección a Richy, comenzó a cuidarlo como si fuera suyo y se convirtieron en los mejores amigos. Es común ver al par acurrucarse en los sofás para tomar una larga siesta.
Marscha jugó un papel importante en la recuperación de Richy, que tuvo que soportar seis semanas constantes de sufrimiento a causa de las enfermedades provocadas por el abandono.
El afecto y la preocupación por otros animales es un rasgo característico de la personalidad de Marscha, quien ha cuidado a muchas mascotas a lo largo de los años y esta vez logró que la personalidad de Richy se desarrolle por completo.
En la actualización de Facebook más reciente sobre Richy se puede observar lo feliz que es mientras hace travesuras con sus juguetes al mismo tiempo que curiosea con la cámara. “Es travieso y cariñoso, gana peso a diario y el hongo que afectaba su piel parece estar curado. Sigue durmiendo, le encanta jugar con los gatitos de la casa y no le teme a nada”, se lee en el post.