Lampo fue un perro que se ganó los corazones de los trabajadores de la estación de Campiglia Marittima en la provincia de Livorno, Italia, por ser un animal que aprendió a utilizar el sistema de transporte del país. El canino viajaba gratis en los vagones, sabía cuál tenía que tomar para llegar a su casa y con el paso del tiempo se convirtió en un emblema de la localidad.
Los trabajadores y usuarios que veían siempre al canino en la estación de trenes lo apodaron como “El perro ferroviario”. El animal era callejero hasta que fue adoptado por el jefe de la estación Elvio Barlettani en agosto de 1953, quien al verlo solo abrió su corazón y decidió arroparlo dentro de la estación.
De acuerdo con información de la revista National Geographic, la hija de Barlettani se encariño muy rápido con la mascota y todos los días la menor tenía que tomar el tren hasta la ciudad de Piombino para ir a estudiar, durante esta larga trayectoria el animal caminaba a su lado y la dejaba hasta la puerta de la escuela.
Entender la red ferroviaria
En esa época todavía era mal visto que los animales viajarán dentro de los trenes, esto generó algunos problemas. El perro mestizo aprendió rápidamente los horarios de los trenes, distinguió las rutas y sabía cómo llegar a su casa antes de que cayera la noche.
Lampo llegó al puerto de Livorno en 1951 en un barco procedente de Estados Unidos y desde entonces hizo a la provincia italiana su nuevo hogar. Con el paso de los años, los directivos del sistema de trenes se opusieron fuertemente a que el can continuará usando el medio de transporte y Barlettani se vio obligado a subirlo a un tren de carga con destino a Nápoles.
El director de la estación y los funcionarios del sistema de transporte creyeron que la situación se había arreglado, no obstante, el can regresó a los pocos días gracias a que sabía cuáles trenes tenía que abordar para regresar a casa.
No importó cuántas veces era enviado a otro destino, Lampo siempre logró encontrar el camino a casa. Los jefes de Barlettani se resignaron y aceptaron que el canino se convirtiera en la mascota oficial de la estación.
El legado de Lampo
Lampo obtuvo fama y relevancia a mediados del siglo pasado en Italia, después de que regresó de Nápoles y finalmente fue aceptado como parte del equipo de trabajo de la estación. Su historia llegó a diferentes rincones del mundo e incluso protagonizó una portada en la revista Look and Learn, el artista James McConnell fue quien hizo la ilustración.
El 22 de julio de 1961 el canino murió atropellado por un tren de carga, su cuerpo fue enterrado en un campo de flores y los directivos de la red de trenes decidieron honrar su vida con un monumento que fue cimentado arriba de su tumba.
Elvio Barlettani escribió el libro “Lampo, il cane viaggiatore” (Lampo, el perro viajero), mismo que tuvo una edición en inglés ante la fama que obtuvo el canino a nivel mundial. La estatua del perro se mantiene intacta y todos los días es visitada por turistas en la estación de Campiglia Marittima.