Génesis es una perra criolla que sufrió uno de los diferentes rostros del maltrato animal, desde que era una cachorra vivió en Tulcingo, un poblado que se encuentra justo en la frontera entre Puebla y Guerrero, y a temprana edad pasó varios días de su vida amarrada a un pedazo de soga descolorida que le apretaba su cuello.
Conforme fue creciendo, los signos de la desnutrición se hicieron presentes en su cuerpo, el pellejo lo tenía pegado a sus huesos, sus músculos estaban lejos de estar fuertes y su cadera era tan delgada como un plumón, sin embargo, el hambre no fue lo único que sufrió, pues aquella soga que la mantenía junto a un tronco de madera comenzó apretar más su cuello hasta perforar su tráquea.
Manuel Lisbona, integrante de la Fundación El Miau y El Guau, acudió a su rescate el 8 de mayo del presente año, después de recibir el reporte de una canina que se encontraba en muy mal estado; en las fotos que publicó en sus redes sociales para denunciar el caso se alcanza a ver todo el daño que sufrió.
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La segunda oportunidad de Génesis
En el momento en que Manuel y Génesis se encontraron, cambió la vida de la perra que, en honor a su nombre, inició un proceso de recuperación y una lucha para disfrutar de lo generosa que puede ser la vida.
“El 8 de mayo llegó a nuestra fundación una señorita y nos contó el caso de una perrita que había sido amarrada del cuello desde que era pequeña, como fue creciendo, el cuello se fue ensanchando y la soga se le incrustó al grado de perforarle la tráquea”, relató Manuel en entrevista para Infobae.
La perforación fue bastante grave, a Génesis la llevaron desde Puebla al Hospital Veterinario Frecuencia Animal ubicado en Iztapalapa, al sur de la Ciudad de México. De acuerdo con el diagnóstico de los veterinarios la soga llegó afectar los pulmones y el corazón, por este motivo va a requerir en un futuro de otras operaciones.
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El rescatista contó que durante todo el proceso de recuperación Génesis estuvo muerta por un minuto y medio pero afortunadamente “los especialistas lograron sacarla adelante, la perrita está viva, está bien de salud”.
Una nueva vida
A pesar de su oscuro pasado, la canina se logró recuperar de manera notable de todas sus heridas, ahora come y bebe agua por su propia cuenta, corre de un lugar a otro e incluso ha comenzado a jugar con las personas y algunas pelotas. Para Manuel significa demasiado que el animal realice este tipo de actividades y tenga este tipo de avances.
“Obviamente cuando nosotros vemos este avance tan bonito, pues nos alegra el corazón porque al final nuestra paga es esa”, comentó el rescatista.
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Con todas sus heridas sanadas las personas que estuvieron al tanto de su curación esperan que Génesis pueda regresar pronto a la Fundación para que tenga un espacio donde pueda correr y disfrutar de la naturaleza, para posteriormente encontrar un hogar que sane su corazón y borre las heridas emocionales que sufrió.
Manuel Lisbona explicó que su historia como rescatista empezó durante la pandemia de coronavirus, cuando se mudó a Chautla, Puebla, donde puso un negocio de comida. En una ocasión atropellaron a un perro cerca del lugar y él acudió para atenderlo, después hubo otro caso similar y de pronto sin darse cuenta ya rescataba a otros animales.
Lo que inició como un refugio ahora es una fundación que inició labores el 22 de diciembre del año pasado y en estos seis meses rescataron a 25 perros y 22 gatos, con el único objetivo de que lleguen a un buen lugar, un hogar que les proporcione todo el amor y cariño que necesitan.