Las especies evolucionan con el paso de los años con la finalidad de adaptarse de una mejor manera a su entorno, los escarabajos joya son uno de los tantos casos de insectos que han cambiado morfológicamente para garantizar la supervivencia de su especie.
Investigadores de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, descubrieron que los escarabajos joya, reconocidos en el mundo animal por sus exoesqueletos brillantes con colores vivos y metálicos, han evolucionado para ver nuevos colores al duplicar sus genes.
Camilla Sharkey, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de dicha institución, descubrió que la evolución de los escarabajos modernos les ha permitido ver los espectros de la luz ultravioleta y el verde. Esta capacidad, de acuerdo con investigaciones anteriores, la perdieron hace unos 300 millones de años y se demostró recientemente que la han recuperado.
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Sus antepasados
Los investigadores consideraron que la imposibilidad de ver la luz orilló a las generaciones anteriores de escarabajos joya a convertirse en insectos nocturnos o vivir en condiciones de poca luz, sin embargo estos animales se diversificaron y por ende se duplicaron sus genes lo que les permitió ver partes del espectro de color y señales más complicadas y diversas.
La investigación “La duplicación y divergencia de la opsina del escarabajo joya es el mecanismo para diversas sensibilidades espectrales”, fue publicado por la revista Molecular Biology and Evolution en febrero de este año. Los académicos explicaron que es a través de las señales de color como estos insectos son capaces de detectar a sus parejas y otros huéspedes.
“Previamente mostramos que el ancestro de todos los escarabajos perdió el gen de opsina. Sin embargo, muchos escarabajos duplicaron sus opsinas UV y verde, lo que sugiere que han expandido las sensibilidades a través de duplicaciones de opsina”, explicó la investigadora Camilla Sharkey en su cuenta de Twitter.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores copiaron los genes de los escarabajos y los insertaron en una mosca de la fruta, debido a que los primeros son muy difíciles de mantener en un laboratorio. Por medio de la electrofisiología probaron en la mosca la sensibilidad al color y buscaron los cambios genéticos.
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Los resultados
Entre los colores que han desarrollado una sensibilidad se encuentran el azul y el naranja, a través de la evolución de sus genes visuales EV y verdes, esta “habilidad” es muy parecida a la generada por las aves de colores.
“Estos nuevos duplicados de opsina dan como resultado sensibilidades espectrales significativamente cambiadas de las copias ancestrales”, explicaron los investigadores en su trabajo.
De acuerdo con información de la revista sobre ciencia Phys, otro de los resultados que encontraron es que no se encontró que los cambios en la detección del color provocarán una “giro” en las sensibilidades como se había pensado anteriormente.
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Para las siguientes investigaciones Sharkey y su equipo de trabajo buscarán identificar si es posible que los tipos específicos de visión del color se pueden predecir a partir de los genes y cómo los insectos utilizan esta visión para controlar mejor a las plagas.
Los peligros que enfrentan
El investigador Ángel Solis del Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica explicó en la ficha técnica de este insecto, que la coloración de su exoesqueleto les impide ocultarse con facilidad en los ecosistemas en los que habita, pero más allá de que sea presa de algún otro animal, sus principales depredadores son los humanos que coleccionan a estos animales.
El investigador costarricense explicó que los colores vivos son el resultado de varias sustancias que convergen en su esqueleto externo, y por una estructura microscópica laminada que produce la reflexión de luz, la cual da el efecto de un color metálico.