Manzana era una perra callejera que deambulaba por las calles del municipio Ixtapan de la Sal, al suroeste del Estado de México, a pesar de que su destino la llevó a los alrededores de una escuela, nunca imaginó que las travesuras de unos niños le deformarían su cara.
Quizás cuando llegó a esta parte del estado, Manzana creyó que vivir alrededor de una primaria le iba a traer la felicidad y el cobijo por parte de los menores, quienes regularmente gustan de estar al lado de un perro, de acariciar su pelaje, de besarlo y abrazarlo.
A unos niños se les ocurrió que era “buena idea” hacerle una travesura. Apenas sonaba la chicharra de la hora de la salida, los niños (se desconoce cuántos) se dirigían donde se encontraba Manzana para amarrarle ligas en su hocico.
La perra callejera sufría un doble castigo, el pasar hambre y no poder abrir su hocico para pedir ayuda. Cada día, era una nueva liga, la fuerza y tensión de estas cintas casi le partieron el hocico.
Miriam Nieto, trabajadora del santuario Milagros Caninos, contó en entrevista para Infobae que estas heridas en Manzana generan una profunda tristeza, en una primera instancia por ser un caso de maltrato animal y en segundo lugar porque estuvo protagonizado por niños.
“Se les hizo fácil o chistoso, no sé, amarrarle ligas en el hocico, esas ligas fueron apretando y apretando hasta generarle dolor”, explicó la encargada de cuidar a más de 400 perros que habitan en este albergue, junto con otros 20 trabajadores.
Enseñar a los niños a respetar
Pasaban los días y Manzana no recibía ayuda por ninguno de las personas que la veía por la calle. Días después una maestra se percató que los niños estaban maltratando al animal, pero el daño ya era tan profundo que su hocico se estaba deformando.
La docente comenzó a buscar ayuda hasta que dio con el contacto de la Asociación Civil Milagros Caninos, el primer santuario de América Latina que atiende casos de maltrato animal en situación extrema.
Patricia Ruiz aceptó a Manzana en su albergue, en donde apoyaron al animal en sus dos cirugías en las que le reconstruyeron su hocico.
“No puedo creer de lo que son capaces los niños, todo esto se lo enseñamos nosotros como padres, no es posible que alguien sea capaz de ponerle una liga a un perro o a cualquier ser vivo con el afán de molestar”, dijo muy molesta la directora de la asociación, cuando presentó el caso en redes sociales.
La fundadora de Milagros Caninos urgió a los padres a que enseñen a sus hijos a respetar y brindarles cariño a los animales, quienes la mayor parte del tiempo solo están buscando un poco de comida y de amor.
La nobleza de Manzana
A pesar de esta situación, Manzana es muy cariñosa con las personas. En este albergue a las afueras de la Ciudad de México, en un poblado de Xochimilco, es la primera que da la bienvenida a todos los visitantes, su corral está justo a lado de la puerta y aunque es un poco miedosa al principio, se acerca a dar amor a las personas.
Miriam relató que Manzana no tiene ningún problema con los humanos, su nobleza es tanta que a pesar de tener este pasado, aún sigue confiando en ellos, incluso en los niños. “Al principio tenía mucho miedo, tenía mucho dolor, no sabía qué pasaba y todo, pero no le tiene miedo a las personas, es muy juguetona”, contó la cuidadora.
A unos meses de dejar las calles de Ixtapan de la Sal, la escuela, los niños y los recuerdos atrás, hoy Manzana se deja consentir en Milagros Caninos, su cuidadora aseguró que le gusta mucho recibir premios, aunque sea una galleta, su momento favorito del día es cuando va a comer.
“Pone su cara de nunca he comido, no he comido en años, está gordita pero aún así pone cara de ‘por favor, dame algo de comer’”, describió Miriam ante la actitud de Manzana.
Así como Manzana existen cientos de casos de perros que han logrado ver el peor rostro de los seres humanos, si bien los trabajadores del lugar les gusta cuidar de los animales, esperan que en un futuro su loable labor no sea necesaria y que cualquier ser vivo en lugar de recibir maltrato, tenga el amor que tanto necesitan.