
Hace ya más de media década que Marvel dejó de ser el titán principal del entretenimiento para pasar a ser objeto de cientos de críticas por sus películas. Cuando hablo de críticas no lo digo de manera despectiva, cada una de ellas parte de fundamentos más que válidos: un CGI pobre, guiones que no tienen sentido y planos realizados sin ningún tipo de intención de comunicación detrás de ellos. Podemos hablar de varios problemas más en las películas de Marvel, pero si me preguntan, todos ellos nacen en el mismo lugar: querer vender más con menos.
Capitán América: Un Nuevo Mundo no es la excepción ni es la película que cambia el rumbo de lo que Marvel está haciendo, pero sí que es una película que aprende de varios de sus errores e intenta ir por un camino mejor. Quiero empezar dejando en claro: no lo logra y tampoco puedo considerar esta nueva entrega del personaje como una buena película, pero sí me encontré con varios puntos rescatables que no esperaba e hicieron que las casi dos horas en el cine no fueran el padecimiento que significaron experiencias como Ant-Man and the Wasp: Quantumania (2023), The Marvels (2023) o las seis horas de serie de Secret Invasion (2023).

Para aquellas personas envidiables que no hayan sido víctimas del bombardeo de marketing que Disney y Marvel hicieron con esta película, esta nueva entrega retoma la narrativa que cerró a Steve Rogers como Capitán América en Avengers Endgame (2019) y es una secuela directa de la serie de Disney+ The Falcon and the Winter Soldier (2021), una miniserie limitada que intentaba explicar los conflictos de Sam Wilson, superhéroe conocido hasta ese momento como Falcon, para aceptar el manto del Capitán América que el mismísimo Rogers le había dejado.
En esta película, Anthony Mackie vuelve a interpretar a esta nueva versión del Capitán América donde es invitado por Thaddeus “Thunderbolt” Ross (Harrison Ford), flamante presidente electo de los Estados Unidos, para conocer el hallazgo del adamantium en el cuerpo de una entidad gigante, conocida como Celestial, que quedó enterrada en el océano luego de los sucesos de Eternals (2021). Las cosas no hacen más que complicarse cuando en esa presentación intentan asesinar al presidente y el Capitán América junto a un nuevo Falcon (Danny Ramirez), tienen que averiguar quién está detrás de este atentado.

Si les pareció complicado el párrafo anterior, están en lo correcto: es uno de los problemas principales de esta película. Ni siquiera pude comentar bien cual es el conflicto porque entrar en detalles sería revelar lo poco que Disney no mostró en los tráilers, pero el gran problema de Capitán América: Un Nuevo Mundo es que tiene muchísimas tramas que nunca terminan de profundizarse y una narrativa que no parece estar del todo segura que forma parte de la misma producción.
Este problema, a mi criterio, tiene que ver con dos cosas. Una puertas adentro, la otra a la vista de todo el mundo. Puertas adentro: esta película iba a ser diferente. Se sabe que hubo muchas regrabaciones y que el rumbo de la historia iba a ser otro -para que se den una idea, McDonalds sacó la línea de juguetes y figura un personaje que ni siquiera está en la película-, lo que hace que luego de la reconversión del plan de Marvel Studios posiblemente haya habido una reestructuración muy fuerte de esta película e hicieron lo que podían con lo que tenían que hacer.
El problema a la vista de todos es lo increíblemente ambiciosa que es esta película: es la presentación de Sam Wilson como Capitán América, pero al mismo tiempo es una secuela de El Increíble Hulk (2008), una película que lleva sin continuación 16 años. A su vez, el Hulk de esa película no es el mismo actor que estuvo luego en el resto del MCU y Harrison Ford viene para interpretar un personaje al cual nunca le puso cara luego del fallecimiento de William Hurt, actor que fue Ross en Capitán América: Civil War (2016). A su vez, la trama gira enormemente alrededor del adamantium en base a un suceso que pasó en Eternals, una película de la cual mucha gente no sabe nada y tampoco logró ser tan masiva como para que el espectador casual sepa de qué estamos hablando. Ni hablar de lo ridículamente específico que es esperar que la audiencia en general haya visto todas las series de Marvel en Disney+ para poder entender una película del Capitán América.

Todos estos problemas generan unos primeros 40 minutos de película realmente muy duros: montaje que parece unido con pegamento, una sobreexplicación constante de lo que estamos viendo para intentar nivelar la información con quienes no vieron producciones anteriores, y un guión que por momentos es tan básico que resulta irrespetuoso con el espectador. Espero haber sido categórico con la enorme cantidad de problemas que tiene esta película, pero tampoco quiero ser absolutista: luego de esos 40 minutos, algunas cuestiones positivas empiezan a aparecer.
Para empezar, lo mejor de la película es literalmente Harrison Ford. Su actuación es la mejor del personaje hasta el momento y mueve los hilos de la trama de una manera que termina salvando gran parte de ella sólo con sus escenas, lo cual termina dejando como un acierto absoluto su participación en este film. A su vez, Anthony Mackie, con un personaje que no había generado una fuerte empatía con el espectador y que hasta el momento era utilizado no sólo como secundario del Capitán América sino incluso como su relieve cómico, termina entregando quizás su mejor actuación en el MCU hasta el momento y ganándose el lugar del Capitán América a fuerza de voluntad. Sus ganas se notan a través de la pantalla y muchas veces es mejor lo que él hace que lo que el guión quiere que él haga.

La química entre el Capitán América y Falcon es clave para la evolución de la película, y si bien no termina de ser del todo eficaz, no está mal. Mucho de lo construído por estos dos personajes tiene algunas ideas frescas que me gustaría ver desarrolladas a futuro y creo que podrían ejecutarse mucho mejor si se le diera una película a estos personajes sin la presión de responder a un universo, de ser secuela de varias otras sagas y a su vez de cerrar varias puertas.
El otro gran acierto está alrededor de entender qué es lo que tiene que ofrecer una película del Capitán América: drama político y acción. Las escenas de acción son de lo mejor, ofreciendo grandes momentos y posiciones que si bien no llegan a ser lo eficaces que fueron, por ejemplo, en Capitán América y el Soldado del Invierno (2014), sí llegan a entretener lo suficientemente. El tono político no se desarrolla de la mejor manera, pero es lo suficientemente intrigante como para que el espectador quiera saber cómo se resolverá la cuestión.

Ahí es cuando volvemos a cuestionarnos acerca de los problemas de esta película: quiere ser crítica políticamente pero es muy suave al respecto. Sam Wilson nunca termina de confrontarse ni amigarse con Ross, y las motivaciones del villano, conocido como El Líder (interpretado por Tim Blake Nelson, como ya lo había hecho en Hulk del 2008) nunca terminan de ser firmes ni tener sentido del todo. A eso hay que sumarle un condimento más: todo el guión está armado para que la aparición del Hulk Rojo sea una sorpresa para la audiencia. Una audiencia que no tiene chances de recibirlo de esa manera porque el personaje fue mostrado en absolutamente todos los posters, tráilers y material publicitario. Entonces Marvel: ¿es más importante que las películas sean gratificantes o que puedas vender figuras de tus personajes? Las dos no pueden coexistir y es una decisión a tomar.
En relación a estos motivos, creo que Capitán América: Un Nuevo Mundo no es una buena película, pero tiene cosas rescatables. Se aprendió de algunos errores recientes y algunos destellos de grandeza como la actuación de Harrison Ford hace que sea un poco más disfrutable. Valoro que Marvel está queriendo cerrar un poco más y entendiendo que no puede vender cualquier cosa sin calidad, por lo que la intención de cerrar varias puertas de cara a lo que se viene me parece lógica y acertada. Hay que dejar de estirar lo que Marvel fue hasta Avengers: Endgame y empezar a crear producciones de calidad que sienten las bases de lo que será de ahora en más. Más vale ser cabeza de ratón que cola de león.
Capitán América: Un Nuevo Mundo está lejos de la calidad que Marvel supo entregar en su momento, pero lentamente se entiende que están tomando decisiones para ir a ese rumbo. Separar las divisiones de Marvel Television y Marvel Studios fue un primer paso. Crear Marvel Animation fue otro. Los resultados se empiezan a ver en X-Men ‘97, Deadpool & Wolverine o Agatha All Along. Pero también tímidamente se empieza a vislumbrar en esta película. Este año será definitorio y veremos si el ansiado regreso de Daredevil o la aparición de los Cuatro Fantásticos serán una confirmación de buenas decisiones tomadas o la culminación de una etapa que ya no tiene mucho más que entregar.

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