A esta altura del partido, Path of Exile 2 no necesita presentación. La secuela del exitoso ARPG desarrollado por Grinding Gear Games camina entre los mortales sobre una alfombra roja donde le aguarda su trono. Y no es para menos, puesto que estamos frente a un videojuego extremadamente sólido y divertido, con un amplio margen de mejora, dado que aún falta mucho contenido por venir. Aún así, resulta increíble que en su estado de Early Access, ofrece cientos de horas de diversión, gracias a una jugabilidad muy dinámica que lleva al género hacia territorios hasta ahora inexplorados.
Si bien puede sonar trillado y repetitivo, Path of Exile 2 es ‘El Dark Souls de los Action RPG’. La diferencia es que, en este caso, dicha frase hace mucho sentido puesto que se nota que Grinding Gear Games puso la lupa sobre el trabajo de FromSoftware, aunque sin perder la esencia de lo que esperamos en el género, mientras construye y solidifica una personalidad propia. Es un título ambicioso, con muy buenos valores de producción, entretenido, y a diferencia de su predecesor, notoriamente más accesible. De hecho, esto es algo que destacamos con anterioridad luego de probar el juego tanto en Gamescom 2024, como en el evento al que asistimos el pasado noviembre en la ciudad de Los Ángeles.
Uno de los aspectos más interesantes de esta secuela radica en la jugabilidad. A diferencia de otras propuestas similares, aquí hace falta algo más que realizar un mismo ataque una y otra vez para derrotar a nuestros enemigos. Por el contrario, es necesario apelar a todo nuestro arsenal puesto que algunos de ellos cuentan con capacidades únicas que demandan de cierta estrategia para ser derrotadas. Un ejemplo de ello son los caballeros esqueléticos con escudos que enfrentamos en el primer acto, los cuales pueden bloquear y devolver cualquier proyectil. Pero ese es tan sólo uno de los muchos ejemplos que podría citar, dado que la variedad de criaturas es realmente amplia.
Por su parte, los enfrentamientos contra los jefes en Path of Exile 2 son realmente espectaculares. Algunos encuentros literalmente podrían haber formado parte de Dark Souls, dada la complejidad y variedad que presentan. A lo largo de los tres actos que ofrece la versión de Early Access vamos a tener que medirnos en encuentros que demandan de mucha habilidad, lectura y observación. Cada encuentro con un jefe es un gran problema, particularmente los principales ya que cuentan con varias fases. En ocasiones es necesario repetir un combate dos, tres, cuatro, o la cantidad de veces que sea necesaria, hasta que logramos entender cómo funcionan mecánicamente.
Alzarnos con la victoria en este tipo de encuentros realmente se siente gratificante. El juego en sí es demandante, e insisto, no alcanza con quedarse parados lanzando el mismo ataque una y otra vez. Moverse y buscar las ventanas para contraatacar, convierten a estas batallas en algo único dentro del género ARPG. Otro factor que cambia mucho la dinámica de estos encuentros, es la posibilidad de realizar una voltereta para esquivar que no tiene tiempo de recarga. En mi experiencia personal, hubo encuentros que no pude superar a la primera, debido a la dificultad. Esto me obligó a volver a explorar el mundo, realizar algunas misiones secundarias para conseguir mejor equipo, subir algunos niveles, y regresar mejor preparado.
De hecho, el nivel de desafío en general es bastante alto, lo que nos obliga constantemente a aprender a usar las nuevas mecánicas de manera apropiada y también a analizar más a fondo las opciones de personalización que ofrece. Al igual que la primera parte, Path of Exile 2, ofrece una enorme cantidad de opciones en lo que a personalización respecta. El árbol de habilidades es absurdamente grande, y sumamente flexible. Además, las clases de personaje no están limitadas a piezas de equipo específicas, sino que todos pueden usar todo. Lo mismo aplica a las habilidades que pueden tallarse en gemas que podemos equipar en ranuras dedicadas.
Además, las habilidades pueden personalizarse con gemas de apoyo que aportan diferentes efectos. Si bien en un principio parece algo simple, conforme avanzamos el abanico de modificaciones es realmente amplio. Todas estas habilidades de apoyo tienen un costo en términos de estadísticas, por lo que solo es posible equipar un número determinado. Un sistema que, junto con las piezas de equipo, y el árbol de pasivas, ayuda a profundizar aún más el espectro de personalización. La experimentación es una de las claves y el trabajo de Grinding Gear Games ofrece opciones más que suficientes. Lo mejor es que ya no debemos tener miedo a equivocarnos porque es posible restablecer todos los puntos invertidos por una módica suma de oro.
Las mecánicas de combate y personalización resultan extremadamente sólidas, al igual que los enfrentamientos contra los jefes. Sin embargo, considero que el punto donde la propuesta ‘flaquea’ es en el diseño de los mapas. Los mismos son bastante grandes y puede tomar varios minutos el explorarlos por completo, aunque a decir verdad, se sienten un poco vacíos. Solo están llenos de enemigos y cofres de tesoro, pero no hay misiones emergentes, eventos aleatorios, o tan siquiera mazmorras en las que perderse por unos minutos. En este sentido, Diablo IV y su mundo abierto interconectado hacen un mejor trabajo, pero no quedan dudas de que aquí hay un gran punto de mejora para que la experiencia de Path of Exile 2 sea todavía mucho más rica de lo que es.
Algo que no puedo dejar de destacar es el esquema de controles que no sólo es accesible, sino que puede cambiar la jugabilidad por completo. En Path of Exile nada más contábamos con el mouse para movernos y atacar, y el teclado para lanzar habilidades. Pero ahora, contamos con tres modos diferentes: El mencionado mouse y teclado, una configuración de movimiento con las teclas WASD, y el joystick. Todas funcionan increíblemente bien, aunque algunas se adaptan mejor dependiendo de la clase de personaje. Por ejemplo, usar WASD jugando como el mercenario convierte al juego en una suerte de twin-stick shooter, mientras que controlar al guerrero con el joystick hace que se sienta como todo un soulslike. Realmente fantástico.
Por supuesto, también tenemos una historia ambientada en Wraeclast, pero 20 años después de los eventos del primer juego. Todo arranca con una secuencia introductoria que nos deja ver que el mundo no está mucho mejor que en aquel entonces. Ahí podemos ver a un grupo de héroes que enfrentan a algunas criaturas, pero que finalmente son masacrados por una suerte de espectro. Lo interesante es que este enemigo, que a priori se percibe como el antagonista, queda completamente diezmado por el Conde de Ogham quien además de sumir a sus súbditos en la miseria, pretende controlar un terrible poder que escapa a su comprensión.
La historia encierra muchos misterios y personajes sumamente interesantes. Además, la narrativa se profundiza mediante notas, cartas y conversaciones con los diferentes NPC. Lamentablemente todavía no es posible experimentarla en su totalidad ya que la versión anticipada solo incluye tres de los seis actos de la campaña completa. Aún así, ofrece más de 30 horas de duración y sienta las bases para una aventura épica, creando de manera convincente una atmósfera oscura e inquietante que impregna el mundo de Wraeclast.
Resulta difícil encontrar puntos flacos en Path of Exile 2 más allá de lo vacío que pueden sentirse los mapas y de lo agotador que puede tornarse el tener que viajar al pueblo cada dos por tres para vender o reciclar todo lo que llevamos en el inventario. También está el problema de los servidores, algo muy típico en este tipo de juegos, pero nada que no pueda resolverse de cara a futuro. Ahora mismo, se siente raro decir que al juego todavía le falta tiempo de desarrollo, porque hasta ofrece una cantidad ingente de contenido endgame que fácilmente puede extender la experiencia por arriba de las 100 horas y, aún así, mantenerse fresca.
Al final, el Early Access se debe a que Grinding Gear Games planea añadir más clases y otros tipos de contenido antes del lanzamiento, pero si hubieran dicho que esta era la versión 1.0, les hubiera creído sin dudar. A raíz de ello, encuentro normal la reacción de Blizzard, e incluso de los jugadores de Path of Exile, quienes -en resumidas cuentas- consideran que no estamos frente a un ‘verdadero ARGP’. A decir verdad, no tengo pruebas pero tampoco dudas que lo único que dejan entrever, es que están preocupados: los primeros, por el futuro de Diablo IV; los segundos, porque ese juego al que dedicaron miles de horas, está llegando a su final.
En virtud de lo mencionado y de todo lo que está por venir, Path of Exile 2 consigue establecer un nuevo estándar para el género ARPG, así como Baldur’s Gate 3 lo hizo con los juegos de rol clásico, o Satisfactory en el campo de la gestión. Por mi parte, no puedo esperar a ver hacia dónde Grinding Gear Games conducirá esta Ferrari que ya viaja a toda velocidad, dejando muy atrás a un duro contrincante como lo es Diablo IV, e incluso ‘matando’ en el mismo golpe a su anterior trabajo. Aún así, todavía falta para ver si el estudio logrará cumplir con todas sus promesas, aunque así como está, la experiencia resulta muy divertida en todos sus aspectos. Para más pruebas, un millón de copias vendidas en su lanzamiento. Una total y absoluta locura.