Por norma general, cuando leemos la palabra ‘Tactics’ junto al nombre de un juego, lo primero que se nos viene a la cabeza es ‘Final Fantasy’, ‘Ogre’, o incluso ‘Disgaea’. Dicho de otro modo, propuestas relacionadas al género RPG con combates por turnos que se desarrollan en una cuadrícula poblada por personajes cuyo aspecto roza lo chibi, en perpetuo movimiento. Metal Slug Tactics toma en parte el mencionado concepto, pero sólo para camuflar detrás de sí un videojuego que al final del día no es más que un roguelike. Entonces, nos encontramos con un título que a pesar de plantear un cambio radical en su icónica y caótica jugabilidad run ‘n’ gun no ofrece algo realmente innovador, pero que aún así funciona dado que se mantiene en un terreno familiar.
Siempre hay algo de incertidumbre cuando una franquicia icónica pasa a un nuevo género. Al fin y al cabo, mantener el espíritu del trabajo original, pero al mismo tiempo convertirla en algo nuevo, demanda de creatividad e ingenio por parte de sus responsables. Esto es algo que Leikir Studios logra en cierto modo. Convertir una franquicia que se caracteriza por presentar una acción desbocada, donde todo pasa por correr y disparar, en un roguelike táctico no es una tarea fácil. Los personajes están ahí, el humor y el estilo gráfico también, aunque la jugabilidad es completamente diferente. El tema está en que la apuesta resulta tibia, e incluso genérica en cierto punto. En lo personal, no dejo de sentir que es una oportunidad desaprovechada aunque, paralelamente, puede que también estemos ante el comienzo de algo más grande.
En Metal Slug Tactics nuestro objetivo consiste en derrotar al villano de la serie: el general Morden, quien luego de escapar de prisión tomó el control de la ciudad neutral de Sirocco. Como no podía ser de otro modo, los únicos capacitados para cumplir con esta misión son los Peregrine Falcons, un equipo de soldados de élite capitaneados por Marco Rossi. Básicamente debemos conformar un grupo de tres unidades, cada uno con sus habilidades, equipamiento, y características únicas, a fin de derrotar a los comandantes enemigos para liberar 3 de las 4 áreas disponibles, y dirigirnos a la ciudad para la confrontación final.
Cada una de las zonas está inspirada por alguna de las locaciones de run ‘n’ gun homónimo. Tenemos el desierto, la jungla y el área de las tumbas de las momias, todas con sus enemigos característicos y peculiaridades. En cada segmento, debemos superar tres escenarios para acceder a la confrontación contra el jefe de turno. A medida que avanzamos, nuestro pelotón adquiere experiencia y sube de nivel, pudiendo adquirir nuevas habilidades (tanto pasivas como activas) y mejoras para el armamento. Superar una misión nos dejará un paso más cerca de la victoria, mientras que la derrota se traduce como comenzar todo desde cero.
La mayoría de las misiones consisten en derrotar a todos los enemigos, destruir un convoy, sobrevivir durante una determinada cantidad de turnos, o en proteger a Rumi y su enorme mochila llena de suministros mientras recorre el campo de batalla. A decir verdad, los objetivos no varían demasiado, aunque cumplen con lo de mantener el juego fresco. Además, los niveles pueden completarse en aproximadamente 10 minutos, lo cual hace que las runs puedan completarse bastante rápido.
Las recompensas por completar objetivos pueden variar bastante y van desde conseguir mejoras para las armas, nuevas habilidades, o recursos estratégicos. Estos últimos son extremadamente valiosos debido a que pueden inclinar la balanza a nuestro favor de forma notable. Por ejemplo, podemos curar o recargar la munición de todo el escuadrón, volverlos invencibles, y hasta invocar un Metal Slug muy útil para aniquilar enemigos en masa. En este sentido, y basado en mi experiencia empírica, lo único que puedo aconsejar es que no se debe dudar en usar un recurso cuando la situación se pone difícil.
La atmósfera roguelike se adapta bastante bien al universo Metal Slug. Todo aquellos elementos característicos de las entregas run ‘n’ gun están presentes aquí. Estoy hablando de los personajes principales, puesto que además de Marco, el escuadrón cuenta con la presencia de Fio, Eri y Tarma, además de Clark, Ralph o Leona, entre otros. Por su parte, los enemigos también son los clásicos de la franquicia, aunque en este sentido destacan particularmente los jefes dado que es un placer verlos glosados en un entorno táctico. En este sentido, la excepción está en los niveles que, pese a que Leikir Studios manifiesta haberlos hecho a mano, se sienten extremadamente genéricos y carentes de personalidad.
Un aspecto interesante, es que si bien el género cambia radicalmente, Metal Slug Tactics consigue -a su modo- captar la esencia típica de la saga, puesto que correr y disparar es una de las claves para alcanzar el éxito. Esto se debe a que, al moverse por el mapa, nuestros personajes obtienen puntos de adrenalina que les permiten usar poderosas habilidades. Como resultado, un mayor desplazamiento se traduce como una recompensa, puesto que además vamos a evitar convertirnos en un blanco fácil. Eso de ocultarse detrás de una pared, sólo es válido en circunstancias muy específicas.
Otro motivo por el que movernos resulta vital, son los ataques sincronizados. Esta mecánica es sumamente útil y efectiva, al punto que fácilmente podemos completar un escenario en dos o tres turnos. Cuando los miembros de nuestro escuadrón están lo suficientemente cerca y alineados con un mismo enemigo, es posible activar un ataque extra. Lo interesante del sistema, es que si bien en un principio se antoja algo sencillo, a medida que la partida progresa y los personajes adquieren habilidades pasivas, podemos desatar devastadores combos capaces de reventar con facilidad a tres o cuatro unidades enemigas.
Este enfoque añade una interesante capa de estrategia a fin de completar nuestros objetivos. Encontrar un equilibrio entre movimiento y trabajo en equipo, mientras buscamos maximizar el daño infligido es muy satisfactorio. De hecho, Metal Slug Tactics tiene muchos momentos de descubrimiento en los que nos vamos a sentir recompensados. Por ejemplo, conocer a los personajes, la función que cumplen en el campo de batalla, y aprender sus conjuntos de movimientos. Todo eso resulta genial en un principio. Lamentablemente, la sensación se diluye luego de un par de partidas, puesto que las ubicaciones, los objetivos y los combates contra los jefes, son similares. No hay nada realmente nuevo que ver después de unas horas.
A esto último se suman algunos problemas y criterios de diseño que, honestamente, cuestan mucho entender en un juego que se autodenomina como ‘Tactics’. En lo personal, encontré realmente molesta la cámara, particularmente por la forma en que perjudica al posicionamiento de nuestras unidades. Se siente incómoda, y si bien añadieron un botón para cambiar los niveles (algo que en la demo no estaba) es muy poco práctica. Sin embargo, lo que más ruido genera, es el hecho de que no podemos disparar a los enemigos que estén por encima o por debajo de nuestra altura. Es decir, salvo que contemos con la habilidad de arrojar granadas, no existe forma de aprovechar la ventaja de la elevación. Si me lo preguntan, algo inadmisible en este tipo de propuestas.
Al final del día, Metal Slug Tactics es un buen roguelike, y si bien el empleo de la palabra ‘Tactics’ está justificada, se siente como una oportunidad algo desaprovechada. El hecho de que Leikir Studios apostase por una jugabilidad estilo roguelike, pese a las dinámicas que propone, no deja de sentirse como una entrada más dentro de un género sobrepoblado. Una que destaca, sí, pero gracias al nombre de su franquicia. Por supuesto, eso no quita el hecho de que es un videojuego entretenido, que funciona gracias a la incorporación de interesantes elementos estratégicos, y a sistemas muy accesibles. Puede que no sea el regreso a la serie que tanto esperábamos, pero aún así se deja disfrutar sin la necesidad de tener a mano cientos de fichas o monedas que nos permitan continuar la partida.
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