Primer arco:
Segundo arco: Episodios 4, 5 y 6
Sin ningún tipo de dudas, Arcane está siendo uno de los sucesos más importantes de la cultura pop a finales de este año. Con una segunda temporada ya por terminar y un primer acto ya en nuestros corazones que sentó las bases para lo que sería su recta final, estamos expectantes de ver cómo sigue la historia de Vi y Jinx. Desde el sábado pasado, ya podemos acceder en Netflix a los episodios cuatro, cinco y seis, que representan la sección intermedia de esta conclusión.
Esta segunda parte, mucho más centrada en la relación de los personajes y su trascendencia, nos entrega un poco de todo: pantallazos de nuevos estilos de animación, enfrentamientos que esperábamos hace varios capítulos y la puerta abierta hacia un futuro desgarrador tanto para el usuario que ve la serie sin contexto como para aquel que entiende cada referencia del videojuego.
Si bien presenciamos un primer acto con unas narrativas bastante separadas, estos tres nuevos episodios intentan ser el nexo entre todas ellas. A lo largo de los episodios iremos profundizando en el conflicto de cada uno de los personajes y ellos empezarán a cruzarse entre sí para darle más espacio a la trama y menos desarrollo de personaje que en lo que hemos visto hasta ahora.
Esto le sienta aún mejor a Arcane que, aprovechando todo lo construido, nos da su mejor (y más compleja) versión en cuanto al guion sin olvidarse de dejar varias puertas abiertas que solo tendrán sentido cuando hayamos visto el acto de la semana que viene. Es una estructura que ya utilizaron en la temporada anterior y le viene de maravilla a esta serie.
Más allá de la historia per se, el nivel de metamensaje que maneja la serie ya es muy superior a su primera temporada. Habíamos hablado en la nota anterior sobre la tecnología Hex y toda su comparativa con el cambio climático, el uso de tecnología en guerras y mucho más. En esta ocasión, todo se centra en la religión y en entender quiénes somos y quiénes son los que nos rodean. Hay cientos de guiños en cada diálogo e interacción para llegar a ese nivel de análisis que termina siendo filosófico y está todo lo suficientemente bien aplicado como para que no sea explícito, pero tampoco para que cueste mucho entenderlo.
Como ya hemos mencionado, esta temporada está caracterizada por una apuesta más fuerte a nivel animación. No porque haya cambiado el estilo ni se note un subidón en la calidad (que ya era superlativa), sino porque artísticamente deciden apelar a otros estilos para plasmar diferentes sensaciones o ideas.
En este arco, lo audiovisual cobra una importancia mucho mayor sobre todo con el personaje misterioso que conocimos al final del acto anterior, cuyo punto de vista está plasmado habitualmente con un estilo visual nuevo. El sonido, a su vez, responde perfectamente a lo que nos entra por los ojos y se acompaña con una banda sonora que va desde el pop electrónico de Imagine Dragons hasta la furia distorsionada de la nueva formación de Linkin Park.
Para quienes vengan del lado de League of Legends y la experiencia con el videojuego, la serie está llegando a su punto más cúlmine al respecto. No solo porque ya es evidente cómo cada personaje está acercándose a su versión más famosa, sino también porque muchas de las narrativas que se están cerrando (y abriendo) tienen que ver con elementos del título de RIOT Games.
Nada de esto es excluyente y en ningún momento se siente necesario, al contrario, Arcane es sumamente inteligente para generarle hype a quienes no hayan jugado jamás una partida de League of Legends. El final de este acto nos deja con las puertas abiertas hacia lo que será un final demoledor, un conflicto anticipado y tres capítulos que no nos darán respiro. Solo quedan unos días para presenciar esto, ya que el acto final de Arcane saldrá el sábado 23 de noviembre.
Sigo creyendo que algunas tramas, como la de Ambessa puntualmente, van a un ritmo completamente diferente al de la serie en general. Entiendo que esta cocción lenta viene de la mano con la conclusión de la serie o con la apertura de una trama que quedará para futuras producciones, pero no deja de hacerme un poco de ruido respecto a cómo se maneja el resto de la narrativa.
Sacando de lado ese aspecto, todo en Arcane es increíble. La animación, la música, el sonido, la edición, la narrativa, el desarrollo de personajes, los guiños al videojuego y todo su lore. Todo está ubicado perfectamente y con un amor que es envidiable para cualquier estudio en los tiempos que corren. Ojalá cualquier adaptación de un videojuego, un cómic, un libro o lo que sea, tenga un cuidado por los detalles tan estricto cómo lo tienen Fortiche y RIOT en esta serie.