A la hora de ir al cine, me animo a decir que muchas personas se llevaron y se llevarán una sorpresa muy grande cuando la sala de Terrifier 3 de inicio a la función. Una franquicia que en su estética apela a un cliché muy utilizado por el cine de terror y ciencia ficción (el payaso asesino) pero que aporta una nueva visión al respecto desde su primera entrega: la violencia explícita y no ocultarle absolutamente nada al espectador, algo a lo que el terror nos tiene acostumbrados.
Terrifier nace a inicios de la década pasada en base a cortometrajes y producciones que Damien Leone, su director y creador, realizó. Sin embargo, fue en 2016 cuando pudo lanzar su primera película con el personaje en Terrifier y recién en el año 2022, con su secuela, fue cuando Art empezó a inundar las redes sociales y convertirse en, quizás, el personaje de slasher más famoso de los últimos 20 años.
En esta nueva ocasión el enfoque es diferente en todo sentido: Terrifier 3 no aparece siendo una sorpresa sino que es ya una obra sumamente consumida. No es una producción de bajo presupuesto sino que tiene millones encima y, además, cuenta con la responsabilidad de ser, en cierto punto, la primera película masiva sobre el personaje. Hay un montón de aristas por las cuales hacer un análisis de Terrifier 3, pero vamos a empezar comentando un poco sobre su trama.
Terrifier 3 es una secuela directa de su predecesora. Cinco años después de la “masacre de Halloween”, Sienna (Lauren LaVera) y Jonathan (Elliot Fullam) intentan recuperar su vida después de lo que significó el encuentro con Art el Payaso (David Howard Thornton). Mientras la trama va avanzando, y los flashbacks se empiezan a hacer más reales, nuestros protagonistas empezarán a enfrentarse con el dilema de si lo que están viviendo es su imaginación o si realmente Art está volviendo a aparecer en escena.
Esta nueva entrega sigue un camino mucho más cercano al de la segunda película que al de la primera, ofreciendo una narrativa mucho más rica y profunda sobre los personajes y sus motivaciones. También hay una participación muy grande de Victoria Heyes (Samantha Scaffidi), protagonista de la primera parte que vuelve a tener un rol central. Si bien la narrativa es bastante cliché con lo que pueden ser otras películas del género, se nota la intención de empezar a armar un profundo marco narrativo para lo que será la obra total de Terrifier (que ya tiene otra secuela en preparación) y también en su búsqueda por sentirse más ameno para el público casual y masivo que llegará a ver a Art por primera vez en esta tercera entrega.
El principal plato fuerte que Terrifier 3 tiene para ofrecer es la violencia explícita y el gore. Hay que ser muy fuerte de estómago para ver esta película porque hace parecer a otras obras de terror como episodios de sitcom. Todos los miedos que uno suele tener y piensa “esto no se va a mostrar en pantalla” son aquellos que Damien Leone interpreta tras la cámara y nos muestra directamente a los ojos, dándonos visuales claras de nuestras peores pesadillas.
La franquicia cada vez se aleja más del concepto del gore solo para mostrar su violencia, como pasó en la primera película, y se termina acercando mucho más a lo bizarro, sintiéndose por momentos una secuencia sangrienta de Quentin Tarantino pero más explícita. El mínimo golpe es una catarata de sesos y la sangre, casi flúor de lo brillante que es, no escatima en salir en grandes cantidades de cualquier herida.
El trabajo del director es muy destacado, no solo por la elocuencia al mostrarnos estos fragmentos desgarradores que le revolverán la panza a más de uno, sino también porque la narrativa confirmada por los planos y el sonido de la película es tan fina y adecuada que todo el tiempo estamos tensos esperando el próximo movimiento. Son muchas las secuencias icónicas de este film que quedarán en el recuerdo del cine de terror, y no es fácil trabajar con tanta maestría en tantas escenas diferentes.
Terrifier 3 no se guarda nada, y encima lo que decide mostrar, lo hace de la mejor manera. Son muchas las películas de terror que prometen la misma premisa, pero no todas terminan de cumplir y las que lo hacen, habitualmente no es con este nivel de sinceridad en pantalla. En un género que está en auge y que presenta tantas producciones por mes, ofrecer algo genuino e innovador es un tesoro muy grande.
Por otro lado, es también impactante ver cómo Terrifier es constantemente una sátira hacia su propio público: aquél que se fanatiza con, básicamente, un asesino. Nunca lo hace desde el lado despectivo ni “crítico” hacia el espectador ni mucho menos, sino que usa el recurso para destacar algo que sucede y que, sin ese factor, hoy Terrifier no sería lo que es. El fanatismo hacia Art es una metanarrativa constante y un pilar de la pregunta de por qué las cosas que suceden en la saga, terminan sucediendo.
En resumen, Terrifier 3 no es una película para cualquiera. Hay mucha gente que saldrá espantada de la sala de cine y muchas otras que se quedarán con la sensación de que la historia quizás es muy trillada. La magia de esta producción está más allá, en lo crudo y real que se ve todo y lo poco que intenta mentirle al espectador. Terrifier es un pacto constante entre el espectador y la pantalla, donde queda explícito que la película pondrá todas las cartas sobre la mesa. No se guardará nada. Ese es su acierto más grande.
Es cierto que el culto que ha formado Art en redes sociales y en base a su imagen tan icónica ya en este 2024, queda un poco desdibujado en esta película que por primera vez mueve el foco de su personaje principal y se anima a mostrar un mal representado por algo más. Veremos si esta decisión es el principio de una nueva etapa para la franquicia o simplemente un cierre para este primer tramo.
Me animo a decir que cada película de esta franquicia elevó la vara de la propuesta que había dejado la anterior. Aún siendo la película más ambiciosa de las tres, se nota que aún no tocó su propio techo y el director tiene mucho más para contar. Sólo queda esperar para ver hasta dónde llega y con qué más puede autosuperarse esta franquicia.