Ya hace más de una década que League of Legends es un fenómeno que impactó fuertemente en la cultura pop y pasó de ser un mero título multijugador a una pasión de masas. Películas, series, videojuegos spin-off; muchas producciones fueron rumoreadas a lo largo de estos años para ser aquellas que llevarían semejante franquicia a un público más masivo. Sin embargo, la que pudo llevar ese sueño a la realidad fue Arcane - Una historia de League of Legends, de la mano de Netflix y el estudio francés Fortiche.
La primera temporada de Arcane salió en un 2021 que representó el broche de un cambio de paradigma en dos frentes. Por un lado, logró posicionar a la serie como una de las mejores (sino la mejor) adaptación de videojuegos a otro formato del momento, algo que ya venían amagando a hacer producciones como Detective Pikachu (2019) o Sonic The Hedgehog (2020). Por otro lado, a nivel animación planteó un estilo fuera del clásico estilo Pixar y mucho más cercano a lo que había hecho, por ejemplo, Spider-Man: Into the Spider-Verse en el 2018. Arcane significó en su momento el pico de excelencia en estos dos frentes, manteniendo una fuerte impronta para el fanático de League of Legends y una narrativa que podía tocarle el corazón a cualquiera. Por eso es que la conclusión de esta serie es tan esperada y la vara de la segunda temporada es muy alta.
Tal y como sucedió en la primera temporada, la serie sale en Netflix por actos. Es decir, en vez de un estreno semanal como suelen hacer algunas producciones o la modalidad de estrenar toda la temporada completa como ya ha hecho esta plataforma en anterioridad, Arcane saldrá en tres semanas continuas donde cada sábado entregará tres episodios correspondientes al primer, segundo o tercer acto de la temporada. En esta ocasión, ya están disponibles los primeros tres episodios que son de los que hablaremos en este análisis.
Esta nueva temporada dentro del universo de League of Legends empieza en el momento exacto en el que nos dejaron hace tres años, con una explosión de por medio y sin saber cuáles serían sus consecuencias. Las asperezas entre Piltover y Zaun se profundizan por este motivo, y tenemos un primer acto que juega mucho con la idea de quién tiene la razón o si tener la razón importa realmente en un contexto de guerra. Es un primer arco que se centra mucho más en el “post” y las consecuencias de las acciones que ya vimos y no tanto en nuevas narrativas de esta temporada, que en sí están presente y se nota mediante guiños que se desarrollarán en los próximos actos.
Mientras que en la temporada anterior la narrativa era mucho más clásica, posiblemente influenciada por la necesidad de presentar a tantos personajes a un público nuevo, en esta ocasión es mucho más cinematográfica. Hay minutos enteros donde el diálogo no aparece y la historia se cuenta solo mediante la animación. Hay momentos donde los diálogos juegan un rol doble, teniendo la literalidad por un lado y una metáfora de lo que pasa por el otro. Realmente el guion de este primer acto es un ejemplo de cómo la animación puede ser útil a la forma de contar una historia, para lograr algo que de ninguna otra forma podría contarse.
El fuerte de Arcane sigue siendo sin ningún tipo de dudas el desarrollo de personajes. La cantidad de cambios de lados que hay de los personajes y los conflictos internos es muy grande, y cada uno de ellos está planteado desde un lugar que termina teniendo lógica y sentido gracias al tiempo que le dedican a cada personaje a mostrar sus motivaciones y sentimientos en pantallas. Jinx es un personaje sumamente complejo que puede pasar de heroína a villana en cuestión de segundos y siempre con una precisión en la construcción de sus decisiones que es envidiable para cualquier producción audiovisual. Es cierto que en este primer acto hay algunas tramas como las de Viktor o Medarda que terminan empastando un poco el ritmo de la serie, pero es algo que también sufría el primer acto de la temporada anterior, así que no sería extraño esperar que sea beneficioso para lo que vendrá en las próximas semanas.
Como mencionaba antes, Arcane fue un furor en base al tremendo nivel de animación que tiene. Es envidiable cómo al mismo tiempo plantea una intención realista sin dejar de lado el poder jugar constantemente con las visuales. Es la serie más costosa de animación de la historia y se nota: en esta temporada se animan a jugar mucho más. Hay momentos que dejamos de ver lo que sucede y empezamos a ver lo que pasa en la cabeza de algún personaje, o alguno de ellos empieza a recordar algo y el estilo de animación de los recuerdos es completamente diferente al presente. Estos últimos años fueron muy fuertes a nivel animación porque cada vez el nivel sube más y el público mainstream consume cosas que antes no eran tan comunes, pero me arriesgo a decir que esta segunda temporada de Arcane tiene una animación que sorprende a cualquiera por lo original y lo acertada que son sus técnicas en cada momento de la serie.
Audiovisualmente, es un combo demoledor. La banda de sonido -que sigue casi igual a la temporada anterior- es muy acertada para el estilo animado de la serie. El cast de voces, con Ella Purnell como Jinx y Hailee Steinfeld como Vi a la cabeza, es sensacional y da la sensación todo el tiempo de que estamos viendo a actores y actrices en vez de personajes animados. No tengo dudas de que pasarán los años y Arcane, en su totalidad, termine como termine la temporada, será recordada como una de las mejores producciones animadas que se han creado.
La tecnología Hex, para hablar de uno de los puntos centrales de este primer acto, que plantea Arcane desde su primera temporada me parece sumamente innovadora para el ecosistema colapsado de cultura pop que tenemos en la actualidad. Es un metamensaje constante sobre los riesgos de utilizar la tecnología, del medioambiente. Es una analogía perfecta del debate entre la ciencia y la religión metidos en un elemento de ficción. Me encanta que todo se haya vuelto tan profundo que podrían hacerse diversas lecturas al respecto, y no tengo dudas de que será parte crucial del desenlace de esta serie.
Estoy seguro que los fanáticos de League of Legends estarán contentos porque referencias sobran, no solo de lo que ya conocíamos. Es cierto que, en la comparación y por ser una estructura mucho más clásica, se siente mucho más dinámico el primer acto de la temporada anterior pero también en contraposición es un escenario completamente diferente donde el inicio de esta temporada refiere a las consecuencias de un cliffhanger tan grande como el que tuvo la temporada anterior.
Este primer acto es sólido y nos deja con unas bases muy fuertes a desarrollar en el capítulo siguiente, así que solo queda aguantar las ansias hasta el sábado que viene para poder ver el anteúltimo acto de esta serie y entender hacia dónde va Arcane con su futuro. La expectativa es muy alta y este estudio siempre ha pagado con alta calidad, así que nos leeremos en siete días para saber cómo sigue esta historia en el universo de League of Legends.