Este año está representando un gran desafío para todo el ecosistema de Microsoft en base a la gran cantidad de adquisiciones de estudios que tuvo en los últimos años. Uno de ellos fue Bethesda que, justamente, le ha dado algunos de sus títulos más relevantes como Starfield o Hi-Fi Rush. En ese contexto es que Indiana Jones y el Gran Círculo (Indiana Jones and the Great Circle) va a cerrar este año de grandes exponentes, un título desarrollado por MachineGames Studios, quien supo desarrollar los últimos grandes títulos de la franquicia Wolfenstein.
Es por eso que las expectativas por este videojuego eran absolutas y desde Malditos Nerds tuvimos la oportunidad de viajar a San Francisco. En este lugar, Bethesda nos recibió para brindarnos una entrevista con Jens Andersson (director de diseño del videojuego) que pueden encontrar en esta otra nota, y también nos permitieron disfrutar de unas aproximadas dos horas de gameplay de Indiana Jones y el Gran Círculo. Estas son nuestras primeras impresiones del juego.
En la demostración del juego se nos presentaron tres etapas diferentes de la experiencia, una más cerca del inicio del juego y más representativa de lo que puede ser la historia y las cinemáticas; una segunda sección donde nos mostraron las mecánicas de sigilo, y un último tramo ya mucho más avanzado en el juego que priorizó ante todo demostrar cómo funcionaban las zonas más abiertas y la exploración desde los ojos de Indiana Jones.
Lo primero que puedo decir de Indiana Jones y el Gran Círculo es que realmente es una experiencia muy abarcativa y completa. Tiene muchas mecánicas para desglosar pero todo en base a una interfaz muy clara y concisa que, de una manera muy accesible, le da la mano al jugador para que pueda disfrutar de este exponente como más le guste. En ese sentido, y como un gran punto a favor, en las dos horas que pude disfrutar del juego, sentí una libertad que pocos títulos en primera persona ofrecen.
Este videojuego es canon dentro de las películas y una de las sensaciones más fuertes que me dejó es que la reinterpretación de lo que significa estar en este universo es impecable. Se ve como una película de los ‘80 (en el buen sentido) y rápidamente entramos en el código de este personaje, magistralmente interpretado por Troy Baker con toda la esencia del gran Harrison Ford.
Cada cinemática nos recuerda a la película y naturalmente se siente una continuación de Raiders of the Lost Ark (Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, 1981), ya que esto se encuentra situado tan solo un año después de esos acontecimientos. En poco tiempo de juego encontré varias referencias que cualquier persona que haya visto la saga va a identificar y entender fácilmente.
A su vez, hay un todo un reparto coral de nuevos personajes que se sienten muy orgánicos dentro de las aventuras del Doctor Jones y nos van a introducir en una historia atrapante. En los tres fragmentos que jugué, me encontré en tres locaciones y biomas diferentes que ofrecieron espectáculos distintos a nivel visual. En los papeles, el título promete tener una gran variedad. Si bien me gustaría contarles la trama central de Indiana Jones y el Gran Círculo, en lo que pude jugar no queda del todo clara ya que estaba fragmentada y de una manera muy precisa para no generar spoilers. Sin embargo, puedo decir que nos vamos a encontrar en un terreno conocido: Indy tiene que viajar por todo el mundo para encontrar un objeto antes que los malos.
En el segundo fragmento jugable, ya adentrados en la narrativa, nos daban una misión clara: infiltrarnos en el Vaticano y robar ciertos objetos. ¿La complicación? La enorme cantidad de guardias y seguridad con la que nos vamos a encontrar. Ahí es cuando entra uno de los grandes focos de la jugabilidad: el sigilo. Si bien la propuesta te da libertad para jugar como quieras, todo te invita a hacer roleplay con el personaje que estás usando y hacer lo que él haría: entrar sin llamar la atención. Si bien no inventa la rueda, es un sigilo bien pulido que por momentos nos deja en primera persona, pero en ciertas situaciones, especialmente con el látigo, mueve su cámara y se posiciona en tercera persona. Por momentos, incluso, en la forma de interactuar con los personajes e intentar confundirlos para después ir eliminándolos de a poco, se me hace una jugabilidad similar a The Last of Us. Pero las cosas no siempre salen bien y ahí es cuando el sigilo se convierte en pelea.
El combate es cuerpo a cuerpo y, por supuesto, en primera persona. Podemos agarrar un montón de objetos aleatorios del entorno como botellas o martillos para dañar rápidamente al rival, y está muy bien lograda la sensación de pelear cómo Indiana Jones con los puños. Mientras con un gatillo nos defendemos y podemos hacer parry para dañar, con el otro entregamos puñetazos y nos exponemos a que puedan dañarnos. El combate es tosco, pero no en el mal sentido sino que está bien adaptado de lo grotesco que es el personaje al pelear en las películas. También llevamos una pistola que tiene pocas balas, lo que en estas pocas horas de jugabilidad me dio una sensación medio Resident Evil, por la estrategia de sólo usarla en situaciones especiales. En momentos específicos, pude robarle a algunos enemigos sus escopetas o ametralladoras haciendo que el gameplay pueda ser más frenético en zonas con varios rivales al mismo tiempo.
Siguiendo por esta línea de “sentirse Indiana Jones”, los diseñadores hicieron un gran trabajo y hay decenas de mecánicas para ir por ese lado. El látigo está presente todo el tiempo, tanto en la exploración (es necesario para balancearse o para llegar a lugares altos) cómo en el combate, donde podemos sacarle algunas armas a los rivales o incluso golpearlos para facilitar el combate. También hay una suerte de habilidades coleccionables, una de ellas llamada Lucky Hat por ejemplo, donde al morir nos dan una segunda chance de regresar si encontramos nuestro clásico sombrero en el piso e Indiana se lo coloca al grito de “puedo hacer esto todo el día”. Mágico.
Después de ese aluvión de sigilo y espionaje, el tercer fragmento jugable me llevó a un desierto donde la propuesta cambiaba radicalmente y pasaba a ser un “símil” mundo abierto. Parecido, salvando las distancias, a experiencias como Pokémon Legends: Arceus o Starfield, por ejemplo, donde después de acceder desde un menú nos encontramos con una gran zona abierta sin que el juego sea específicamente abierto en su totalidad. El objetivo era encontrar cuatro piedras y podíamos ir a buscarlas en el orden que quisiéramos, cada una con su propia dificultad y su propio desafío para ser obtenidas.
Si bien creo que a este estilo de juegos de aventura le sienta muy bien la experiencia más abierta y con elementos de exploración, de los tres fragmentos es el que más dudas me dejó. En primer lugar porque la interfaz no resulta muy clara cuando no tenemos un objetivo concreto y directo, aunque eso es algo que podría cambiar ya que en todo momento se especificó que la versión jugable no era la final.
Lo que no es una cuestión de modificaciones es el uso de la primera persona y, si bien creo que es un acierto haber ido por esa cámara para un género que está sobreexplotado con grandes referentes en tercera persona, en las partes más abiertas no me terminó resultando tan satisfactoria como en las otras dos secciones previas, sobre todo porque el exceso de combate y la necesidad de resolver rápido algunas cuestiones a nivel exploración no terminan de ser del todo cómodas cuando estamos en este punto de vista.
Hay decenas de mecánicas más que se presentaron levemente en estas horas de juego y que seguramente serán complejas: árbol de habilidades para mejorar la exploración y el combate, un método de viaje rápido, y un gran etc. En esta demostración no se podía profundizar en muchas de ellas, pero me quedó la sensación de que un elemento que no falta en Indiana Jones y el Gran Círculo es la ambición y el trabajo por parte de los desarrolladores que prepararon una experiencia que solo se puede clasificar como enorme.
Mis primeras percepciones son mucho más positivas que otra cosa y cómo fanático de esta saga me encontré con un eslabón que se mete de manera orgánica directamente en el mismo universo, con un montón de elementos frescos pero manteniendo la esencia que hizo grande a las primeras películas. Dos horas de juego (y teniendo en cuenta que estuvieron divididas en tres secciones diferentes e inconexas) no son representativas para esta historia que seguro durará diez veces más que eso, pero me quedo con grandes sensaciones a la espera del lanzamiento.
El 9 de diciembre podremos disfrutar finalmente Indiana Jones y el Gran Círculo tanto en Xbox Series como en PC, mientras que los usuarios de PlayStation 5 deberán esperar hasta el año que viene para poder jugarlo. Si bien ya tenía expectativa antes de probarlo, este tiempo de juego solo me dio la confirmación que necesitaba para estar realmente ansioso de vivir una nueva aventura con Indiana Jones.