El universo imaginado en la pantalla grande por Matt Reeves cobra vida ahora en la televisión, haciendo honor al nivel de producción, guión y actuaciones que se ganaron todos los elogios de la crítica y el público con The Batman (2022). Ciudad Gótica quedó devastada tras los bombardeos perpetrados por el Acertijo (The Riddler, interpretado en la película por Paul Dano), quien ahora se encuentra tras las rejas, pero dejó una legión de seguidores enceguecidos.
A través de un prólogo que recapitula las secuelas de la tragedia, mediante escenas de una grandilocuencia cinematográfica y típicos recursos narrativos como noticieros y titulares de periódicos, la serie nos ubica rápidamente en el contexto que da pie a esta historia. La ciudad se encuentra -literal y figuradamente- hundida en la miseria, muchas zonas carenciadas desaparecieron por completo y los sectores más privilegiados apenas fueron afectados por la tragedia.
Sabemos también que Carmine Falcone, el jefe de la mafia italiana y capo del crimen organizado (interpretado por John Turturro en el cine y por Mark Strong en esta versión), fue asesinado recientemente. Dejando un vacío de poder que los medios esperan que llene su hijo mayor, Alberto Falcone (Michael Zegen). Mientras tanto, especulan con el paradero del héroe encapotado, a quien hasta hace poco se conocía como “la Venganza” y ahora se nombra como “el Justiciero”. Buen detalle, si tenemos en cuenta el orden de las cosas al final de la película.
Desde lo alto de su club, Oswald Cobb (más conocido como Cobblepot en los cómics y simplemente como Oz en esta serie) observa toda la escena en silencio. Una semana pasó desde aquel final, que es solo un nuevo comienzo para su historia. Irreconocible en su maquillaje protésico, el talentoso irlandés Colin Farrell interpreta a este personaje enorme, imponente a pesar de sus limitaciones, carismático a pesar de sus crímenes y con una determinación que justifica su propia serie. ¿Su poder? La capacidad para reinventarse y para convencer a todos, incluso a sí mismo.
La primera secuencia de Oz en la oficina del club que pertenecía a Carmine Falcone nos da toda la información que necesitamos para entender al protagonista de este drama criminal: El Pingüino es un tipo criado con los códigos de la calle, que tiene ambición pero no demasiada como para llamar la atención de sus enemigos, y sabe cuándo volverse pequeño e insignificante para no representar una amenaza ante los poderosos. Sin embargo, el resentimiento lo carcome y lo único que anhela -en el fondo- es tener poder y ser querido.
Todo esto queda claro con un monólogo impecable de Colin Farrell dirigido al personaje de Alberto Falcone, el heredero de su padre que va a reclamar el contenido de su caja fuerte, cuando se encuentra con Oz. “El Pingüino” es un hábil jugador y utiliza la adicción del joven Falcone en su contra, pero este lo conoce de toda la vida y puede ver a través de sus intenciones. La interacción entre ambos es el disparador perfecto para esta historia de crímenes y traiciones, que juega constantemente con nuestras expectativas y lo que creemos saber como audiencia.
Pero la verdadera antagonista de la serie es Sofia Falcone, la hija menor del capo mafia, recientemente liberada de Arkham tras su condena por el asesinato en serie de varias mujeres. Conocida como “The Hangman” por la prensa, Sofia es interpretada por la magnética Cristin Milioti, una actriz que ya ha demostrado tener química con absolutamente todos sus parteners en pantalla. La dinámica con Oz -y con el resto de su familia- será una constante lucha de voluntades, llevando a los personajes a límites inesperados.
Esa es otra de las grandes fortalezas de la serie. A pesar de tratarse de un clásico drama de mafiosos, estructurado desde la perspectiva del antihéroe -que poco a poco se va convirtiendo ante nuestros ojos en el villano que siempre conocimos-, es totalmente impredecible. Ni siquiera el espectador más entrenado puede adivinar los giros de la trama, que desafían constantemente las expectativas y responden quizás al origen comiquero de los personajes, siempre apostando por los sentimientos y decisiones más extremas y poco convencionales.
Esta lucha de voluntades entre protagonistas es llevada a un nuevo nivel en el segundo episodio, una historia de intrigas y traiciones palaciegas en clave mafiosa, tan bien construida que en ningún momento deja ver sus hilos. En medio de esta guerra de poder, aparecen los personajes secundarios que brindarán su balance a cada lado de estas fuerzas opuestas y sufrirán sus consecuencias, brindando interesantes matices en la historia.
Hay algunos que están estructurados como sorpresas y, por lo tanto, no revelaremos en esta reseña. Vale la pena descubrirlos al ver estos primeros episodios y hacerse una idea del papel que jugarán en la vida de cada uno de los personajes. Ya habrá tiempo de hablar sobre ellos en próximas reseñas. Pero quien merece una mención aparte en esta introducción al capítulo del Pingüino es el joven Victor Aguilar (Rhenzy Feliz), quien interpreta su primer gran papel en una producción de esta escala, y lo hace muy a la altura de las circunstancias.
Vic será el cómplice involuntario del Pingüino y secuaz en sus fechorías, alentado por el discurso de clase de Oswald -y por su falta de opciones. Es particularmente interesante ver a este villano conmovido por la tartamudez y el origen humilde de Vic, sintiendo que tienen mucho más en común de lo que realmente tienen. Esta dinámica paternalista lo lleva a confiar en él rápidamente y convertirlo en su aprendiz, contra las intenciones más honradas de un adolecente que no tiene dónde caerse muerto -y la ironía de una ciudad que se le burla en la cara.
En los siguientes episodios, podremos ver más sobre el origen de Vic y qué lo mueve, cómo lo afectaron los hechos de la película y qué es lo que busca en la compañía de Oswald. La temporada se toma su tiempo para explorar a cada uno de sus personajes principales y no solo el protagonista, logrando que empaticemos con todos y podemos entender qué guía a cada uno en esa ciudad sin esperanza que es Gótica. Y también pone de manifiesto las evidentes deficiencias de un héroe que no aparece por ningún lado y no puede hacer nada contra la naturaleza de su hogar.
The Penguin fue renovada inmediatamente antes de su estreno, cuando salieron las primeras críticas internacionales alabando sus cualidades. La idea es que oficie además como una especie de puente entre The Batman y su secuela, que llegará en 2026 también dirigida por Matt Reeves y estará ambientada una semana después del final de esta. Mientras, la serie mantiene un estilo y un tono muy coherentes con aquella, pero adaptados al personaje protagonista y a un presupuesto televisivo muy por encima de la media, a la altura de las mejores producciones de HBO. Sin dudas, un gran comienzo para este nuevo universo cinematográfico.