Dentro del repertorio de juegos en la historia de Square Enix, la saga Mana siempre fue “la distinta”. Cuando el RPG por turnos reinaba, esta se animó a la acción, y a pesar de dar4 sus primeros pasos como el hijo de Final Fantasy, hoy logra tener su podio entre los grandes de una empresa que representa al JRPG.
Esto, lamentablemente, no hace que Visions of Mana sobresalga en un año que está lleno de propuestas RPG. Algunos errores muy comunes en el género, y unas decisiones polémicas de diseño de narrativa y diálogos, dejan un poco más atrás de lo que debería al mejor sistema de combate de la saga, y a un juego que se ve y se escucha muy, muy bien.
Visions of Mana es un juego lleno de muy buenas ideas, con una ejecución que deja un poco que desear. Una historia conceptualmente atrapante al comienzo, que no cae en los típicos tropos del género, pero que hacia el final sufre un exceso de ellos. También, un combate adictivo, simple y con muchísima customización que es difícil de disfrutar en su dificultad estándar, dado que el desafío en este caso, es mínimo.
Visions of Mana toma lo mejor de sus 33 años de historia, con viejos conocidos y algunas sorpresas en el apartado narrativo. Una historia que como buen Final Fantasy (recordemos que es un spin-off), empieza a fuego lento, nos cuenta todo lo que tenemos que saber del mundo, y casi para la mitad del juego, toma vuelo.
En este mundo, las distintas razas que lo habitan sacrifican cada 4 años a 7 Almas Elementales, elegidos por las Hadas. Esto es necesario, ya que sin ese sacrificio, el Árbol del Mana se quedará sin energía y no podría proteger cada región del planeta.
Como jugadores, vamos a encarnar a Val, el Guerrero Protector designado para proteger a estos Alms de las amenazas de un mundo desbalanceado, en su peregrinación al destino final: El Árbol del Mana. Acá, el título comienza a introducir un concepto interesantísimo que se va diluyendo a medida pasan las horas.
La vida, la muerte, el sacrificio, lo que entregamos por la paz y prosperidad, y las mismas preguntas de cualquier ser viviente sobre qué significa estar vivo, se cruzan con la idea de que se puede construir un mundo más justo. En un intento de revalorizar esta trama en su segunda mitad, Visions of Mana decae y estira el juego con elementos narrativos cliché y una seguidilla de jefes innecesarios que poco aporta, y lo alejan de la dirección narrativa que tanto me había atrapado.
La denominación de un villano común no termina de encajar con el objetivo del grupo, que desde un principio quiere cuestionar si lo que están haciendo es lo correcto. Cuando esto se ve afectado, y dejado de lado, por un mal mayor, el juego pierde su enfoque. Así y todo, esta segunda parte se asimila más a lo que vemos en una historia RPG como Xenoblade Chronicles, y termina resolviéndose en su justa medida.
Ahora, en todo este proceso, el juego se equivoca en algo crucial, que afectó la experiencia y mi relación con su increíble cast de personajes, parte fundamental de cualquier RPG. La decisión de dejar las conversaciones casuales a merced de una 3D de baja calidad, y animaciones de diálogos con muchos errores de posicionamiento e instanciamiento, me terminaron alejando completamente de su primer arco narrativo.
¿Por qué solo del primero? Por qué la calidad de estas animaciones aumenta cuando la historia tiene mucho más para contar. Pero en su primera mitad, donde las conversaciones casuales sobran, o en sus misiones secundarias, la falta de calidad en este apartado hicieron que me aleje de su propuesta narrativa inicial.
Pero no todo es malo, ya que a pesar de no poder resolver sus conversaciones casuales, o dar muchos giros innecesarios, Visions of Mana tiene un combate simple y espectacular, que sabe aprovechar todas las bondades del RPG de acción.
A cualquier fan de los juegos de Rol le gusta la customización, y el sistema de clases de dentro del juego nos da la pizca justa de variedad y mezcla de habilidades elementales que se traducen automáticamente a cada combate. ¿Cómo? Jugando con un sistema de debilidades elementales que, acompañados de pasivas en cada “clase” del juego, nos permiten crear el arsenal perfecto.
Ahora si, lo mejor que hace Visions of Mana acá, es no quitarle protagonismo a la misión de cada personaje en combate. Las clases variarán nuestro armamento, pero un set de 3 armas distintas se reparten para cada personaje. Las clases variarán los looks, la ropa, las habilidades activas y pasivas, pero respetarán la idea inicial de cada personaje. Si un personaje está enfocado en hacer daño físico, o soportar daño, como Val, cada una de sus clases respetará esto y lo explorará de distintas formas.
Los recipientes elementales -o Vessels- que la historia nos va dejando, servirán para abrir una nueva posibilidad de clase para cada personaje, con distintos nombres, armas, poderes especiales, etc. Por suerte el balance de estos “roles” está muy bien implementado, y aunque el juego es fácil en su génesis, existe un personaje pensado para curar, y más personajes pensados para el cuerpo a cuerpo, la magia, o las invocaciones.
Otro elemento imposible de dejar de lado son las peleas contra los jefes, y en Visions of Mana vemos lo mejor de los años de diseño de Square Enix. Desde éxitos comerciales MMO como Final Fantasy XIV, hasta fracasos rotundos como Babylons Fall, el diseño de jefes con mecánicas únicas y la necesidad de una movilidad constante, siempre serán un acierto enorme en mis libros. Visions of Mana no se queda atrás, y nos regala algunas de las peleas más frenéticas que jugué este año, fiel a su estilo más caricaturesco, humilde y simplón.
Mi única crítica en este caso, sería el balance de ciertos jefes importantes de la historia, que poca dificultad presentaron frente a algunos secundarios que fueron un desafío sin precedentes. Esto no me llevó a la necesidad de mejorar a mis personajes (farming), pero sí que requirieron un cambio completo en mi estrategia.
En su simpleza, Visions of Mana encuentra un balance muy particular entre los cambios de jugabilidad de cada clase y su progresión. Con semillas de habilidad, y una grilla de habilidades con puntos para gastar, de manera muy simple se nos presenta una infinidad de opciones para jugar como más nos guste. Claro está, hay algunas configuraciones que hacen de este juego algo más fácil, pero no vamos a entrar en spoilers.
Con algunas mecánicas más que vale la pena descubrir, en los mundos semi-abiertos del juego se combate muy bien, ¿pero qué pasa con su exploración? Al principio, fue otro elemento que me costó digerir, debido a que sentí que me enfrentaba a un mundo grande que solo me obligaría a correr por largos minutos de una punta a la otra.
Por suerte, las cosas mejoran con el tiempo cuando aparecen las monturas, y los primeros desafíos de mapa. Mezclando la movilidad que vemos y sentimos en juegos como Genshin Impact, con los secretos que un mundo semi-abierto como Xenoblade o Zelda: Breath of the Wild también nos pueden brindar, Visions of Mana crea mapas interesantes para recorrer, que le dan al jugador varias opciones adicionales para pasar sus cortas 30 horas de duración.
Y por último, pero no menos importante, está el apartado sonoro. El soundtrack, como buen RPG, no solo acompaña sus maravillosos paisajes, si no que hace que muchas veces esas cinemáticas que les mencionaba antes, sean mucho más amenas.
El trabajo de la banda sonora en los juegos “Mana” siempre estuvo al nivel, y al estilo, de los Final Fantasy originales. Con tonos medievales, de fantasía y la justa medida de epicidad, cada canción de mapa y combate en Visions of Mana se disfruta como en cualquier otra propuesta de Rol. Imposible fallar por este lado, Square Enix.
En conclusión, Visions of Mana pudo haber sido mucho más, pero lo que es, no está para nada mal. La mejor forma de definir a este RPG de acción, es diciendo que es para cualquiera. Sus dificultades más bajas, o medias, no presentan ningún desafío para los veteranos del juego, quienes van a querer jugarlo en una dificultad mayor. Por otro lado, su simpleza da lugar a poder jugar lo más humilde que nuestra capacidad permita, o lo más complejo que nuestros cerebros expertos en JRPG quieran inventar.
Es difícil ponerle una nota numérica a una experiencia que me hizo pasar por tantas sensaciones al jugarlo, pero que por suerte dejó un sabor dulce en mi boca. Con tanto tanque en 2024, la recomendación de Visions of Mana estará siempre más arraigada a esos momentos donde necesitamos desconectar un poco, y tener ese hermoso momento del “comienzo de una nueva aventura”, sin pedirle más de lo que quiere ser, y aceptando sus errores.